MIGUEL BOYAYANAl completar 12 años de existencia, la empresa AsGa, fabricante de equipos para sistemas de telecomunicaciones con transmisión mediante fibra óptica, alcanzará este año la marca de 100 millones de reales de facturación. El hecho denota algo más que el éxito comercial de una empresa, corroborado por un gigantesco salto en su facturación – que sumara 31,5 millones de reales en 2000 y 16,5 millones en 1999. En realidad, es paradigmático de un éxito empresarial basado en el desarrollo tecnológico. AsGa invierte actualmente un 12% de su facturación en proyectos de investigación tecnológica en el seno de sus instalaciones, en la ciudad de Paulínia, a 118 kilómetros de São Paulo y aledaña a Campinas.
A partir de una estructura de pequeña empresa, AsGa, del mismo modo que Opto link, otra empresa de equipos ópticos para telecomunicaciones, ha crecido impulsada por factores tales como la reunión de investigadores con experiencia académica en la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y la vivencia empresarial, además del financiamiento del Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE) de la FAPESP.
Bajo el comando del ingeniero electrónico José Ellis Ripper Filho, director presidente de la empresa, y de otro socio, el ingeniero Rege Scarabucci, director de Investigación y Desarrollo, la empresa fue capaz de desarrollar una línea de multiplexadores y modems ópticos que está a la vanguardia de las transmisiones telefónicas. Esos aparatos son utilizados en las redes de acceso de telefonía -realizan la conexión de un PABX de una empresa, por ejemplo, con la red de conexión existente en la calle, que a su vez efectúa la conexión con las subestaciones o centrales telefónicas.
Mejor desempeño
Los multiplexadores realizan la transmisión de varias señales -llamadas telefónicas o procesamiento de datos- por una sola vía, uniéndolas y combinándolas. Y permiten también que una fibra óptica pueda transportar hasta 1.890 veces máslíneas o canales de voz que un alambre de cobre. Además, los multiplexadores proveen un mejor desempeño de la transmisión, con la reducción de la necesidad de repetir señales entre el punto de partida y el destino final de la llamada. Acoplados a los multiplexadores se encuentran los modems, que efectúan la conversión de las señales eléctricas en señales de luz.
AsGA fue la primera empresa en producir multiplexadores en Brasil, y actualmente controla un 70% del mercado, con un incremento del 16% sobre su participación del año pasado (60%), como mostró Pesquisa FAPESP nº 57. El caballo de batalla de la empresa es el MMO16xE1, del cual ya han sido fabricados más de 4 mil en varios formatos. “Ya se lo encuentra en todos los estados de Brasil, en puntos en los cuales es necesario interconectar redes de fibra óptica”, dice Scarabucci.
Precisamente este equipo fue objeto del primer proyecto de AsGa en el PIPE. Por cierto, la empresa fue una de las primeras en postularse al financiamiento de dicho programa de la FAPESP, en 1997. Ese año, su facturación fue de 11 millones de reales. “La inversión de la FAPESP significó un gran estímulo; entonces resolvimos arriesgar”, cuenta Ripper.
Sin embargo, la audacia mayor llegaría después, en 1998. Con un nuevo proyecto dentro del PIPE, Ripper y otros cuatro socios resolvieron apostar al desarrollo de un multiplexador más rápido y más sofisticado. De allí nació la línea Synchronous Transport Module (STM), propia para funcionar en la franja de 155 megabits por segundo (Mb/s), frente a los 34 Mb/s del 16E1. El nuevo equipo permitirá también el acceso a los troncales digitales telefónicos (que interconectan a las estaciones telefónicas de los barrios de São Paulo o de ciudades del interior del estado, por ejemplo) y a los proveedores de Internet. “El equipo ya viene con tecnología de protocolo Internet (IP)”, explica Scarabucci. Esta nueva línea de equipos entrará en breve en la línea de producción de la empresa.
