Suena un tanto extraña la afirmación de que “los bebés humanos, en condiciones ideales, nacen casi siempre del mismo tamaño”. Inmediatamente, esa frase hace que mi atención se desplace a ritmo vertiginoso de los altos suecos a los japoneses, de los grandes jugadores de básquet estadounidenses a los italianos del sur, de los corredores keniatas a los indios peruanos, y dudo de su veracidad. Admito en adelante que va al encuentro de impresiones que brotaron a la sombra de ese llamado sentido común que, con cierta frecuencia, respondería mejor al nombre de prejuicio. Todos los bebés, según plantea el reportaje estampado en la portada de esta edición, elaborado por nuestro editor de ciencia, Ricardo Zorzetto, vienen al mundo con aproximadamente 50 centímetros de longitud, un tamaño que “puede variar dos o tres centímetros más o menos y parece representar el crecimiento óptimo alcanzado por la especie humana en los días actuales”.
Esa afirmación tan concluyente se basa empíricamente en el trabajo de tres centenas de médicos e investigadores ligados a 27 instituciones –entre ellas la Universidad Federal de Pelotas, en Rio Grande do Sul– que, entre mayo de 2009 y agosto de 2013, pesaron y midieron a 20.486 recién nacidos sanos durante sus primeras horas de vida en ocho países, Brasil inclusive. Con los resultados de esa tarea coordinada por el obstetra argentino José Villar, docente de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, ese inmenso equipo logró postular en septiembre último una especie de regla universal para los casi 140 millones de niños que nacen anualmente en el mundo. Y dio lugar de ese modo a una preocupación que manifestara 20 años antes la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consideraba necesaria la creación de una nueva herramienta de evaluación del crecimiento infantil para analizar la salud y el riesgo de enfermedad y muerte de los bebés durante los primeros años de vida en cualquier latitud o longitud del planeta. Este trabajo en sus pormenores y probables despliegues es lo que se relata a partir de la página 18.
* * *
En lugar del zigzag por entre páginas y distintas secciones, en el cual encuentro en ocasiones un gran placer, en esta carta adecuaré rigurosamente la secuencia de mis comentarios al orden de las páginas de la revista. No se trata de un cartesianismo fuera de propósito ni de una renuncia al placer de la prosa, sino de obedecer a la intención de darle un mayor relieve a la entrevista ping-pong de esta edición, elaborada por Marcos Pivetta y Neldson Marcolin, editor especial y editor en jefe de Pesquisa FAPESP, respectivamente. El notable y bienhumorado personaje que la entrevista pone ante los lectores, a partir de la página 26, es el fisiólogo brasileño Thomas Maack, de 79 años, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Cornell, en Estados Unidos, quien debió dejar Brasil en los años 1960 como consecuencia de las persecuciones de la dictadura instaurada por el golpe militar de 1964. Cabe acotar que Maack, nacido en Insterburg, Alemania, había llegado a Brasil siendo todavía un bebé, en 1936, en brazos de sus padres que huían del horror y el terror que Hitler diseminaría por toda Europa. El capítulo de la violencia política brasileña lo lanzaría, al cabo de meses de prisión, de Medicina de la USP a la Universidad del Estado de Nueva York, en Siracusa, y luego a Cornell, institución a la sigue vinculado, hoy en día menos dedicado a la investigación científica y mucho más a aportar al perfeccionamiento de los currículos de las facultades de medicina de todo el mundo.
Querría destacar también en el ámbito de la salud y de la medicina el reportaje elaborado por la editora Maria Guimarães al respecto de un estudio que presenta nuevas evidencias de que los portadores de asma y otras enfermedades respiratorias, causantes de inflamación y rigidez de los pulmones, sólo tienen por ganar al hacer ejercicios aeróbicos (página 44). En tecnología, el destacado obligatorio es el reportaje elaborado por el editor de tecnología, Marcos de Oliveira, junto a nuestro colaborador Evanildo da Silveira, sobre el nuevo avión militar desarrollado por la empresa Embraer junto a Fuerza Aérea Brasileña y otros socios de Brasil y del exterior (página 62). En humanidades, recomiendo prestarle atención al artículo de Marcos Pivetta, que aborda un estudio revelador sobre la evolución del origen geográfico y del perfil ocupacional, etario e ideológico de todos los diputados federales elegidos entre 1945 y 2010 (página 76). Por último, hago una breve referencia a la página 90, en la sección de arte, en la cual Lauro Lisboa Garcia informa y comenta el primer CD con composiciones propias lanzado por el respetado maestro y profesor Olivier Toni a los 88 años. Gracias a éste, el compás pudo juntarse a la regla en el título de esta carta, y hace surgir entonces también e ineludiblemente al Gilberto Gil de “Aquele abraço”.
¡Buena lectura!
Republicar