A lo largo de los últimos diez días de febrero un grupo de 70 estudiantes y 20 profesores y tutores estuvo reunido en un hotel en Guarulhos para discutir los avances científicos relacionados con la interacción entre la epilepsia y el comportamiento y la cognición. Con representantes de 12 países latino americanos, además de Mozambique y de España, el grupo asistió a un maratón de 55 presentaciones de especialistas de países como Italia, Reino Unido, España, Colombia, Uruguay, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Dinamarca, Honduras y Chile, la conferencia de apertura cupo al médico Peter Wolf, director del Centro Danés de Epilepsia y presidente entre 2005 y 2009 de la Liga Internacional contra la Epilepsia, que reúne a más de 5 mil médicos y científicos del mundo. Se trató de la 5ª edición de la Escuela Latino Americana de Verano de Epilepsia (Lasse), curso internacional de corta duración que cada año discute un nuevo ítem relacionado con la enfermedad que ataca al 1% de la población mundial, considerando que el 80% de ella vive en países en vías de desarrollo. Los alumnos del curso también se dividieron en grupos de trabajo que, al final del evento, elaboraron propuestas de proyectos de investigación ser desarrollados en el futuro.
La Lasse, que recibió apoyo de la FAPESP en la modalidad auxilio a organización, es una de las herramientas usadas por el neurocientífico Esper Abrão Cavalheiro, de 61 años, profesor titular del Departamento de Neurología y Neurocirugía de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), para mantener el alto nivel de su grupo en el contexto internacional, que desde los años 1990 viene conquistando, época en que él desarrolló un modelo experimental para el estudio de la epilepsia utilizado actualmente en los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Japón y Australia. El modelo, creado junto con el polaco Lechoslaw Turski, es un método de inducción de convulsiones en animales de laboratorio a partir de la aplicación de la pilocarpina, un alcaloide extraído de las hojas de jaborandi, planta nativa de Brasil. Éste es capaz de inducir repetidamente un cuadro convulsivo que puede incluso llevar a la pérdida de la conciencia. El modelo reproduce la secuencia de eventos que caracteriza la epilepsia del lóbulo temporal, responsable del 70% de la epilepsia observada en seres humanos. Por medio de ese modelo fue posible establecer, por ejemplo, los pasos que llevan a un niño que sufrió un traumatismo craniano importante, o que tuvo una infección también grave del sistema nervioso, a desarrollar, años más tarde, un cuadro de epilepsia.
Escala real
Mantener colaboraciones internacionales es fundamental para cualquier investigador, observa Cavalheiro. “El contacto con los iguales de otros países hace que consigas ver la escala real de tu participación en el avance del conocimiento y entender el tamaño exacto de las cosas. Y la unión de cerebros potencia los resultados de la investigación”, dice el neurocientífico, que es graduado en medicina y tiene máster y doctorado en biología molecular por la Unifesp y realizó prácticas de postdoctorado en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y en la Università degli Studi di Roma, en la Italia. En 1983 fue responsable de la creación del primer centro nacional dirigido al estudio de la neurología experimental, en la entonces Escuela Paulista de Medicina, hoy Unifesp, con el objetivo de estudiar los mecanismos fisiopatológicos vinculados a varios disturbios neurológicos. Según él, crear una red de colaboraciones no es tarea trivial y la relativa facilidad con que se consigue atraer a investigadores de fuera para eventos y colaboraciones es una conquista reciente. “La primera reunión internacional importante que realicé fue en Manaus, en los años 1980, y tuve que vencer el descrédito de muchos compañeros, que recelaban de las enfermedades tropicales y decían que la calidad científica sería baja”, recuerda. El investigador ya dirigió casi 60 alumnos de máster y de doctorado y publicó más de 220 artículos en revistas especializadas. “La estrategia de mantener colaboraciones con investigadores de otros países fue vital para la evolución de mi grupo. Hoy mis alumnos y ex-alumnos tienen reconocimiento internacional y son invitados a dar conferencias en otros países. Nosotros somos players“, afirma Cavalheiro, que tiene una carrera paralela de gestor en ciencia y tecnología, secretario de Políticas y Programas del Ministerio de la Ciencia y Tecnología (MCT) entre 1999 y 2001, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de 2001 a 2003 y