Una nueva competencia
“AsGa es la primera empresa por fuera de los grandes fabricantes de equipos telefónicos que se aventuró a entrar en esa categoría de aparatos”, dice Ripper. En esa franja, la empresa competirá con grandes compañías del mercado mundial. Con el 16E1, la firma compite con otras pequeñas y medianas empresas de fuera de Brasil. “La línea STM representa un nuevo nivel tecnológico y comercial para la empresa”, afirma Ripper.
Algunos aparatos en forma de prototipos de ingeniería ya están siendo sometidos a pruebas por parte de algunos clientes de la empresa. Ripper le augura a este equipo el mismo éxito que el obtenido por el 16E1, como una evolución natural de la familia de multiplexadores y modems de la empresa. “Nuestros equipos tienen flexibilidad, es decir, son de fácil instalación”, explica Scarabucci. “Contamos con un soporte técnico ágil y de calidad para enfrentar a la competencia.”
La confianza que AsGa tiene en sí misma le permite alzar vuelo también en dirección al mercado externo. Recientemente, la empresa abrió una oficina en Argentina, desde donde espera realizar el despegue comercial hacia toda América Latina. Antes, ya había hecho pie en México, país en donde sus equipos recibieron calificación. “En México, las operadoras no quieren solamente distribuidoras, quieren que la empresa esté presente en el país”, explica Ripper.
Piedras enel camino
El éxito reciente de AsGa no se construyó solamente con los constantes incrementos en la producción de equipos ópticos y los consecuentes millones de reales facturados. No fueron solo caminos de flores, aparecieron también grandes piedras en las sendas de la intrincada trama industrial brasileña. Al comienzo de sus actividades, en 1992, la empresa debió cambiar de rumbo para no ir a la quiebra. “Fabricábamos componentes, tales como fuentes de láser y detectores ópticos, pero la apertura a las importaciones del comienzo de la década del 90 nos afectó seriamente”, recuerda Ripper.
Los bajo precios del mercado externo derribaron el sueño de Ripper y sus socios de fabricar componentes electroelectrónicos en el país. De igual manera, también otras empresas sucumbieron ante la competencia externa, y Brasil sufre hoy un gran déficit en su comercio exterior, precisamente debido a la importación de microcomponentes para la industria electroelectrónica.
La empresa solo se reerguiría con el cambio del foco de su producción. En el inicio de la década anterior, comenzó a fabricar equipos ópticos para la red de acceso a la telefonía. El primero de éstos fue un conversor de señales eléctricas, conocido como Elo-2, o elinho, después llamado módem óptico. La escalada de AsGa contó también con un financiamiento de BNDESPar, una empresa de aporte de capital en compañías privadas del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
“Recibimos un préstamo en 1993 de un millón de dólares, valor que tuvo como garantías, en partes iguales, acciones de la empresa y debentures convertibles”, cuenta Ripper. En 1997, la empresa recibió otro préstamo, de 2 millones dólares, de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). Deudas que fueron saldadas recientemente. “Terminamos de pagar los créditos en julio de este año”.
Con el nombre de semiconductor
Los primeros grandes contratos de AsGa se concretaron en 1996, con varias operadoras de telefonía. Y de los tiempos de producción de componentes, le quedó su nombre, extraído de la sigla de un material semiconductor, el arsenuro de galio. También permaneció la esperanza de volver a fabricar emisores de láser y otros componentes. Esa pretensión aparece en un proyecto que la empresa tiene junto con la Fundación Centro de Investigación de Desarrollo (CPqD, sigla en portugués), financiado por la FAPESP, en el marco del Programa Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE). La intención es desarrollar varios tipos de láser de alta potencia para su uso en equipos médicos y otras aplicaciones comerciales. “Es casi un proyecto de carácter emocional en el que mantenemos viva la tecnología de láser”, afirma Ripper.
