flaticon.comEl recientemente creado Centro Paulista de Investigación en Bioenergía (SPBioenRC, por sus siglas en inglés), con sede en las tres universidades estaduales paulistas, anunció el arribo de 17 investigadores que fueron contratados para expandir la producción de conocimiento en esa área en el Brasil y colaborar en la capacitación de recursos humanos. Este centro es el resultado de una cuota de inversiones y responsabilidades de tres actores, la gobernación del estado, las universidades y la FAPESP. Las tres universidades se ocuparon del contrato de los científicos para trabajar en los laboratorios del centro: hasta ahora, fueron admitidos siete investigadores en la Universidad de São Paulo (USP), ocho en la de Campinas (Unicamp) y dos en la Estadual Paulista (Unesp). En tanto, el gobierno del estado les giró recursos a las tres universidades, que se están utilizando para la construcción de laboratorios, reformas y adquisición de equipamientos vinculados al centro. La FAPESP asumió el compromiso de ocuparse de la selección y la financiación de los proyectos en bioenergía ligados al centro (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 168).
Según Glaucia Mendes Souza, del Instituto de Química (IQ) de la USP y miembro de la coordinación del Programa FAPESP de Investigación en Bioenergía (Bioen), la llegada de los nuevos referentes del SPBioenRC incorporará temas y proyectos que no estaban teniendo mucho tratamiento dentro del programa. “El centro inserta jóvenes investigadores en una red de colaboración madura. El SPBioenRC surge en un contexto en el cual las tecnologías y metodologías importantes vienen siendo desarrolladas en varias iniciativas de investigadores del Bioen. Los nuevos investigadores saldrán favorecidos con ello. Ahora les cabe a ellos la formación de buenos grupos de investigación y la generación de novedades”, resalta Mendes Souza, quien participó en la organización de un workshop que se realizó el 4 de agosto en la sede de la FAPESP, donde se presentaron los proyectos de algunos de los nuevos profesionales. En el cierre del workshop, Luís Cortez, docente de la Facultad de Ingeniería Agrícola (Feagri) de la Unicamp y coordinador adjunto de programas especiales de la FAPESP, subrayó que el SPBioenRC contará pronto con un consejo consultivo internacional, del cual formarán parte miembros del Bioen. “En uno o dos años, el centro funcionará a pleno”, estima.
El diseño del SPBioenRC se comenzó a discutir en 2009 como respuesta al desafío de ampliar la capacidad de la comunidad científica para la resolución de grandes problemas en bioenergía. En ese entonces, en un mapeo de los investigadores trabajando en las tres universidades del estado São Paulo fueron identificados 456 docentes y profesionales. Se los consultó al respecto de los problemas que afrontaban para garantizar la competitividad de la investigación y de la industria brasileña en ese campo.
Un tema que convocaba a una cantidad limitado de investigadores era el de las biorrefinerías, que apunta al desarrollo de insumos químicos y polímeros ecológicos, promoviendo la sustitución del petróleo como materia prima. Uno de los investigadores contratados por el centro, el portugués Pedro Vidinha, se aboca a ese desafío en el IQ-USP. Una de las metas de su proyecto consiste en aumentar el rendimiento del dióxido de carbono como materia prima en la industria química para la producción de metanol, un alcohol con varias aplicaciones que también se emplea en la producción de biodiesel. En la Facultad de Ingeniería de Alimentos de la Unicamp, Marcus Soares Forte trabaja con una técnica de pretratamiento del bagazo de la caña de azúcar con líquidos iónicos, que están considerados como solventes verdes. Más allá de la búsqueda de una mayor eficiencia en la producción de etanol de celulosa, la investigación impulsa la implantación de biorrefinerías, ya que los líquidos iónicos pueden tornar solubles a los componentes del bagazo de la caña en forma selectiva.
Un área que es importante para ampliar la productividad de la caña es la de los estudios en el área de la genómica estructural y funcional. La bióloga Tatiane da Franca Silva, de la Escuela de Ingeniería de Lorena, en la USP, desarrolla un proyecto para la identificación y caracterización de genes de la caña involucrados en la organización de las microfibrilas (fibras pequeñas y delgadas) de celulosa, que presentan un gran potencial de aplicación biotecnológico en el área de la bioenergía. El objetivo consiste en lograr un incremento en la eficiencia del proceso de sacarificación, que es la ruptura de los azúcares existentes en las fibras por medio de las enzimas. Otro de los recientemente contratados, el experto en bioinformática Gabriel Rodrigues Alves Margarido, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq-USP), se empeña en el desarrollo de algoritmos para dilucidar la estructura y el funcionamiento de genomas complejos como el de la caña de azúcar.
Plantación directa
La investigación en sostenibilidad es otro de los puntos de interés del SPBioenRC, con énfasis en temas tales como la utilización de técnicas de plantación directa de la caña de azúcar para reducir la compactación del suelo causada por la cosecha mecanizada. En el Instituto de Física Gleb Wataghin, de la Unicamp, Antonio Riul Jr. pretende desarrollar dispositivos capaces de analizar las características del suelo y orientar el uso de abonos y pesticidas agrícolas, con el objetivo de reducir los impactos ambientales e incrementar la productividad en cultivos como el de la caña de azúcar. En tanto, Lucas Rios do Amaral, de la Facultad de Ingeniería Agrícola (Feagri) de la misma universidad, estudia la aplicación de conceptos de la agricultura de precisión y del geoprocesamiento para perfeccionar el uso de insumos, identificar problemas en el cultivo y encauzar tratamientos localizados, también con foco en la caña de azúcar, en la búsqueda de un aumento de su productividad y de la rentabilidad de la explotación agrícola.
La Unesp contrató investigadores que están trabajando en el Laboratorio Central del Instituto de Investigación en Bioenergía (IPBen) en Rio Claro, que se inauguró en diciembre de 2014. Una de los nuevos integrantes es Sandra Maitinguer, investigadora del Centro Multidisciplinario de Investigación en Combustibles, Biocombustibles, Petróleo y Derivados (Cempeqc), vinculado al Instituto de Química, en Araraquara. Maitinguer investiga la factibilidad del uso de efluentes de la industria del jugo de naranja para la producción de hidrógeno. “En las aguas residuales de las industrias citrícolas hay glucosa y otras fuentes de carbono, tales como fructosa y ácidos orgánicos, necesarios para la producción del hidrógeno”, explicó.
Asociado a la creación del SPBioenRC, se desarrolló el Programa Integrado de Doctorado en Bioenergía, que ofrecen en conjunto las tres universidades. El posgrado fue reconocido por la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) en 2013 e inició sus actividades durante el primer semestre de 2014. En el primer proceso selectivo, 46 estudiantes se inscribieron en el programa, entre ellos, nueve extranjeros. En 2015, se inscribieron 28 estudiantes, de los cuales cinco son del exterior. En total, desde el año pasado se matricularon 40 alumnos. La carrera ofrece materias en temas tales como producción de biomasa, procesos de fabricación de biocombustibles, biorrefinerías, motores y sostenibilidad socioeconómica y ambiental. “Pretendemos estimular la capacitación de recursos humanos de excelencia internacional en el área de la bioenergía para hacer docencia e investigación, atendiendo a los sectores público y privado”, dice Carlos Alberto Labate, investigador de la Esalq y miembro de la coordinación del programa de doctorado en bioenergía.
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