Recién al cabo de un tiempo de permanecer estirados al sol, los lagartos tienen energía como para salir en busca de comida y del sexo opuesto. Una vez cumplidas tales tareas, para que su temperatura corporal no aumente demasiado, regresan al refugio fresco. Un equipo internacional encabezado por el estadounidense Barry Sinervo, de la Universidad de California con sede en Santa Cruz, demostró que el calentamiento global amenaza a estos animales y prevé que en 2080 las alteraciones del clima habrán barrido de la faz de la Tierra un 20% de las especies de lagartos. Una explicación probable de ello se desprende de estudios de campo con la especie mexicana Sceloporus serrifer: las poblaciones corren el riesgo de extinguirse cuando las altas temperaturas les dejan a los lagartos pocas horas disponibles para comer y reproducirse, actividades indispensables para la supervivencia de cualquier especie. “En muchos lugares, el período activo se ha reducido tanto que ni bien salen, los lagartos deben volver”, comenta el ecólogo Carlos Frederico Duarte Rocha, del Instituto de Biología de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), coautor del artículo publicado en Science. De 24 poblaciones que estudió del lagarto Liolaemus lutzae, típico de los montes de restinga, siete han desaparecido. “El problema mayor se dará con especies típicas de áreas abiertas, tales como el Cerrado, la Caatinga y las restingas”, vaticina.
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