El área de microcomponentes es tratada con cariño y se encuentra en los planes futuros de AsGa. “Podremos montar otra empresa para fabricar componentes”, dice Ripper. La misión de estudiar el montaje de una posible fábrica de microcomponentes y el diseño de lo que será AsGa en 2005 están en las manos del socio director Francisco Prince. Su función es desarrollar nuevos negocios, principalmente vinculados al comercio exterior. “Por eso, Prince está afuera del día a día de AsGa”, dice Ripper. Físico y profesor del Instituto de Física de la Unicamp, Prince fue alumno de Ripper en la universidad y se destacó al punto de ser convocado para ser socio de su maestro.
Eficiencia y costos
Además de Ripper, Scarabucci y Prince, también son socios Francisco Mecchi y Claudio Gouvêa. Mecchi es otro egresado de la Unicamp. Era técnico de mantenimiento de Elebra, empresa de equipamientos electrónicos de capital nacional, en donde trabajaron Ripper y Scarabucci durante los años 80. Mecchi se graduó como ingeniero y realizó su maestría en la Unicamp. Gouvêa trabajó en IBM, en donde fue gerente de logística industrial en el área de microcomputadoras.
En AsGa, es el responsable por las compras de componentes y por mantener los costos bajos sin pérdidas de eficiencia. “Yo digo siempre que recortar en los costos es como cortarse las uñas; es algo que debe hacerse toda las semanas”, afirma Ripper, quien también se queja por las dificultad que implica hacer un presupuesto. “En estos años, nunca conseguimos hacer un presupuesto real. Cuando terminamos uno, las premisas ya son otras. Los cambios en la vida económica de este país son muy rápidas, por eso debemos ser rápidos también en las decisiones.” Para esas situaciones, Ripper cuenta con la cohesión entre los socios, que poseen el 100% del poder de voto en las decisiones.
Sin grandes problemas
Esa unión hace que la empresa pueda soportar el bajón de los próximos meses, cuando las inversiones en telecomunicaciones por parte de las operadoras se retraerían. Éstas adelantaron las metas que alcanzarían en 2003 y las perspectivas de crecimiento del sector de telecomunicaciones son menores que hace dos años. “El boom de inversiones pesadas ya ha pasado”, afirma Ripper. “Tuvimos agilidad para crecer y ahora estamos preparados para encogernos sin problemas.”
El número de empleados no sufriría grandes modificaciones. Las alteraciones solo se darían en la planta fabril, que cancelaría los dos turnos extras necesarios durante el rápido crecimiento de la empresa. Actualmente, AsGa tiene 140 empleados, 15 de los cuales – la mayoría ingenieros – están ligados directamente al desarrollo de productos. El año pasado, todos los empleados tuvieron derecho a participación en las ganancias de la empresa. El premio fue de 3,5 salarios para cada uno.
Estímulo en premios
Como forma de incentivo para nuevos emprendedores y para fomentar la investigación, AsGa lanzó recientemente el premio AsGa Ciencia, para alumnos y profesores de nivel primario y secundario, y AsGa Tecnología, para las escuelas técnicas secundarias en las áreas de telecomunicaciones e informática. “Queremos que los alumnos y profesores de la región de Campinas desarrollen proyectos e investigaciones escolares”, dice Ripper. Los premios consisten en diplomas, trofeos y una computadora para la escuela y otra para el profesor.
Luego de elegidos los ganadores por parte de un jurado de notables, como el físico Rogério Cerqueira Leite, de la Unicamp, el día 10 de noviembre, Ripper y AsGa se preparan para inaugurar el nuevo edificio de la empresa, el día 26 de noviembre. “Serán más 2 mil metros cuadrados de área para la producción y el desarrollo de nuevos productos”, afirma Ripper.
La inauguración del edificio será el corolario de un año brillante para AsGa. La empresa pasó a ser un referente y un ejemplo de firma que apuesta al desarrollo de tecnología a partir del conocimiento de sus directivos, implementando un proyecto comercial eficaz. Pero para Ripper todavía falta mucho. “Hacen faltan más “asgas” en Brasil. Hay espacio y se necesitan más empresas como la nuestra”.
