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Memoria

A hierro y fuego

Restauran la bicentenaria siderúrgica Ipanema, en el interior de São Paulo

Dentro de Fazenda Ipanema, un predio de cinco mil hectáreas ubicado en la localidad de Iperó, interior de São Paulo, conviven un fragmento de Bosque Atlántico, asentamientos de los Sin Tierra, instalaciones de la Armada y del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), actividades del Ministerio de Agricultura, un villorrio de un puñado de habitantes y algunas edificaciones vetustas, en ruinas.

De tal conjunto, lo más interesante son sin lugar a dudas las construcciones, que están en pésimo estado. Las mismas reúnen probablemente parte de la primera siderúrgica construida en Brasil en 1810, de una de las más antiguas represas erigidas para generar energía hidráulica y de un pionero cementerio protestante habilitado para que allí enterraran a los operarios suecos luteranos. No obstante, existen estudios no conclusivos acerca de una frustrada tentativa anterior de extracción de mineral de hierro en Morro de Araçoiaba, también dentro de Fazenda Ipanema, que habría estado a cargo de Afonso Sardinha, en 1591. En tanto, la Real Fábrica de Hierro São João de Ipanema, instalada cerca de ese monte, fue una de las consecuencias de la venida de la Corte Portuguesa a Brasil, en 1808.

Los estudios iniciales estuvieron a cargo del sargento mayor Frederico Luiz Guilherme Varnhagen, pero quien edificó la siderúrgica fue el sueco Carlos Gustavo Hedberg, que trajo técnicos, equipos y herramientas. Una serie de divergencias ocasionó el alejamiento de Hedberg en 1814, y así su lugar quedó a en manos del propio Varnhagen. Durante este período, se amplió el azud construido por los suecos y se construyeron nuevos canales. A su vez, surgieron nuevas edificaciones, como la de refinación, la de tostación (la quema del mineral para la extracción del azufre), la fundición y los alojamientos. En 1860, trasladaron las máquinas a Mato Grosso, donde se planeaba explotar las minas del río Mutum. Con todo, en Ipanema se seguirían fabricando cañones, armas blancas y municiones para la Guerra del Paraguay (1864-1870), bajo el comando del capitán Joaquim de Souza Mursa.

La siderúrgica cerró definitivamente sus persianas en 1895 – pues salía más barato importar – y se transformó en un cuartel del Ejército. Después de 1930 se instaló allí una escuela de agricultura, y en los años 1960, el Centro de Aviación Agrícola. En 1989 no había ya allí ninguna actividad. Tres años después, el Ibama se hizo cargo de la administración de lo que en la actualidad lleva el nombre de Bosque Nacional de Ipanema. El Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan) decidió intervenir en la región en 1964, cuando le asignó el status de patrimonio histórico al conjunto. Algún tiempo después se iniciaron las obras de restauración, siempre interrumpidas durante algunos intervalos de años, debido a la dependencia de los magros recursos disponibles. Pero el año pasado, Companhia Siderúrgica Paulista (Cosipa) y Usinas Siderúrgicas de Minas Gerais (Usiminas) destinaron 600 mil reales a la restauración de los altos hornos de Ipanema, en lo que constituye la primera fase del plan de conservación.

“La segunda fase de la restauración de las demás estructuras tiene un costo estimado en 2,7 millones de reales, que también será financiado por empresas, y empezará este año”, dice el arquitecto José Saia, el técnico del Iphan que coordina el trabajo. Cuando el trabajo esté concluido, se abrirá el conjunto a la visitación pública. “Las visitas abarcarán buena parte de la región, en razón de su valor histórico y porque ésta se encuentra en uno de los mayores macizos de Bosque Atlántico de São Paulo.”

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