Los bacalaos capturados en algunas regiones del Ártico son 30% menores que los que salían hace 60 años. Si actualmente los adultos de esta espacie (Gadus morhua) miden en promedio 65 centímetros de longitud, en la década de 1940 solían llegar a los 95 centímetros. Para algunos biólogos, lo que ocurre con estos peces constituye un ejemplo de las consecuencias de la explotación excesiva de los recursos marinos.
Ulf Dieckmann, del Instituto de Sistemas de Análisis Aplicados de Austria, cree que la pesca comercial ejerce una presión evolutiva sobre el bacalao y sobre otras especies de peces. Para Dieckmann, la pesca excesiva de los ejemplares mayores, que procreaban más y de manera más eficiente, hizo que sobreviviesen únicamente los peces menores, que se reproducen menos y más lentamente.
“Esos cambios siguen siendo ignorados en los debates sobre la administración de recursos marinos”, comentó Dieckmann en el Euroscience Open Forum, el primer encuentro científico multidisciplinario europeo, realizado en septiembre pasado en Estocolmo, Suecia (Financial Times). Según el investigador, será difícil revertir tal situación, aunque su evaluación no cuenta con unánimidad. Otros expertos dudan de que este tipo de alteración pueda suceder en tan poco tiempo.
Pero, estudiando otra especie de pez, David Conover, de la Universidad del Estado de Nueva York, Estados Unidos, demostró que la pesca selectiva de los ejemplares mayores provoca un impacto genético sobre la población en tan solo cuatro generaciones.
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