desde 2005 actúa como asesor de la presidencia del Centro de Gestión de Estudios Estratégicos (CGEE), organización social vinculada al MCT, en Brasilia. El grupo de Cavalheiro en la Unifesp colabora con instituciones de varios países, entre las cuales se encuentra el Instituto de Neurología de Milán, el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Coimbra, la Universidad de California, Los Angeles, y la Universidad George Mason, cerca de Washington. Es común que reciba visitantes extranjeros. “Muchos investigadores del extranjero vienen hasta nosotros para realizar prácticas de postdoctorado o incluso el propio doctorado. Varios grupos internacionales tienen interés en establecer cooperación con nuestro grupo”, afirma. En octubre de 2010, Vassiliy Tsytsarev, neurocientífico de la Universidad George Mason, pasó una temporada de dos semanas en el laboratorio de Cavalheiro, patrocinado por la FAPESP en la modalidad de ayuda a visitante del extranjero. Nacido y formado en Rusia y con experiencia de investigador en Japón, donde hizo dos postdoctorado, Vassiliy se estableció en los Estados Unidos en 2005. Éste trabaja con modelos animales para estudios de epilepsia y hace tiempo que mantiene correspondencia con Cavalheiro, cuya producción científica ya conocía. El contacto le proporcionó una invitación para venir a Brasil. “Quedé muy impresionado con el ambiente de trabajo en el laboratorio”, dice Vassiliy. “A pesar de la limitación de tiempo, pudimos experimentar una nueva técnica de visualización de crisis epilépticas en el córtex cerebral de ratones anestesiados. Esos métodos se basan en niveles diferentes de reflexión de la luz en el tejido cerebral oxigenado y no oxigenado, lo que nos permite ver las áreas activadas y no activadas de la superficie cerebral”, afirma el investigador, que desea mantener activa la colaboración. “Las ciencias biomédicas tienen un gran futuro en Brasil y me gustaría mucho participar en esto. Espero continuar trabajando con la Unifesp”, dice.
Centro de referencia
A mediados de 2009, Emilio R. Garrido-Sanabria, director del Laboratorio de Investigación en Epilepsia de la Universidad de Tejas, Brownsville, pasó una temporada de un mes en São Paulo, también gracias a la ayuda de la FAPESP. “El laboratorio del profesor Cavalheiro es un centro de referencia en epilepsia reconocido internacionalmente. Durante muchos años ha exhibido una productividad elevada, traducida en un gran número de trabajos publicados en revistas indexadas. Una de las ventajas de visitar su laboratorio fue la oportunidad de colaborar con él en la determinación de las bases fisiológicas, anatómicas y moleculares vinculadas a la susceptibilidad a crisis en nuevos modelos animales que sólo existen en su laboratorio”, dice. La Unifesp es una referencia importante en la trayectoria de Garrido-Sanabria. Graduado por el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, en Cuba, hizo el doctorado bajo la dirección de Esper Cavalheiro entre 1995 y 1999, con una beca del CNPq, y postdoctorado entre 1999 y 2001, con una beca dela FAPESP. Después de esto se estableció en los Estados Unidos. Su reciente pasaje por Brasil cristalizó colaboraciones que involucraron a otros grupos brasileños y resultaron en un trabajo aceptado recientemente para publicación en la revista Neuroscience y también en un artículo de revisión sobre la epilepsia límbica en la revista Frontiers of Biosciences, que además de la Unifesp tuvo la participación de investigadores de la Universidad Federal de Santa María, en el Río Grande del Sur. La única nota disonante que observó en Brasil, según el investigador, fue la dificultad de importar anticuerpos y reactores, incluso habiendo recursos para eso. “El resultado es el retraso en la obtención de los insumos y el aumento de precios a la mitad del proceso”, dice. Esper Cavalheiro elogia el ambiente favorable en el país para atraer talentos de fuera. “Somos bastante generosos. Las becas ofrecidas por la FAPESP son más elevadas que las de la Capes y del CNPq y São Paulo resulta atractivo para los postdoctores”, afirma. El tráfico internacional de su grupo hace que reciba estudiantes extranjeros y envíe alumnos brasileños para fuera con frecuencia. “Tengo un alumno que acabó de llegar de España y otro que el año pasado estuvo en Francia”, revela. “Y ya hemos tenido mucha gente de Francia, de Italia, de Costa de Marfil y de Portugal haciendo parte del doctorado aquí”, dice el profesor, que ahora se prepara para recibir a dos doctorandos de la República de Camerún, becarios de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS).