Desde el final del siglo XIX, Brasil intenta camuflar su identidad étnica. Para ello, niega continuamente el hecho de ser un país negro. Se esconde atrás de los idearios del mestizaje, tendiente al blanqueamiento; creó la categoría de “pardo” para designar a los negros de tez menos oscura y se autointituló el país de la democracia racial. La construcción ideológica de este tipo de pensamiento pasa necesariamente por las elites y se expande por todos los demás segmentos sociales.
Toda esa trayectoria de negación de los últimos cien años acabó por ocasionándole graves perjuicios a la población negra brasileña, que representa el 44,3% de la sociedad, lo que equivale a 70 millones de individuos. Brasil es el segundo país negro del planeta, siendo superado tan solo por Nigeria.
Fue intentando entender la construcción de la identidad negra en una sociedad marcadamente eurocéntrica como el psicoterapeuta Ricardo Franklin Ferreira escribió el libro Afro-descendente: identidade em construção, que es el desdoblamiento de su tesis doctoral defendida el año pasado no Instituto de Psicología de la Universidad de São Paulo (USP). El autor procura develar qué es ser negro en Brasil, la pérdida y la formación de su autoestima y su lucha afirmativa. “Vivimos en una sociedad en la cual los valores determinados por una cultura blanca europea son vistos como superiores, generando en los afrodescendientes el desarrollo de una autoimagen negativa, acompañada con una baja autoestima, cosa que en mucho contribuye para generar condiciones inhumanas de existencia y tiende a perpetuarse en un proceso de exclusión, sostenido por un complejo mecanismo social”, explica.
Franklin Ferreira elabora la construcción de la identidad del negro a partir de la mirada del propio negro y de cómo éste se autodesigna. Este análisis pasa necesariamente por el lenguaje. “Si la persona es llamada negra, ¿se sentirá valorada u ofendida? ¿Es unánime entre los afrodescendientes el uso de la denominación negro o es un término usado solamente en la academia y en algunos movimientos negros?”, cuestiona.
Para obtener las respuestas a estas preguntas, Franklin Ferreira se vale del método cualitativo de investigación, que permite el desarrollo de entrevistas biográficas e incluso centrar toda la investigación en una única fuente. En el caso de su trabajo, Ferreira tiene como referencia a un hombre negro (cuya identidad él preserva y lo llama João) que va discurrir sobre qué es ser afrodescendiente en el Brasil de hoy. En el libro, son presentados tramos editados de los dichos del entrevistado. Tal vez lo ideal hubiera sido que autor hubiese colocado sus dichos integralmente, para que el lector pudiera compartir con el psicoterapeuta las confesiones, las conquistas y las frustraciones de un hombre negro que representa a más de 70 millones que viven día tras día en todo Brasil.
La principal característica del libro reside en el hecho de traer una línea de investigación sobre cuestiones étnicas que no se basa tan solo en las cuestiones sociológicas y antropológicas, que son las áreas de estudios de etnia y cultura por excelencia, sino que busca una interpretación desde el punto de vista de la psicología, demostrando que antes incluso de pensarse en cambios sociopolíticos es necesario algo previo, como la búsqueda de la autoestima o de una identidad positiva para el propio ejercicio de la ciudadanía.
Ricardo Alexino Ferreira es periodista, profesor de Periodismo Especializado de la Unesp y doctorando en Ciencias de la Comunicación en la USP.
Republicar