No se puede negar que Brasil es un país desigual. No solamente desde el punto de vista de la concentración de la renta, que lo coloca en la vergonzosa posición de antepenúltimo lugar en el ranking de las naciones, de acuerdo con elÍndice de Gini , tal como consta en informe de la ONU, sino también en el de las desigualdades regionales. Así se desarrolló el capitalismo en nuestro territorio. Concentrando su desarrollo en la región sudeste, en detrimento de los estados de regiones como el nordeste, el norte y el centro-oeste. Con nuestro complejo científico y tecnológico, pese a que se han hecho meritorios esfuerzos, y se han alcanzado importantes logros contra este fenómeno, ello sucedió de igual modo. Sin ahondar en las razones políticas de tal concentración y desequilibrio, vale la pena discutir un poco tal asimetría. Es un hecho que más del 60% de nuestra producción científica y tecnológica se concentra en el eje del sudeste.
El Foro de Secretarios de Ciencia y Tecnología se ha abocado prioritariamente a esta cuestión. En primer lugar, por estar en la condición privilegiada de representar un espejo de la federación. En segundo lugar, porque se trata de un tema político, aunque no partidario, pero sí político en el sentido pleno de la palabra. En tercer lugar, porque entiende que la ciencia y la tecnología brasileñas constituyen poderosos instrumentos para reequilibrar el desarrollo económico y social, ya que todos reconocen que esas dos herramientas se constituyen en la palanca del progreso en este milenio. Es decir, no hay manera de desarrollar el país sin lograr un mayor equilibrio regional.
No se puede lograr el desarrollo de esas regiones sin tales palancas. Algunos creen todavía que el superdesarrollo del eje sudeste “se propagaría” hacia las demás regiones. Cándido engaño. O incluso, dicen que la competencia por recursos es la solución natural para resolver tales desigualdades. Otro error. Cabe recordar un programa desarrollado en EE.UU. por la National Science Foundation (NSF), en la década del 80, al constatar que tan solo tres centros de excelencia absorbían casi el 80% de los recursos de dicha agencia de fomento. Las restantes entidades permanecían en el limbo y en el círculo vicioso. No eran “excelentes” porque no tenían recursos, y no tenían recursos porque no eran “excelentes”.
La NSF resolvió entonces girar abultados recursos y distribuirlos entre los estados que se encontraban en esa situación. El resultado de ello es que en la actualidad la competencia es mucho mayor que antes, y ya no más entre desiguales, sino entre semejantes.El foro también reconoce que en lugar de la exacerbada competencia deberíamos tener una ilimitada cooperación entre todas las regiones. No existe la menor posibilidad de que esas regiones menos desarrolladas alcancen un nivel superior de desarrollo científico sin el fortalecimiento de la sólida base creada en São Paulo y Río de Janeiro, para tomar en cuenta solamente a dos estados que tuvieron la oportunidadde desarrollarse.
Por eso el foro, reunido en Recife y en Porto Alegre este año, propuso un pacto federal en pro de la ciencia y la tecnología, pacto éste en el cual la cooperación deberá ocupar el lugar de la competencia predatoria, y en donde la federación será efectivamente respetada. El rol de los secretarios, por lo tanto, crece en nivel de importancia, pues el componente político del mismo fue destacado en el marco de esa discusión. Las FAP’s también se beneficiarán, pues contarían así con un mayor respaldo para sus acciones locales, y ayudarán a hacer viable el pacto.
Con alegría y confianza, tal política encontró en el Ministerio de Ciencia y Tecnología un apoyo decisivo, en especial de parte de su titular, el ministro Roberto Amaral, que en forma tempranera prestigió al foro y sus decisiones, como la de la elaboración del Plan de Acción Integrado con los estados, articulando la política nacional de ciencia y tecnología con las respectivas políticas estaduales. ¡Ojalá que buenos vientos soplen sobre ese pacto federal!
Fernando Peregrino es Secretario de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de Río de Janeiro, y presidente del Foro Nacional de Secretarios de C&T
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