GENIUS INSTITUTO DE TECNOLOGIADentro del área de la bioingeniería enfocada en la cardiología, el proyecto de desarrollo de un marcapaso con tecnología nacional reunió al Genius Instituto de Tecnología y el Instituto del Corazón (InCor) de São Paulo, con apoyo de la empresa Dixtal. Este aparato es indicado para personas con problemas de arritmia cardíaca, alteración en la frecuencia de los latidos del corazón que puede ocasionar desde un malestar hasta un paro cardíaca. En la primera etapa del proyecto, iniciado en 2005, los investigadores desarrollaron el circuito integrado del equipamiento, el primer chip comercial brasileño para marcapasos cardíacos.
Investigadores de varias universidades participaron del desarrollo del chip. La Universidad Federal de Santa Catarina fue responsable de los circuitos de bajo consumo, la Universidad Federal de Río Grande do Sul de el circuito de alta tensión – hasta 7 voltios, una tensión muy alta para el universo de la microelectrónica -, la Universidad Federal de Paraíba de una parte de la integración del chip y la Universidad Católica de Uruguay de la consultoría en marcapasos.
Genius coordinó el desarrollo del software, de la parte electrónica y de los circuitos integrados, mientras que el InCor fue responsable de la evaluación funcional del dispositivo. “Realizamos test con cerdos, como por ejemplo, el bloqueo atrio-ventricular, un trastorno de la conducción del estímulo eléctrico en el corazón”, dice Idagene Cestari, directora de investigación y desarrollo de la División de Bioingeniería del InCor. Esa etapa se concluyó con éxito.
“La tecnología del marcapasos es antigua, pero actualmente es dominada por pocas empresas”, dice Mario Ferreira Filho, gerente ejecutivo de investigación y desarrollo del Genius. Actualmente sólo cinco empresas, una de ellas de Uruguay, atienden la totalidad de la demanda mundial del producto. En 2006, solamente en importación de marcapasos Brasil gastó 134 millones de dólares. En la década de 1970, el InCor desarrolló los primeros marcapasos brasileños, encapsulados en epoxi. Se creó una empresa para fabricarlos y 700 de ellos fueron implantados en pacientes. La producción se paró porque la empresa no logró apoyo financiero para dar continuidad al desarrollo tecnológico. Desde entonces la tecnología evolucionó con la microelectrónica, que consigue integrar varias otras funciones en una pieza de tamaño reducido.
Durante la primera fase, el proyecto recibió 800 mil reales por parte de Dixtal y 1,6 millones, de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). “En la próxima etapa, que está siendo negociada, trabajaremos en la miniaturización del actual prototipo preindustrial y comenzaremos los test clínicos para la confirmación de su eficacia”, explica Ferreira Filho. Se estima que serán necesarios más de dos años y medio para que los primeros marcapasos estén listos, un período necesario incluso para el registro del producto en la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
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