Sin abdicar de ninguno de los rasgos que conforman su imagen centenaria, el Instituto de Investigaciones Tecnológicas del Estado de São Paulo (IPT, según su sigla en portugués) decidió afrontar el desafío de convertirse en un referente más fuerte y remozado del sistema paulista de innovación tecnológica, con la fuerza de un atleta. Es precisamente de esa fuerza, antes que nada, que el instituto necesitará para tender los hilos de la extensa red de innovación que la nueva dirección pretende montar, como anunció el director superintendente, Guillerme Ary Plonski, en la ceremonia de asunción del cargo, el pasado 13 de agosto.
A esta altura, dice Plonski, “trabajar en red no es ninguna idea original, sino más bien un recurso que sirve para que el IPT responda con competencia y agilidad a las demandas de soluciones tecnológicas que nos llegan desde el gobierno, desde la municipalidades, desde la industria y desde otros sectores”. Plonski es profesor de la Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP) desde 1977, y de la Facultad de Economía y Administración (FEA) de la misma USP desde 1980. Él imagina al IPT como un gran portal de tecnología, reasumiendo una posición de liderazgo en innovación, sin restringirse a un rol de mero difusor de tecnologías listas. Sobre esos planes, Plonski habla en la siguiente entrevista:
¿Cuáles son los cambios que usted pretende llevar adelante para dinamizar al IPT?
El primera de ellos consiste en entender que tenemos un instituto de investigaciones tecnológicas, y no un conjunto de pequeños institutos con poca relación entre sí. El modelo de gestión adoptado hasta ahora estimuló una visión parroquial de las divisiones y de los agrupamientos del instituto. Queremos que los proyectos, las iniciativas y las demandas sean tratados por el instituto como un todo.
Un segundo cambio, quizás más estratégico, consiste en entender que el instituto tiene una tradición centenaria y muchas realizaciones, pero el ambiente actual difiere mucho de aquel de sus orígenes, cuando existían pocas instituciones volcadas a la investigación tecnológica. Actualmente, le cabe al instituto desarrollar una aptitud para gerenciar y articular redes volcadas a la innovación. Antes existía una visión lineal de circulación del conocimiento de la universidad al mercado, en donde los institutos de investigación tenían un papel bien definido.
¿Eso quiere decir que el IPT estaba a mitad de camino entre la universidad y el mercado?
Exactamente. Eso considerando una cierta “conexión virtuosa” que hacía que, a partir del dinero colocado en la investigación básica, el conocimiento generado en la universidad fuera a parar al instituto de investigación, de allí a la investigación aplicada, al área de ingeniería de una empresa, que llevaría a suvez ese conocimiento embutido en el producto al mercado. Hace por lo menos una década y media que a ese modelo se lo considera superado, a no ser en unos pocos casos. Es decir: debe existir un esfuerzo articulado para crear un movimiento mediante el cual los conocimientos se transformen en productos, servicios, calidad de vida, etc. El IPT está en buenas condiciones para realizar tal articulación, porque está cerca de la universidad y también cerca de la empresa y de los responsables de las políticas públicas.
¿Cómo se daría esa articulación?
Por ejemplo: estamos revitalizando la relación con la USP. Durante mucho tiempo, el IPT era, por así decirlo, el brazo de investigación de la Poli, y estaba todo el mundo feliz. La Poli dictaba clases y hacía extensión, el IPT hacía investigación y existía un tránsito fluido de docentes que eran al mismo tiempo profesores de la escuela e investigadores del instituto.
Sucede que, con el cambio de criterios de evaluación en la universidad, se empezó a exigir también que la Poli realizara actividades de investigación y publicaciones. En pocos años, se creó la percepción, evidentemente inadecuada, de que la universidad era la “competencia” del IPT. Una competencia con mayor competitividad en el mercado porque los salarios de los docentes son pagados por el Estado, con recursos establecidos por ley, mientras que los salarios de los investigadores no son igualmente garantizados.
¿Los salarios en el IPT no son pagados por el Estado?
En este momento, la mitad del presupuesto anual del IPT – del orden de los 100 millones de reales – es cubierta con servicios prestados y proyectos, es decir, depende de recursos externos.
¿Existe algún proyecto desarrollado por el IPT que apunte hacia la visión de red?
Muchos. Un ejemplo es el del Centro de Desarrollo de Cilindros, inaugurado el 10 de septiembre, en una asociación entre la Poli, el IPT y la empresa Aços Villares, con apoyo de la FAPESP y de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). Es un ejemplo muy positivo de reconstrucción de la relación con la Poli.
El IPT tiene una deuda considerable. ¿A cuánto asciende ésta actualmente?
Estoy encontrando al IPT con una deuda cercana a los 32 millones de reales ya identificados, y otros items que aún estamos analizando.
En la ceremonia de posesión, usted se refirió al riesgo de que el IPT sea apenas un difusor de tecnologías listas. ¿Por qué?
El IPT actúa en un área que involucra servicios tecnológicos, ingeniería no rutinaria y apoyo a la adquisición de tecnología. Eso es lo que se conoce internacionalmente como “investigación y desarrollo ampliado”. Necesitamos definir cuál es el esfuerzo de la institución en cada uno de esos items. Creo que no tiene sentido poner ese esfuerzo solamente en el lugar del avance del conocimiento ya existente. El desafío es lograr una aptitud para hacer investigación y difusión al mismo tiempo.
¿Y el IPT tiene gente suficiente para eso?
Desde luego que no. Si el IPT no renueva su plantilla, al cabo de cinco años será una institución muy poco relevante. Pero siento que existe en el IPT una energía muy grande en las personas, y en la medida en que exista una orientación de trabajo colegiado, con adhesión a ciertos valores básicos y al cambiode ciertos conceptos, la aptitudy los nuevos talentos florecerán.
¿Cuántos empleados tiene el IPT?
De planta, son 947 personas. Existen también unas 300 contratadas, además de los becarios y los pasantes. El número de frecuentadores del campus del IPT es del orden de las 1.700 personas. Y cerca de 450 son investigadores.
¿Si usted tuviera que resumir la misión del IPT en una frase, cuál sería?
El IPT es un instituto de investigación pluridisciplinario. Esto ha sido cuestionado, porque se dice que el espacio existente actualmente es para institutos de investigación focalizados en un cierto sector, en una cierta área. Pienso que el papel del IPT consiste en articular, desarrollar y mantener las redes para hacer que el conocimiento sea un propulsor de competitividad y de calidad de vida. En ese sentido, trabajaremos para transformar la pluridisciplinariedad en interdisciplinariedad, permitiéndole al segmento empresarial, y a los responsables por políticas públicas, soluciones sistémicas para sus desafíos, fundamentadas en el mejor conocimiento tecnológico disponible.