Problemas mentales tales como la depresión y la esquizofrenia pueden impedir que las personas trabajen y disgregar familias, además de estar relacionados con suicidios e incluso homicidios. Durante las últimas décadas, Brasil optó por sustituir los hospitales psiquiátricos por los Centros de Apoyo Psicosocial (Caps), ideados para atender trastornos mentales complejos en la comunidad con un mínimo de internaciones. Es una estrategia innovadora, pero implantada de manera tímida. En 2006 había 848 Caps, uno por cada 200 mil habitantes, y 27 camas psiquiátricas por cada 100 mil personas, mucho menos que lo necesario, de acuerdo con un diagnóstico encabezado por Mario Mateus, de la Universidad Federal de São Paulo. El total de psiquiatras y psicólogos también es pequeño: 6 mil y 18 mil, respectivamente. Servicios y recursos humanos están concentrados en las áreas más ricas del país (International Journal of Mental Health Systems).
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