Estados Unidos está redoblando esfuerzos para crear una vacuna contra el mortal virus ébola. Dentro de los próximos 18 meses, una droga experimental entrará en fase de prueba. El miedo al bioterrorismo, nacido a partir de los atentados del 11 de septiembre, explica la prisa. “Estamos preocupados con todos los virus hemorrágicos. Sabemos que éstos has sido estudiados como potenciales armas del bioterrorismo”, dijo Gary Nabel, director del Centro de Investigaciones en Vacunas, de Washington, en entrevista concedida a la revista New Scientist (del 25 de mayo).
La vacuna está siendo desarrollada por norteamericanos y para norteamericanos, pero los investigadores esperan que la misma esté disponible también para los países de África Central, en donde se han registrado repetidos brotes de la enfermedad. Solamente este año, 53 de 65 personas infectadas murieron en medio a un brote de ébola en Gabón. El desarrollo de una vacuna demandó cuidados extras. Los métodos convencionales con el uso de virus debilitados o inactivos no son seguros, por causa del riesgo de que algún virus más agresivo permanezca en la vacuna. En su lugar, Nabel diseñó una vacuna de ADN tan solo con los genes de la cobertura proteica del virus. El prototipo pasó en las pruebas iniciales con monos.
Por ahora, la vacuna de ADN solamente ha sido probada contra la cepa Zaire, una de los tres conocidos linajes fatales del ébola. “Pero somos optimistas con relación a la posibilidad de que ésta también funcione con las otras de la misma manera”, dice Nabel. Según el investigador, la vacuna consiste en una mezcla de genes de la membrana de glucoproteína de las tres cepas. Nabel espera también poder probar la vacuna en epidemias reales, pese a que generalmente demora meses para que un brote de ébola en un área remota sea notificado, cuando ya es por demás de tarde para vacunar.
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