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Financiamiento

Apoyo a la excelencia

El Instituto de Matemática Pura y Aplicada (Impa) amplia su cuadro docente y crea cátedras solventadas por empresarios

El Instituto de Matemática Pura y Aplicada (Impa) de Río de Janeiro ha echado mano de un recurso muy común en las universidades estadounidenses, pero raramente utilizado en Brasil, para ampliar y oxigenar su cuadro de investigadores. Obtuvo el patrocinio de empresarios para financiar dos cátedras de enseñanza e investigación, y de esta manera pudo contratar por cuatro años a dos jóvenes matemáticos. El carioca Henrique Bursztyn, 31 años, investigador del área geometría diferencial, regresará a Brasil en julio, al cabo de algunas temporadas en Berkeley, California, donde se doctoró para luego hacer su posdoctorado en la Universidad Libre de Bruselas, donde fue investigador visitante, y en la Universidad de Toronto, donde trabaja desde hacer dos años y medio. Bursztyn se hará cargo de la cátedra Armínio Fraga, solventada por este ex presidente del Banco Central (BC), que actualmente es titular de una corredora de inversiones. Estaba en mis planes volver al Brasil, pero sólo me llegaban invitaciones para seguir en el exterior. Esta oportunidad fue mucho mejor de lo que yo podría esperar, afirma Bursztyn.

Una segunda cátedra, financiada por otro empresario del sector financiero que prefiere no identificarse, fue ocupada por Jorge Vitório Pereira, especializado en sistemas dinámicos, que se doctoró en el propio Impa en 2001. Logramos traer de regreso de Canadá a un matemático brillante y mantuvimos a otro en Brasil. Jorge Vitório estaba analizando propuestas para trabajar en el exterior, y probablemente se iría, dice César Camacho, director general del Impa.

El Impa es el instituto de matemática de mayor prestigio de Latinoamérica, cuyo nivel científico y su ambiente intelectual se equiparan a los de las mejores instituciones del mundo. Sus programas de posgrado obtuvieron la máxima calificación en la evaluación de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes). Fundado hace más de medio siglo, tiene el status jurídico de organización social y recibe recursos provenientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología. La idea de crear las cátedras comenzó a tomar cuerpo al final de 2003, en la oportunidad de la colación de grado de una promoción de maestría en Finanzas solventada por Armínio Fraga. En diálogo con Fraga, César Camacho expuso los proyectos del instituto, informó sobre las dificultades afrontadas para contratar a jóvenes investigadores y se refirió al sueño de crear cátedras con patrocinio privado. Y el ex presidente del Banco Central se ofreció a ayudar.

En un encuentro posterior, el director del Impa presentó su plan. Quería crear seis cátedras, que serían ocupadas durante cuatro años por investigadores con sueldos de 6 mil reales mensuales. Fraga se hizo cargo de solventar una de las cátedras y a su vez convenció a un empresario a sustentar la segunda. Yo tenía ya previamente una gran admiración por el Impa, una institución de primerísima línea, afirma Fraga. El instituto mantuvo su excelencia con recursos del gobierno, pero quería abrir espacio para jóvenes investigadores. Vi que podía ayudar y esa ayuda podría perfeccionar la excelencia. Espero que este ejemplo sirva de inspiración a otros patrocinios, dice el ex presidente del BC.

Cartas de evaluación
El paso siguiente consistió en preparar el concurso, que transcurrió durante el segundo semestre de 2004. Pudieron postularse matemáticos con entre dos y doce años de doctorado y vida académica orientada a la investigación. Surgieron 12 candidaturas. La selección se hizo mediante consultas confidenciales a cinco eminentes matemáticos vinculados a las áreas de cada candidato. Como eran 12, la consulta abarcó cartas de evaluación de 60 investigadores. La elección recayó sobre Bursztyn y Pereira. Los seleccionados, en la práctica, tendrán las mismas obligaciones que los restantes 32 investigadores del Impa, y la institución espera contratarlos pasados los cuatro años de la cátedra. Deberán dictar dos cursos por año en el nivel de posgrado y participar en la vida científica y académica del instituto.

El patrocinio privado para la creación de cátedras y becas de estudio es una tradición en Estados Unidos. Ex alumnos devenidos ricos suelen hacer donaciones a las universidades donde se graduaron. Un ejemplo reciente: en abril de 2003, Robert Hill donó un millón de dólares a la Universidad Clarkson, de Postdam, Nueva York, que creó la cátedra Robert Hill de ingeniería mecánica. Graduado en la promoción 1948 de Clarkson, Hill se convirtió en ejecutivo de grandes corporaciones y, ya en su vejez, resolvió donar parte de su patrimonio a la institución. También sucede que millonarios dejan herencias a instituciones académicas, y son homenajeados con cátedras. Al morir a los 91 años, en 1999, el multimillonario Paul Mellon dejó 15 millones de dólares a la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y 90 millones a la Universidad Yale, Estados Unidos. Mellon, un coleccionador de arte y creador de caballos de carrera, tenía una antigua relación con dichas instituciones académicas. En Cambridge, su nombre fue a parar a una cátedra de historia americana y a una sala de libros raros.

En Francia, las alcaldías patrocinan cátedras, dice César Camacho. En Brasil, el gobierno siempre desempeñó un papel preponderante en el financiamiento a la investigación y al posgrado, aunque existen experiencias aisladas de patrocinio privado a las cátedras. La Fundación Getúlio Vargas, por ejemplo, tiene el proyecto Cátedra Patrocinada, en el cual empresas solventan la venida de un docente extranjero o el trabajo de un profesor brasileño. La dirección del Impa apuesta a que es posible sembrar acá el modelo estadounidense. El proceso de elección de los investigadores, en realidad, sirvió para seleccionar seis nombres para las cátedras. El instituto planea contratarlos tan pronto como consiga  patrocinadores.

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