Eduardo Cesar¿Es posible que, en realidad, el Tyrannosaurus rex, gigante de los dinosaurios predadores con algo más de 60 dientes en sus mandíbulas, se aprovechara de la caza realizada por otros animales en lugar de capturar sus propias presas? Desde hace un siglo, este debate desvela a los paleontólogos y se va modificando según avanza el conocimiento. Una pista de que los tiranosaurios no cazaban mucho es la longitud proporcional de los huesos de sus patas traseras –el fémur y la tibia–, lo que los hacía malos corredores. Aun así existen indicios de que atacaba a otros dinosaurios grandes, tal como lo indica el fósil de un edmontosaurio hallado con una marca de mordedura parcialmente cicatrizada en una vértebra, denotando que un tiranosaurio intentó matarlo (y no lo logró). Existen dos grandes dificultades que impiden brindar una respuesta definitiva acerca de sus hábitos alimentarios: la escasez de fósiles completos de dinosaurios y la rareza, entre los animales actuales, de carroñeros exclusivos. El único es el buitre, con su olfato hipersensible y capacidad para volar inmensas distancias para hallar alimento. Lo más probable es que el tiranosaurio lograra capturar incluso grandes presas, sin necesidad de correr demasiado, aunque sin desdeñar carroña hallada a su paso.
Luiz Eduardo Anelli
Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo
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