Difícilmente alguien pueda realizar una investigación de peso sobre la política brasileña durante el período del Imperio y las primeras décadas de la República sin consultar el Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa del Estado de São Paulo. Es una de las mejores fuentes de documentos sobre el período que va de 1824, poco después de la Independencia (1922), hasta el 9 de julio de 1947, cuando la Asamblea retomó sus actividades, después de una clausura de diez años como consecuencia del Estado Nuevo. La Asamblea también cuenta con un riquísimo material sobre el período posterior 1947. Pero éste permanece en el archivo normal, no en el Arquivo Histórico.
El material – contando solamente el que está en el Archivo Histórico – suma 480 mil páginas de documentos, 90 mil negativos de fotografías, 25 mil libros y 10 mil textos de enmiendas parlamentarias, según explica el director de la División del Acervo Histórico de la Asamblea, Dainis Karepous. La inversión realizada por la FAPESP en el archivo fue muy importante para preservar ese material. Ayudó, por ejemplo, a digitalizar 150 mil páginas de documentos y fotografías, y a restaurar 5.020 libros.
Los documentos originales se encuentran ahora en archivos deslizantes, cosa que facilita su uso y economiza espacio. El apoyo de la Fundación posibilitó también la instalación de una red de computadoras con un servidor, cuatro estaciones de trabajo, un escáner y tres impresoras. Otra iniciativa llevada adelante con fondos de la FAPESP fue la organización de pequeñas exposiciones, especialmente las destinadas a visitas de grupos de alumnos de escuelas públicas.
Prado Júnior
Estas exposiciones se focalizan en un tema, generalmente un período de la historia de São Paulo, o en un parlamentario específico. Pueden incluirse en la misma exposición materiales del Archivo Histórico y del archivo normal. En los próximos meses será realizada una exposición sobre el escritor Caio Prado Júnior, diputado estadual en 1947 y 1948, por ejemplo.
“Estamos en busca de nuevos recursos para concluir la digitalización de los documentos”, dice Karepous, quien explica que la digitalización es muy importante por dos motivos: las consultas ganan en agilidad y se elimina el contacto directo con los documentos, prolongando así su duración. En una etapa posterior, Karepous pretende colocar todo el material digitalizado en Internet, permitiendo así la realización de consultas a distancia.
Si eso ocurre, será posible consultar documentos anteriores e, incluso, los que van hasta la fecha de constitución de la Asambléia Legislativa, en 1835. El Archivo Histórico reúne documentos que se remontan a 1824, año en que fue organizado el Consejo General de la provinciade São Paulo. En aquel período, presidentes o gobernadores de provincia eran nombrados por el gobierno central. Los consejos eran órganos consultivos, compuestos por 21 miembros. Los consejeros podían elaborar leyes, que eran encaminadas al presidente, pero no tenían poderes legislativos precisamente. Éstos pertenecían a los miembros de otro organismo, la Cámara General.
Paraná
Las Asambleas Legislativas de las provincias, con poderes legislativos, solo serían creadas durante la Regencia, a través del Acto Adicional de 1834. En esa época, São Paulo era mucho mayor que ahora. Su territorio abarcaba todo el estado de Paraná y parte de Santa Catarina. La separación de Paraná solo se produciría en 1853. La Asamblea Legislativa de São Paulo fue abierta oficialmente el día 2 de febrero de 1835. Funcionaba en un edificio vecino al del palacio del gobernador, en el Pátio do Colégio, en el centro de São Paulo.
Los diputados pasaban más tiempo en sus casas y haciendas que en el plenario. Los trabajos legislativos ocupaban apenas entre tres y cuatro meses por año, generalmente al comienzo del año. El Archivo Histórico cuenta con registros de la actividad parlamentaria hasta 1889, cuando ésta fue interrumpida, con el final del Imperio. Los trabajos se reiniciarían en 1891, ya en la República.
Transformaciones
En 1891, la Asamblea Constituyente determinó que el Legislativo de São Paulo seria bicameral, con Asamblea y Senado estadual. Cada estado pudo escoger en esa ocasión cómo sería su parlamento. A diferencia de la administración extremadamente centralizada del Imperio, la nueva República pretendía aumentar la autonomía de los estados. La República Vieja fue escenario de enormes transformaciones. En ese período, la población del estado aumentó de poco más de un millón de habitantes al inicio de la década de 1890 a 5 millones en 1930, de los cuales un millón estaban radicados en la capital.
