Quien camina por las playas de Costa do Dendê, al sur de Salvador, la capital de Bahía, tiene grandes posibilidades de encontrar desde bolsas de plástico hasta luces de señalización empleadas por barcos. Un estudio encabezado por el oceanógrafo Isaac Santos, ahora en la Universidad Estadual de Florida, Estados Unidos, analizó los detritos hallados a lo largo de unos de 150 kilómetros de esas playas aisladas de áreas urbanas en busca de delinear estrategias para reducir la contaminación y los riesgos que ella representa para animales y personas (Environmental Monitoring and Assessment). Fragmentos de sacos y otros envases de plástico, muchas veces devorados por los animales, sumaron casi la mitad de la basura encontrada, seguidos por otros tipos de plástico. El tipo de detritos recogidos indica que hasta el 80% de lo que llega a las arenas de las playas es transportado por los ríos que bañan las ciudades costeras. El resultado sugiere que la mejor forma de combatir el problema no es solamente limpiar las playas, sino también concientizar a la población de las ciudades y evitar la contaminación de los ríos.
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