Hasta hace poco tiempo atrás, la investigación en el estado de Amazonas se limitaba a iniciativas aisladas de instituciones como la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), o el Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (Inpa) y a las universidades federal y estadual. Pero esta realidad ha cambiado. Con la creación en 2003 de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Sect), el Amazonas consolidó una estructura que hoy apoya a 4000 becarios — buena parte de ellos trabajando en ciudades del interior —, patrocina decenas de programas de investigación y está impulsando a las entidades académicas a trabajar en temas prioritarios para el desarrollo regional, tales como el tratamiento de enfermedades infecciosas, desarrollo de cadenas productivas con productos de la selva, etnoconocimiento, biotecnología y microelectrónica, entre otros.
Quien lideró ese cambio fue la socióloga Marilene Corrêa da Silva Freitas, de 56 años, secretaria estadual de Ciencia y Tecnología. “Actualmente el Amazonas participa de diversos programas que involucran la participación federal, o que requieren solamente contrapartidas financieras como la creación de una estructura de evaluación y seguimiento”, reconoce Jorge Bounassar, presidente del Consejo Nacional de Fundaciones Estaduales de Amparo a la Investigación y de la Fundación Araucaria de Apoyo al Desarrollo Científico y Tecnológico de Paraná.
Fue su trabajo en el campo de las políticas públicas ?consolidado en el posdoctorado en sociología en la universidad de Caen, en Francia, y en la división de investigación y enseñanza superior de la UNESCO, en París? que hizo posible su nombramiento en la Sect. “Si no existe comprensión de las prioridades de la región por parte del gestor público, las iniciativas tienden a fracasar o a quedar restringidas a experiencias de campos disciplinarios, sin conexión con las realidades de la Amazonia”, afirma la secretaria. En octubre, Marilene Corrêa fue una de las tres finalistas en la categoría Políticas Públicas del Premio Claudia, conferido por la Editora Abril.
Refuerzo estratégico
Además de formar recursos humanos y regionalizar la investigación, la acción de gobierno apunta a fortalecer la infraestructura de las instituciones académicas y brindar cobertura a las empresas del polo industrial de Manaos. Una de las principales herramientas de cambio fue la implementación, también a inicios de 2003, de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Amazonas (Fapeam). El presupuesto de R$ 53 millones en 2006 — R$ 5 millones superior al de 2005 — equivale al 1% de la recaudación de impuestos del estado más un porcentaje que Amazonas recibe de los fondos sectoriales. Con tales recursos, la Fapeam ya lanzó 28 ediciones que tratan acerca de cuestiones claves, tales como programas de financiamiento y formación de recursos humanos, principalmente másteres y doctores, y de ciencia y tecnología para el Amazonas verde, observando como meta la sostenibilidad de la economía regional y del medio ambiente. Es en este sentido que la Sect, en convenio con el gobierno federal, formuló un programa de apoyo a la implementación de un centro de biotecnología en amazonas.
Otra dimensión del mismo propósito son los programas en empresas que desarrollan productos con los recursos naturales de la Amazonia y que consolidan la base tecnológica local. La formación de investigadores indígenas y mestizos va en el mismo sentido, de inclusión de las poblaciones amazónicas en las cadenas de conocimientos de las instituciones de investigación. “La creación de la Fapeam estaba prevista desde el final de los años 1980, con presupuesto del 3% de la recaudación tributaria del estado, pero no pasaba de los papeles. Más tarde cambió el porcentaje al 0,3% y ni así comenzó a funcionar”, recuerda Marilene.
Con el resguardo de la fundación, Amazonas invierte en varios frentes. Patrocina, hoy, alrededor de 4000 becarios, siendo 500 de maestrías y doctorado, además de apoyar, con financiación directa, la coordinación de los cursos de posgrado. Para reforzar la masa crítica en los institutos de investigación, fue creado el programa Joven Doctor Amazónico, que busca asentar a doctores en líneas de investigación en el interior de Amazonas. O el Joven Científico Amazónico, de iniciación científica, que cuenta hoy en día con más de 350 becarios indígenas y pobladores del interior, de enseñanza media y fundamental, desarrollando proyectos en zonas indígenas o localidades aisladas. Otro programa busca atraer profesores doctores de otros estados, ofreciendo un “ajuar” mensual de hasta R$ 50 mil, en el caso de investigadores con por lo menos 25 años de carrera, para atender las exigencias de la investigación de avanzada en los laboratorios ya implantados del Centro de Biotecnología y de otras instituciones. Ese valor incluye el salario del investigador, de R$ 8 mil a R$ 10 mil, becas para doctorados y maestrías, y el costo de la investigación. El objetivo es que ellos se queden en Amazonas cuando la beca concluya.
Existe la preocupación de inducir investigaciones acerca de la sosteniblidad de la explotación de la selva o sobre enfermedades infecciosas, pero las políticas públicas buscan exorcizar el mito de que es sólo eso lo que los investigadores y las instituciones del estado tienen para ofrecer. “En la definición de la política industrial brasileña hay tres grandes sectores que son potenciales para el desarrollo local: semiconductores, fitofármacos y software, pero toda la opinión pública nacional ve a Amazonas sólo como lugar de ?extracción”, dice Marilene Corrêa. Ella se refiere al apoyo del gobierno a la actividad de ocho institutos de investigación y desarrollo del área privada, vinculados a empresas de la Zona Franca de Manaos. “Sólo el Instituto Genius, de Gradiente, tiene alrededor de 15 investigaciones de alto nivel en desarrollo. Otras empresas, como Nokia, Samsung y Honda, también mantienen aquí sus institutos de investigación.
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