Merced a las actividades digestivas poco usuales de una bacteria, la Ralstonia eutropha, el investigador Alexander Steinbüchel, de la Universidad de Münster, Alemania, logró crear un biopolímero que será utilizado en implantes e instrumentos quirúrgicos invasivos. Conocida por su capacidad para digerir zinc y plomo, la bacteria fue alimentada por el científico alemán con ácido carbónico y, como resultado de tal dieta, produjo un poliéster rico en azufre. Como ese elemento químico tiene propiedades antibacterianas, Steinbüchel cree que el plástico podrá servir para diversas aplicaciones médicas en los próximos años. Catéteres y sondas fabricados con el biopolímero podrían provocar menos rechazo en el organismo humano, por ejemplo. El estudio sobre esa propiedad de la Ralstonia fue publicado en la edición de febrero de la revista Microbiology.
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