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Ciencia

Una planta contra la tuberculosis

El extrato de camapú extermina seis tipos de micobacterias en laboratorio

Hace tres años, la química Suzelei de Castro França les lanzó un desafío a sus colegas de la Universidad de Ribeirão Preto (Unaerp): “Hace diez años que investigamos plantas con potencial terapéutico contra los mismos organismos, con buenos, pero modestos resultados. ¿Por qué no trabajamos con el bacilo de la tuberculosis, que está causando un problema mundial?” El resultado fue el descubrimiento de que el extracto bruto de una planta de la Amazonia, el camapú o balãozinho (alkenkenje,Physalis angulata), inhibe la multiplicación de las micobacterias (género Mycobacterium) causantes de la tuberculosis y de las enfermedades oportunistas en pacientes con defensas orgánicas debilitadas.

Los usos populares del camapú ya indicaban su potencial farmacológico: además de ser usado como diurético y digestivo, es considerado eficiente también contra inflamaciones, fiebres, reumatismo e incluso malaria.Las pruebas actuales del grupo de la Unaerp -realizadas directamente sobre las bacterias- son el primero paso rumbo a medicamentos más eficaces y menos tóxicos. Si todo sale bien, puede estar en el mercado en un lapso de entre cinco y diez años -necesario para efectivización de todas las pruebas requeridas- una alternativa a las drogas en uso actualmente: isoniazida, rifampicina y pirazinamida, de reducida eficacia ante la variedad de bacterias multirresistentes. Se estima que dos mil millones de personas -un tercio de la población mundial- están infectadas con el bacilo de la tuberculosis, que mata a dos millones de seres humanos por año en todo el mundo.

Mecanismos de acción
En el Centro de Biotecnología Vegetal de la Unaerp, dirigido por Suzelei, lo que se busca actualmente son fracciones cada vez menores del extracto de camapú, en las cuales se concentran las sustancias que probablemente exterminan las micobacterias: son las fisalinas, obtenidas en las raíces y de las hojas de la planta. Las fisalinas son vistas como antitumorales y tripanosomicidas (matan al Trypanosoma cruzi, protozoario causante del mal de Chagas). A comienzos de los años 90, estudios realizados en China probaron que una de las fisalinas, la B -ya purificada por el equipo de la Unaerp-, actúa contra la leucemia en animales de laboratorio.

“Queremos saber ahora si las fisalinas funcionan de la misma manera juntas o aisladas”, dice Rosemeire Cristina Linhari Rodrigues Pietro, coordinadora del proyecto. Cuando Suzelei lanzó el desafío al equipo, acababa de regresar de posdoctorarse en un laboratorio de la Universidad de São Paulo (USP) en Ribeirão Preto en el que se estudian vacunas de ADN contra la tuberculosis. Fue entonces cuando supo de la gravedad del problema y las perspectivas de investigación.

Una mezcla de fisalinas identificada por el código A12912 destruyó células de seis cepas (variedades) del género Mycobacterium: dos de la especie tuberculosis, causante de la tuberculosis; una de avium, una de las bacterias oportunistas más frecuentes en pacientes con Sida y resistente al tratamiento convencional; una de kansasii, una de malmoense y una de intracellulare -que causan diversos tipos de tuberculosis, principalmente en enfermos con el sistema inmunológico debilitado. Se notó también una acción discreta contra el Staphylococcus aureus, una bacteria asociada a la infección hospitalaria con la cual el equipo ya trabajaba al iniciar la investigación con las micobacterias. El trabajo fue publicado en agosto de 2000 en la revista Phytomedicine.

Asociación americana
En la próxima etapa, las pruebas de toxicidad de las fisalinas, inicialmente en células, podrían consolidar la asociación con Scott Gerald Franzblau, especialista en actividades antimicrobianas de productos naturales de la Universidad de Chicago, Estados Unidos. Franzblau se ofreció en 1999 para probar la eficacia del extracto en animales.

A propósito: fue el propio Franzblau quien envió -gratuitamente, como es hábito entre investigadores- el reactivo alamar blue, un líquido azul que él mismo había probado en micobacterias. En contacto con una solución que contenga micobacterias vivas, se vuelve rosa. Eso fue de gran ayuda: ya no era necesario esperar casi un mes para ver si las bacterias habían muerto efectivamente. “El alamar blue funciona con tan solo una célula viva”, cuenta Daisy Nakamura Sato, responsable del laboratorio de micobacterias del Instituto Adolfo Lutz en Ribeirão Preto, que se encargó de las pruebas.

Otras plantas
Las investigadoras analizaron también otras especies. Con la espinheira-santa (congorosa, Maytenus ilicifolia) y la caapeba (Potomorphe umbelatta), los resultados no se revelaron prometedores. Pero los extractos de carqueja (Baccharis trimera), un arbusto de las selvas tropicales sudamericanas, y de mangaba (Hancornia speciosa), una planta de la sabana, se mostraron con potencial actividad antimicobacteriana.

De otra planta de la misma familia que la mangaba, la vinca de flor (Catharanthus roseus), se extraen sustancias usadas como antitumorales. Suzelei concluye: “Si queremos de hecho contribuir al avance científico en la exploración del potencial de plantas medicinales, debemos ampliar las actividades biológicas que serán testeadas”.

EL PROYECTO
Análisis de la Actividad Antimicobacteriana de Extractos Vegetales
MODALIDAD
Auxilio a proyecto de investigación
COORDINADORA
Rosemeire Cristina LinhariRodrigues Pietro – Unaerp
INVERSIONES
R$ 23.503,61 y US$ 16.465,28

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