Entre los orígenes y las razones del éxito
AsGa nació cuando José Ellis Ripper Filho regresó a Brasil, en 1971, para instalar el Grupo de Investigación en Comunicaciones Ópticas del Instituto de Física de la Unicamp. Ripper dejó Estados Unidos después de doctorarse en elMassachusetts Institute of Tecnology (MIT) y trabajar en los Laboratorios Bell de ATeT (hoy, Lucent). Ya antes de salir de Brasil, Ripper se destacaba en el Instituto Tecnológico de la Aeronáutica (ITA) de São José dos Campos, en el curso de grado de ingeniería electrónica. “Como proyecto de final de carrera (en 1961), con otros tres compañeros construimos la primera computadora de Brasil, artefacto llamado Zezinho.” Era una computadora didáctica con transistores brasileños que servía para demostrar el funcionamiento de esa nueva máquina.
En 1962, fue la ocasión para que el actual director de Investigación y Desarrollo de AsGa, Rege Scarabucci, obtuviera el diploma del ITA y se dirigiera a la Universidad de Stanford, Estados Unidos. Al igual que Ripper, Scarabucci retornó a Brasil en 1971, convocado a la Unicamp por el fundador de la universidad, el médico Zeferino Vaz. En 1974, presentó los primeros modems ópticos en la Facultad de Ingeniería. Eran fruto del financiamiento de dos proyectos encomendados a la Unicamp por Telebrás, el antiguo holding estatal de las operadoras de telefonía.
El primer proyecto, sobre comunicación óptica, fue coordinado por el profesor Ripper, y otro, de transmisión digital, contó con el comando del profesor Scarabucci. “La universidad empezó a generar conocimiento, pero ése no era el ambiente para transformarlo en producto”, comenta Ripper. Esa función la desempeño el Centro de Investigación de Desarrollo en Telecomunicaciones (CPqD), creado en 1976 por Telebrás, que empezó a contratar a investigadores de la Unicamp y a utilizar los resultados de las investigaciones.
Ripper y Scarabucci solo dejarían la dedicación exclusiva como profesores de la Unicamp al comienzo de los años 80, cuando fueron contratados por la empresa Elebra, de capital nacional. “Elebra fue la primera empresa en recibir tecnología del CPqD y colocarla en la línea de producción”, recuerda Scarabucci. Con la apertura al mercado externo y los sucesivos planes económicos, Elebra entró en dificultades financieras al comienzo de 1987. Una parte de la empresa fue vendida al banco Itaú y a la multinacional Alcatel. Ripper quiso quedarse con una subsidiaria de Elebra, que producía componentes electrónicos. Con el dinero de la familia y de un ex compañero de los tiempos del ITA, João MacDowell, Ripper montó a AsGA. MacDowel, más tarde, vendió su parte en el negocio.
Scarabucci solo se juntaría a AsGa en 1997, después de haber salido de Elebra en 1990 y retomado la dedicación exclusiva en la Unicamp. La trayectoria de ambos muestra que una inversión hecha hace más de 25 años, con la creación de la Unicamp y del CPqD, propició que Brasil se incluyera como uno de los seis países que, al final de los años 80, poseía tecnología propia para su uso en las telecomunicaciones vía fibra óptica. Una inversión que continúa valiendo.
Los Proyectos
1. Desarrollo de Multiplexador/Módem Óptico 16xE1 con Innovaciones Tecnológicas (97/07321-2); Modalidad Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE); Codirector Rege Scarabucci – AsGA; Inversiones R$ 299.810,00
2. Desarrollo de Multiplexador STM-1 para la Red Óptica de Acceso (98/14805-9); Modalidad Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE); Codirector Rege Scarabucci – AsGA; Inversiones US$ 153.060,00