A partir del mes de mayo, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) ofrecerá a los productores de soja 11 variedades de semillas genéticamente modificadas, adaptadas a las diversas áreas de cultivo existentes en el país. Estas nuevas variedades, desarrolladas en el marco de una cooperación técnica con la compañía Monsanto, cuentan con la expresa habilitación para su cultivo y comercialización a partir de la entrada en vigencia de la Ley de Bioseguridad, promulgada el 24 de marzo pasado. Embrapa y Monsanto recibirán royalties por la venta de las simillas. Una parte de este valor se destinará a un fondo administrado por un comité científico, que financiará investigaciones de productos tales como el fríjol y la papa, para atender demandas de pequeños productores. Éstos son los resultados de las primeras investigaciones con transgénicos. Existen otros 150 cultivares que están siendo sometidos a pruebas, dice Mônica Amâncio, de la gerencia de Propiedad Intelectual de Embrapa.
La nueva ley le pone punto final a una batalla legal en torno a la competencia de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) para habilitar el uso de transgénicos en el país. La normativa le asignó a la comisión que a partir de ahora será integrada por 27 doctores de notoria actuación y saber científico el poder para aprobar investigaciones y el uso comercial de organismos genéticamente modificados (OGMs). Las decisiones de la comisión podrán recibir cuestionamientos de parte de órganos y entidades de registro y fiscalización, mediante recursos que se elevarán a un consejo nacional de bioseguridad integrado por 11 ministros.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva promulgó la ley con siete vetos a artículos considerados inconstitucionales y contrarios al interés público. Entre otros apartados, quedó suspendida la penalidad de dos a cuatro años de prisión para quienes dejen OGMs en el ambiente fuera de las reglas estipuladas por la ley. El argumento esgrimido por el Ejecutivo alega que esa pena era muy rígida, pues prácticamente es la misma prevista para la clonación de seres humanos. El artículo que preveía un incremento de la capacidad operativa de la CTNBio y de los entes de fiscalización fue vetado, pues redundaba en gastos extras. El quórum de un tercio de los votos de la CTNBio para la aprobación del tema, previsto en la ley aprobada por la Cámara Baja, también se descartó. El sistema de votación se definirá por decreto. También se reglamentará con posterioridad el plazo destinado a la manifestación del consejo de ministros.
Los vetos no comprometieron los puntos principales de la nueva legislación. Pero contrariaron las expectativas de los ministerios de Medio Ambiente y de Salud, que solicitaron 16 vetos, en tanto que contaron con en beneplácito de las empresas y de los científicos. Monsanto productora de la soja Roundup Ready, que durante casi siete años estuvo en el epicentro de la polémica alrededor de los transgénicos en el país afirmó mediante una nota que la nueva ley representa una victoria de la ciencia nacional. Con la fijación de reglas claras para la regulación las de plantas transgénicas, Brasil podrá atraer inversiones provenientes de las industrias de biotecnología de todo el mundo, al margen de incentivar las actividades de más de 60 empresas brasileñas que actúan hoy en día en el sector. Es más: la aprobación de este marco legal y regulatorio va a promover también la creación de empleos bien remunerados, al margen de inversiones en la especialización de la mano de obra, afirma la empresa.
El fin de la incertidumbre
Bayer Cropscience consideró que la letra de la ley constituye un avance con relación a la legislación anterior, de 1995. En lo que atañe a la comercialización, la ley es clara y deja poco margen para la inseguridad jurídica. El texto también es claro con relación a los permisos necesarios para el desarrollo de las investigaciones y de la producción. Antes había incertidumbre sobre las licencias necesarias, afirma André Abreu, gerente de tecnología de la división de biociencias de Bayer Cropscience.
El Centro de Tecnología de la Caña de Azúcar, la antigua Coopersucar, aguardaba la promulgación de la ley para solicitarle a la CTNBio la autorización para llevar adelante experimentos de campo. Los tests en casas de vegetación de plantas con mayor tenor de azúcar generaron resultados interesantes, de acuerdo Eugênio Ulian, responsable del programa de biotecnología.
Aluízio Borem, presidente de la Sociedad Brasileña de Mejoramiento de Plantas y docente de la Universidad Federal de Viçosa, cree que el nuevo marco legal atraerá fuertes inversiones provenientes de la industria de biotecnología, puesto que ahora la perspectiva de retorno es segura. Apuesta y asegura que no está soñando a que Brasil superará a Estados Unidos en dos o tres años en el ranking de producción de soja. Tenemos mayor productividad: 2.780 kg por hectárea, ante los 2.600 kg por hectárea de ellos, compara. Hemos superado también la producción norteamericana en tenor de aceite y de proteína, porque nuestro clima es más cálido. Y nuestra soja es más barata.
La agenda de evaluación de la CTNBio es densa. Durante los próximos meses se analizarán dos solicitudes de Monsanto para la liberación comercial del algodón tolerante al glifosato y de maíz resistente a insectos; dos pedidos de Bayer para la comercialización de semillas de maíz, algodón y arroz tolerantes al glufosinato de amonio; una solicitud de Syngenta Seeds para la comercialización de maíz resistente a insectos y pedidos de la Asociación Brasileña de Industrias Alimenticias (Abia) para la liberación de soja con alto tenor de ácido oleico y semillas de maíz resistentes a insectos y tolerantes al glufosinato y al glifosato.
Antes incluso de la promulgación de la ley, la comisión aprobó el cultivo y la comercialización de una variedad de algodón transgénico conocida como Bt y patentada por Monsanto. El único voto en contra salió del Ministerio de Medio Ambiente, que promete apelar la decisión. Como en su artículo 30 la ley valida los OGMs que hayan obtenido un dictamen técnico favorable a su liberación comercial, las decisiones de la CTNBio sobre el algodón Bt y sobre la soja Roundup Ready, anunciadas en 1998, prevalecerán salvo manifestación contraria del consejo de ministros, de acuerdo con Reginaldo Minaré, abogado experto en bioseguridad.
El mismo día que habilitó la comercialización del algodón de Monsanto, la CTNBio también autorizó las pruebas de campo de una variedad de caña de azúcar resistente al mosaico, desarrollada por Alellyx Applied Genomics para clientes de CanaViallis, una empresa de biotecnología apoyada por el grupo Votorantim. Esta es una variedad de las más productivas, y era utilizada por productores del estado de Paraná, pero fue erradicada debido a su contaminación con la enfermedad, explica Fernando Reinach, presidente da Alellyx y director ejecutivo de Votorantim Novos Negócios. La reinserción de esta variedad de caña de azúcar ha de aumentar el rendimiento obtenido por los agricultores, apuesta Reinach. Alellyx deberá ahora aguardar aprobación de la CTNBio para la liberación de los ensayos en campo de un portainjerto de naranja resistente a la enfermedad conocida como muerte súbita de los cítricos, adelanta el ejecutivo.
La aprobación de la ley, de acuerdo con la evaluación de Reinach, creó un marco legal que seguramente estimulará inversiones y atraerá nuevos emprendimientos al área de biotecnología en el Brasil.
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