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Entrevista

Tim Hubbard: Una posición aplaudida

Científico inglés del consorcio del genoma defiende la investigación en países periféricos y opone derechos humanos a patentes

Tim Hubbard, jefe del grupo del Sanger Centre, brazo británico del consorcio público para el genoma humano, fue muy aplaudido en su presentación en la BIG Conference. Con una postura opuesta a la de quien lo precedió -Gene Myers, al frente de la bioinformática de la empresa Celera-, Hubbard conquistó a la audiencia al defender enfáticamente el acceso público a los datos del genoma humano y al exhortar a los países menos desarrollados a investigar y desarrollar sus propios remedios.

Para un país periférico como Brasil, ¿de qué sirve formar parte de proyectos genómicos?
– Bien, ustedes entraron al club. Generaron información reconocida internacionalmente bajo la forma de ESTs (etiquetas de secuencias expresadas). Esta conferencia, con tanta gente de fuera, es una forma de reconocimiento a ese trabajo. Hacer el genoma no fue algo trivial. Antes que nada, fueron necesarias inversiones en infraestructura. Todo los países debería tener conocimientos sobre el genoma. Es un capital intelectual fundamental para este siglo. Al fin y al cabo, cada nación tiene intereses particulares y necesidades específicas, como por ejemplo, investigar prioritariamente las enfermedades y las plagas agrícolas que más la asolan.

De acuerdo con el dinero invertido en el secuenciamiento y el estudio de genomas, ¿se puede decir que el costo de las drogas y tratamientos resultantes será alto?
– Sí, pero existe una manera de esquivar ese problema. Ustedes mismos pueden desarrollar tratamientos. Los países deben hacer investigaciones, contar con las capacidades y la infraestructura para ello. Muchas áreas, juzgadas como no atrayentes comercialmente, pueden ser estudiadas. El punto central de las políticas públicas debe ser maximizar los beneficios de las inversiones en investigación. Es necesario dar incentivos.

¿Usted es contrario a las patentes en el área médica?
– Para mí, es un problema de derechos humanos. Analizamos la situación del Sida en África: la enfermedad devasta el continente. En Brasil, su situación aún debe ser preocupante. Pero tenemos drogas eficientes para el control del mal, sabemos cómo son hechas y su proceso no es caro. El único problema es la propiedad intelectual, que sobrevalúa el precio. Por detrás de eso están las patentes, un componente importante en la estructura económica mundial. Pero no se puede olvidar que existen áreas de la actividad económica reguladas de otras maneras, sin el principio de la propiedad intelectual. Quizás debiéramos ver la cuestión de las drogas de otra manera.

¿Cómo vio la disputa entre la empresa Celera y el consorcio público, para ver quien terminaba primero la versión inicial del genoma humano?
– Sabíamos que teníamos una misión. En un dado momento, fuimos desafiados por Celera, una compañía agresiva. Ellos intentaron parar el proyecto público, diciendo que debíamos trabajar con el genoma del ratón común. Nos preocupamos por no parar. Si parásemos, al final de la historia no tendríamos ningún genoma humano listo: Celera necesitó datos públicos para su modelo. Por suerte continuamos.

Se dice que el genoma humano es cosa del pasado y que la nueva orden es ahora el proteoma. ¿Serán necesarios software nuevos para estudiar el proteoma?
– Hay muchas herramientas a mano para las proteínas, diría incluso más avanzadas que las de la genómica. Pero tendremos que comparar muchos genomas para intentar entender la estructura y el funcionamiento de las proteínas. Comparando, se pueden transferir funciones. Para comprender nuestro cuerpo, cómo son las enfermedades y cómo tratarlas, tendremos que tener un gran entendimiento acerca de cómo trabajan las células. Para llegar a ese nivel, necesitaremos un sistema computacional que muestre cómo interactúan todos los componentes celulares. Es algo muy difícil de desarrollar. Pero como conocemos muchas semejanzas de función entre organismos, si secuenciamos el ADN de varias especies podremos extraer evidencias experimentales de uno y relacionarlas con el otro. Muchas empresas investigan la estructura de las proteínas. Su experiencia muestra que, para cada organismo en particular, solo es posible obtener un 40% de las estructuras de las proteínas. Pero si usted relaciona la información deun organismo con la de otro, puede conseguir un 80% de las estructuras.

¿Qué organismos deberían ser mapeados para realizar esas comparaciones? ¿El chimpancé, el ratón común?
– El chimpancé está muy cerca nuestro y, por ahora, no aprenderemos mucho con él. En el caso del ratón, una discusión en curso apunta la posibilidad de que sea aún más diferente de nosotros de los que esperábamos. Ahora existe un gran interés puesto en intermedios: animales de campo, como la vaca y el cerdo. Secuenciar organismos es muy fácil. Lo interesante es trabajar con biología en una escala más abarcadora, hacer experiencias con chips que muestren los genes expresados y qué proteínas utilizada un organismo en determinada situación. Ése es un gran trabajo para la bioinformática.

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