Aunque indirectamente, la versión electrónica de la obra de referencia sobre las plantas de Brasil, presentada oficialmente este 8 de marzo, nació porque a uno de los emperadores de Austria, Francisco I, le gustaba la botánica y, en especial, las florestas tropicales. Los bosques de ese lado del Atlántico siempre fascinaron a los europeos, con sus árboles gruesos, finos, altos y bajos mezclados entre si, con los gajos entrelazándose – eran exagerados, misteriosos y variados, tan diferentes de los bosques relativamente uniformes y bien comportados que estaban acostumbrados a ver.
En 1817, Francisco I concilió su interés por las plantas con la posibilidad de ampliar la influencia política de su reino. Para acompañar a su hija de 20 años – la archiduquesa Maria Leopoldina, que hablaba con fluencia seis lenguas e igualmente apreciaba las ciencias naturales – que sería enviada a Brasil para casarse con el futuro emperador Pedro I, el monarca austriaco reunió a los representantes de la elite científica europea. Formaban la Misión Austriaca, creada con el propósito de estudiar las plantas y los animales de las florestas tropicales, símbolos del paraíso perdido.
La hija del emperador, que tendría un papel importante en la independencia de Brasil, llegó a Río en noviembre de 1817. Se casó y tuvo siete hijos antes de morir como consecuencia de un parto en 1826, a los 29 años. En julio de 1817 había llegado una parte de la Misión Austriaca, que inmediatamente se puso en el campo. Durante tres años el botánico Carl Friedrich Philipp von Martius y los zoólogos Johann Baptiste von Spix y Johann Natterer, acompañados por diseñadores y asistentes, recorrieron 10 mil kilómetros del Bosque Atlántico, Cerrado, Caatinga y Floresta Amazónica, atentos a todo lo que encontraban diferente. Años después, a partir de las muestras de plantas y de las impresiones recogidas por Von Martius, nacería la Flora brasiliensis, una obra en 40 volúmenes que se tornó una referencia sobre las plantas de Brasil y ahora puede ser consultada también por la internet, por medio del Flora brasiliensis online.
La versión electrónica de la obra de Von Martius reúne en una página en la internet (www.florabrasiliensis.cria.org.br) un banco de datos de los nombres de las especies identificadas en la Flora y las imágenes de 3,811 planchas con los diseños de hojas, frutos y flores. Las ilustraciones pueden ser consultadas a partir del nombre científico de cada especie o del volumen o de la página de la obra original en que fue descrita. Con esa base de datos, financiada por la FAPESP, por la Fundación Vitae y por la Natura Cosméticos, los botánicos de Brasil y de otros países podrán ganar tiempo en la identificación de plantas, que en los casos más difíciles actualmente consume años de trabajo, y en el estudio de la situación de una especie. Volker Bittrich, botánico de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) que participa en ese proyecto, mientras preparaba los datos para la Flora on-line encontró un único registro de la Sciaphila caudata, realizado por el francés Auguste-Francois-Marie Glaziou en Río de Janeiro alrededor de 1870. Como nunca más fue recolectada, esa espeacie de flores minúsculas puede haber sido extinguida – y la ilustración de la Flora brasiliensis es prácticamente la única pista para los botánicos que desean reencontrar esa planta. Ya el público en general, especialmente profesores, estudiantes y artistas, puede usufructuar de un patrimonio de bellísimas imágenes, antes guardadas en no más de diez bibliotecas brasileñas.
“La Misión Austriaca fue uno de los primeros esfuerzos por conocer científicamente la naturaleza brasileña”, comenta Vanderlei Perez Canhos, director del Centro de Referencia en Información Ambiental (Cria), responsable del desarrollo de esa base de datos de acceso libre. La monumental obra de Von Martius representa no solamente el único análisis completo hecho hasta ahora sobre las plantas de Brasil, sino también un mirar panorámico, integrado y de rara erudición sobre el propio paisaje del país. En un fascículo del primer volumen publicado póstumamente, en 1906, Von Martius enriquece con citaciones de Platón, Goethe y Sócrates las descripciones, por si solas ya refinadas, del Cerrado, de lo Agreste y de las florestas Atlántica y Amazónica.
