Muchas especies están desapareciendo en los lugares más ricos en biodiversidad del mundo, conocidos como hotspots. El alerta lo emitió el ecólogo Carlos Roberto Fonseca, de la Universidad Federal de Río Grande do Norte, quien se interesó en animales que suelen pasar desapercibidos: los insectos monófagos, especializados en comer una sola especie de planta. “Un ejemplo clásico son los insectos gallícolas, que entran en las hojas y hacen que éstas produzcan una estructura llamada agalla: allí se alimentan y viven la mayor parte de sus vidas”, explica. Si la deforestación elimina una especie de planta de una región, los insectos que dependen de ésta no pueden vivir más allí. Mediante modelos ecológicos, Fonseca evalúa que el Bosque Atlántico puede haber perdido entre 15 mil y 38 mil especies de insectos herbívoros, lo que lo convierte en la sexta área del mundo en pérdida de especies de insectos. El Cerrado [sabana], otro hotspot, puede haber perdido entre 6 mil y 15 mil especies (Conservation Biology). Para el ecólogo, resulta esencial que las estrategias de conservación les asignen más peso a los insectos, que son olvidados delante de mamíferos, aves, reptiles y anfibios. “Es hora de prestar atención a las minúsculas criaturas que constituyen gran parte de la biodiversidad mundial.”
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