Ésta última edición de 2000 de Pesquisa FAPESP trae como reportaje de tapa un tema que parece propio de publicaciones de periodismo económico. Pero la aproximación que la revista hace al tema del capital de riesgo asociado a la innovación tecnológica es, a decir verdad, una muestra más de la diversidad de iniciativas que la FAPESP encara para promover el desarrollo científico y tecnológico en el estado de São Paulo. Es también una muestra de la visión abierta que hizo de 2000 un año excepcional en la vida de la Fundación, que no teme atraer hacia el mundo de la investigación socios que, en un pasado no muy remoto, merecerían el anatema de la comunidad científica.
Sobre dicho reportaje, cabe recordar que desde el lanzamiento del Programa de Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE) en 1994, y más aún a partir del Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE) iniciado en julio de 1997, la FAPESP ha desarrollado un trabajo consistente de inducción del desarrollo tecnológico, basándose en un axioma fundamental: la empresa es el lugar por excelencia de la investigación para la innovación. Ahora, al procurar acercar al capital de riesgo y los pequeños emprendedores, la Fundación intenta hacer extensivo el soporte que ofrece para que las empresas con proyectos apoyados por el PIPE (actualmente 129) tengan éxito comercial en el mercado.
Como se sabe, FAPESP financia dos fases de dichos proyectos de innovación: la de los estudios de factibilidad técnica y comercial de la propuesta, con una duración máxima de seis meses y recursos de hasta 75 mil reales, y la de la investigación de la innovación propiamente dicha, con extensión máxima de dos años y recursos de hasta 300 mil reales. La tercera fase, cuando la empresa debe mostrar al mercado los resultados, no puede contar recursos de la FAPESP, que sin embargo ofrece apoyo para que la misma procure otras fuentes de financiamiento y de esa manera amplíe sus posibilidades de éxito.
Ahora bien, el capital de riesgo emerge hoy como una alternativa de capitalización, una especie de socio temporario del emprendimiento, capaz de apoyarlo hasta su afianzamiento en el mercado. En ello consiste, por lo tanto, la política de desarrollo tecnológico que la Fundación lleva a cabo al presentárselo a los empresarios con proyectos en el PIPE.
Cabe aquí subrayar, a modo de pequeño balance de fin de año, que el espíritu que impregna esta Fundación -su búsqueda de nuevos caminos y alternativas innovadoras para impulsar el desarrollo de São Paulo – ha rendido excelentes frutos en 2000, empezando por la conclusión del secuenciamiento del genoma de la Xylella fastidiosa en el mes de enero.
El éxito de dicho proyecto resultó en una fiesta, premio, trofeos y medallas entregados por el gobernador Mário Covas a los 192 investigadores que trabajaron con ahínco para descifrar el genoma de la Xylella; generó una impresionanterepercusión sobre la investigación científica que se realiza en Brasil, en los medios especializados, en la prensa brasileña e internacional; redundó en julio en tapa deNature , una de las más importantes revistas científicas del mundo y, a partir de allí, aseguró visibilidad internacional para producción científica brasileña, que hace tan solo tres anos muy pocos sospechaban que fuera posible.
El secuenciamiento de la Xylella fue el hecho más resonante entre otros importantes ocurridos en el transcurso del año, que acabó cerrando con el otorgamiento del título de brasileño del año en Ciencia por parte de la revista Isto É (Editora Três) al director científico de la FAPESP, José Fernando Perez, y al investigador Fernando Reinach, uno de los coordinadores del proyecto de la Xylella fastidiosa.
Republicar