“Von Martius era extremadamente culto y mostraba mucha preocupación con las formas de vida y la cultura de los nativos, algo bastante poco común para la época”, comenta el botánico George Shepherd, profesor de la Unicamp y uno de los coordinadores de ese proyecto. Algunas partes del primer volumen, con las descripciones de plantas, salieron en 1840, 20 años después de Von Martius haber regresado a Europa. Él mismo editó los primeros volumes, hasta morir, en 1868. Otros editores asumieron el trabajo que solo terminaría 38 años después, en 1906, con la publicación de partes de los volúmenes 3 y 1. Los volúmenes, partes y fascículos de la Flora salieron en la medida que estaban listos, sin una secuencia lógica.
Poner la Flora online en el aire fue solo el comienzo. En paralelo anda la actualización de los nombres científicos de las plantas, a cargo de un equipo coordinado por Shepherd, de la Unicamp. Según él, como hubo grandes cambios en la clasificación de muchas especies desde que la obra fue publicada, tal vez sea necesario corregir ajustar más de la mitad de los 22,767 nombres de especies descriptas – aquella planta que nadie vio más, la Sciaphila caudata, es ahora llamada Peltophyllum caudatum. “El propio concepto de especie cambió”, dice el botánico de la Unicamp. Hay casos en que una especie descripta en la Flora fue desdoblada en dos o tres – o lo contrario. En la versión casi completa de la Flora brasiliensis que la Biblioteca Nacional de Francia colocó en internet en 1995 constan solo los nombres creados por Von Martius o por su equipo, que reunió 65 botánicos de varios países.
La versión electrónica es igualmente un trabajo colectivo y no anda sólo en Brasil. Uno de los responsables de la idea inicial fue Paul Berry, de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, que se mantiene como uno de los colaboradores. Ya participaron investigadores de los jardines botánicos de Missouri, Estados Unidos, o de Munich, Alemania, y la próxima etapa contará con botánicos de la Universidad de São Paulo (USP), como Lúcia Lohmann y José Rubens Pirani, de la Universidad Estadual de Londrina (UEL), como Ana Odete Vieira, de la Unicamp, y como Ingrid Koch y Luiza Kinoshita, además de Daniela Zappi, del Jardín Botánico de Kew, Inglaterra.
En los bastidores no hay sólo botánicos. En una de las computadoras del Cria, el matemático Sidnei Souza, después de haber dado forma a la Flora on-line, está estructurando el sistema internacional de clasificación de las plantas actualmente aceptado. “Serán dos bancos de datos independientes pero interconectados”, dice él. Su meta es que el usuario pase de uno para otro sin percibir y llegue a la planta que busca, sin importar si está partiendo de un nombre científico antiguo o nuevo. Conocido por la sigla APG, de Angiosperm Phylogeny Group o Grupo de Filogenia de las Angiospermas (plantas con flores), ese nuevo sistema de clasificación define los principales grupos de plantas por medio de las semejanzas en el ADN, además de las características externas de sus hojas, frutos y flores. El APG está provocando una revolución silenciosa en la botánica, porque hay casos de cambios radicales – y una familia de plantas puede abrirse en otras cuatro o cinco. La actualización de los nombres científicos, alegan los especialistas, es esencial para que la Flora on-line pueda servir de base para la integración con los análisis florísticos en marcha en Brasil – y así tal vez se sepa, finalmente, el número de especies de plantas del país. Las 22,767 especies descriptas por Von Martius y por su equipo representan el conjunto de plantas conocidas hasta mediados del siglo XIX, pero se cree que el total de especies de plantas de Brasil pueda ser de por lo menos el doble y llegue a 50 mil, de acuerdo con los estimados de Shepherd, mientras que otros cálculos varían de 35 mil a 70 mil.
El Proyecto
Flora brasiliensis: desarrollo de un prototipo
Modalidad
Línea Regular de Auxilio al Proyecto de Investigación
Coordinador
George John Shepherd – Unicamp
Inversión
119,895.55 reales (FAPESP)
121,000.00 reales (Fundação Vitae)
185,000.00 reales (Natura)