Pero las mudanzas fueron aún más profundas, São Paulo se transformó en el estado más importante del país. La República eliminó las exigencias de ingresos para los electores. Pero continuaron existiendo otras restricciones: analfabetos, mendigos y una parte de los militares y el clero no podían votar. Al principio la Asamblea tenía 40 diputados, con mandatos por tres años, y 20 senadores, con mandatos por seis anos. Pero eso rápidamente cambió. En 1906, el número de diputados se elevó a 50. Los senadores pasaron a ser 24, con mandatos de nueve años.
Todo ese movimiento se refleja en los documentos del Archivo Histórico. “Hasta 1935, al Ejecutivo le estaba prohibido presentar proyectos de ley, y todas las propuestas nacían en la Asamblea”, recuerda Karepous. La actividad parlamentaria refleja también las mudanzas en la economía. “Tenemos documentados, por ejemplo, los contratos de inmigración, realizados por iniciativa del senador Nicolau Vergueiro”, afirma el director. Por otro lado, aparecen constantemente proyectos de emergencia, preparados a última hora, para campear crisis ligadas al precio del café en el mercado internacional.
Modernidad
El voto no era obligatorio y no faltaban las campañas de incentivo al enrolamiento, con afiches que mezclaban las tradiciones paulistas, como los bandeirantes (expedicionarios armados que salían por tierra de São Paulo a la conquista de nuevas tierras y minas, y a la caza de esclavos indios entre el siglo XVI y el XVIII), con toques de modernidad, como los rascacielos que comenzaban a surgir en la capital y otras ciudades importantes, por ejemplo. El interesado, de cualquier manera, tenía que probar que era mayor de 21 años, y presentar certificado de residencia por más de dos meses (y después cuatro) en el municipio y una prueba de medios de subsistencia. Para demostrar que sabia leer y escribir, escribía su nombre y datos personales en un libro especial.
Los datos del Archivo Histórico permiten rastrear características del proceso electoral que hoy suenan extrañas. Por ejemplo, el voto era secreto, pero no obligatoriamente secreto: quien quisiera (o fuera presionado a ello) podía votar al descubierto. Las urnas eran tan estrechas que los votos apilaban uno sobre otro, permitiendo que, según el orden de los votos, se descubriera quién votaba a quién. Y existía la llamada degola (degüello). Debido a una ley que databa del Imperio, empero usada especialmente durante la Primera República, los resultados de las elecciones debían ser confirmados por la propia Asamblea. De más está decir que muchos electos indeseables para el partido dominante veían interrumpida su carrera antes incluso de asumir el cargo.
Pero el acervo del archivo de la Asamblea no se limita a dar informaciones sobre política. El examen de los trabajos legislativos brinda importantes informaciones sobre la educación, la salud y las cuestiones sociales importantes. Por ejemplo, durante el Imperio, la Asamblea era responsable por el tratamiento dispensado a los indios, que aún dominaban grandes extensiones del estado. Y hay indicios de las primeras tentativas de movilización popular. Los habitantes de una localidad, cuando pretendían la instalación de una escuela pública en el área, se organizaban para preparar petitorios, que eran entonces enviados a la Asamblea.
Corporativismo
La Asamblea volvió a suspender sus trabajos en 1930, con la victoria de la revolución encabezada por Getúlio Vargas. El Legislativo solo fue reabierto en 1935, para ser nuevamente cerrado en 1937, con la llegada del Estado Nuevo. Karepous cree que la documentación sobre esos dos años es extremadamente significativa. Por un lado, algunos diputados ya comenzaban a presentar proyectos de índole popular, quebrando así el dominio casi absoluto de las elites sobre el plenario.
Por otro, surgieron propuestas claramente inspiradas en el corporativismo y en el régimen fascista de Benito Mussolini en Italia. Sea como fuere, el Archivo Histórico, empero sin competir con el archivo normal, es un campo de estudios que va más allá del año 1947, cuando se reiniciaron las sesiones después del Estado Nuevo. Tiene, por ejemplo, una colección de negativos de fotografías sobre los trabajos de la Asamblea durante el período 1950 – 1992, y copias de los pronunciamientos proferidos entre 1948 y 1996.
Esto cubre un período importante de la historia brasileña, incluso la redemocratización, tras el régimen militar. A ello se suman 25 volúmenes, que guardan los trabajos del Congreso Legislativo, y toda la biblioteca de José Carlos Macedo Soares, ministro de Relaciones Exteriores y de Justicia de Getúlio Vargas y Juscelino Kubitschek, recibida en 1965.
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