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Memoria

Una idea que perdura

Hace 250 años, Carl Linné sentaba las bases de la nomenclatura científica

El naturalista sueco Lineo, o Carl von Linné, tenía una ambición portentosa en pleno siglo XVIII: deseaba nombrar y describir todos los tipos conocidos de plantas, animales y minerales. Como es sabido, Linné no logró tamaño cometido. Pero fue el responsable de un suceso notable, al crear la nomenclatura binomial, la más estable regla de la biología hasta los días actuales. Antes de Linné (1707-1778), las especies eran identificadas con expresiones descriptivas llamadas polinomios, escritas en latín, la lengua culta de la época, que tanto podían tener cuatro o cinco palabras como nueve o diez. La primera palabra de la expresión se refería al género al cual una planta pertenecía y las demás la describían.

El naturalista publicó en 1753 el libro Species Plantarum (Especies de Plantas) en el que presentaba una simplificación de ese sistema. En los márgenes del libro, al lado del nombre de la planta, Linné escribió una sola palabra que, combinada con el nombre genérico, formaba una nueva designación para cada especie. Al lado de la “hierba gatera”, por ejemplo, que había recibido el nombre de Nepeta floribus interrupte spicatus pedunculatis, Linné escribió “cataria” (asociada a gato), llamando la atención sobre un atributo conocido de la planta. A posteriori, los botánicos de aquel tiempo y los que vinieron después empezaron a asignarle a esa planta el nombre de Nepeta cataria – donde el primer nombre es el género y el segundo la especie.

Lo propio valió para todas las otras especies por él descritas, como la Pteris vittata , un helecho originario de Asia que consta en el libro y se lo encuentra en Brasil. Linné pasó a ser conocido como “el padre de la botánica”, si bien cabe señalar que su sistema empezó a usarse también para animales y bacterias. Las primeras reglas generales para taxonomía recién se normalizaron en 1867.

“La nomenclatura de Linné se volvió tan importante que todas las denominaciones utilizadas con anterioridad no tienen valor científico, solamente conservan valor histórico”, dice Jefferson Prado, investigador del Instituto de Botánica (IBt) de São Paulo y traductor al portugués, junto con Carlos Bicudo, del Código Internacional de Nomenclatura Botánica. En el Ibt hay un rarísimo ejemplar de Species Plantarum, que probablemente formó parte de la primera edición de la obra.

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