Daniel BuenoA veces, al correr, una puntada en el lado izquierdo del abdomen obliga a reducir el ritmo. Denominada “dolor en el bazo”, en realidad se trata de un espasmo del diafragma. Este músculo y el bazo están conectados por un ligamento que puede ocasionar dolor cuando se distiende. Generalmente basta con que disminuya la intensidad del esfuerzo para que desaparezca. Las principales funciones del bazo son: retirar de circulación los hematíes y las plaquetas viejas, almacenar el hierro extraído de los hematíes y producir anticuerpos. En los casos de traumatismos graves, y entre aquéllos afectados por raras enfermedades hemorrágicas o de coagulación, tales como la anemia hemolítica o la púrpura trombocitopénica, puede hacerse necesario extraer el bazo. Generalmente, su ausencia no compromete la calidad de vida. Cuando se lo retira, otros órganos se encargan de cumplir con su actividad. El hígado retira los hematíes viejos de la sangre y la médula ósea se encarga de la mayor parte de la producción de anticuerpos. Es de mayor importancia durante la infancia, período en que ocurre la maduración del sistema inmunológico y de la reactividad inmunológica. Incluso antes, en el feto, el bazo es uno de los principales productores de células sanguíneas (leucocitos y hematíes). No obstante, investigaciones recientes, indican que a quienes se les extrae el bazo corren mayor riesgo de desarrollar septicemia cuando sufren una infección bacteriana por neumococos, meningococos o hemófilos. Por eso los médicos actualmente evitan extirparlo por completo. Se deja al menos una fracción del mismo incluso en traumatismos ocasionados por accidentes.
Ana Maria Caetano de Faria, Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG)
Republicar