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MEMORIA

Austregésilo Lima, a la sombra de Freud

El neurólogo y psiquiatra de Pernambuco, crítico y teórico de la psicoterapia, perfeccionó el diagnóstico de la histeria y hablaba abiertamente sobre sexo a comienzos del siglo XX

Una lección clínica en la Salpêtrière, pintura de 1887 de André Brouillet: el neurólogo francés Jean-Martin Charcot exhibe ante sus aprendices a una mujer con histeria

bettmann / Getty Images

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, un médico oriundo del estado de Pernambuco, en Brasil, siguió una senda parecida a la de otros que buscaban nuevas formas de tratar los trastornos psíquicos, como en Europa el neurólogo austríaco Sigmund Freud (1856-1939). El también neurólogo y psiquiatra Antônio Austregésilo Rodrigues Lima (1876-1960), quien firmaba sus obras como Antônio Austregésilo, exploró lo que más tarde se convertiría en la psicoterapia y realizó aportaciones teóricas críticas al psicoanálisis, como el perfeccionamiento del diagnóstico de la histeria, en ese entonces ampliamente atribuida a las mujeres, diferenciándola de otros problemas psíquicos o físicos.

Como sexólogo, pretendía entender qué sucedía durante la vida nocturna de Río de Janeiro. “Circulaba por los cabarés, conversaba con las prostitutas y se interesaba por la vida como la vida es”, dice el psiquiatra Paulo Dalgalarrondo, de la Universidad de Campinas (Unicamp), uno de los autores de un artículo sobre el médico pernambucano publicado en julio de 2020 en la Revista Latinoamericana de Psicopatología Fundamental.

Austregésilo escribió libros en un lenguaje relativamente sencillo sobre la sexualidad, como Neurastenia sexual e seu tratamento (1919) y Conduta sexual (1939), en donde planteaba a la educación sexual como un instrumento de control de lo que veía en esa época como desvíos de la sexualidad, la homosexualidad inclusive. Abogaba por un abordaje sin hipocresías sobre el tema en las escuelas y la difusión amplia de la sexología entre los estudiantes, algo que aún hoy en día incomoda a los sectores más conservadores de la sociedad brasileña.

Colección de la FamiliaAustregésilo con el tradicional uniforme de la Academia Brasileña de Letras, a la que ingresó en 1914Colección de la Familia

Austregésilo era pardo, y a diferencia de otros afrodescendientes, pudo abocarse a sus estudios; su padre era abogado. A los 16 años, se mudó de Recife a Río de Janeiro para cursar medicina. Su interés por los trastornos mentales se expresó en 1899 con su tesina final de la carrera, intitulada “Estudio clínico del delirio”. En la década siguiente, integró el equipo del psiquiatra negro Juliano Moreira (1872-1933), quien entre 1903 y 1930 dirigió el Hospicio Nacional de Alienados, el primer hospital psiquiátrico de Brasil, inaugurado en 1852 en Río de Janeiro (lea en Pesquisa FAPESP, ediciones n° 124 y 263).

Moreira, uno de los pioneros de la psiquiatría en Brasil y uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Ciencias, que presidió entre 1926 y 1929, abolió el uso de los chalecos de fuerza, retiró las rejas de las ventanas de los dormitorios de los pacientes, creó espacios para el diálogo con las personas en tratamiento y separó a los adultos de los niños. Austregésilo y Moreira creían en la función disciplinante y moralizante de la psiquiatría. Abogaban por el higienismo, que pregonaba el saneamiento de las ciudades para evitar epidemias, y recomendaban la higiene mental y física para prevenir trastornos mentales.

Austregésilo también abordó la eugenesia, una estrategia a través de la cual se pretendía mejorar la especie humana esterilizando a los individuos considerados ineptos, como los portadores de enfermedades hereditarias, o impidiendo la reproducción de las en ese entonces denominadas razas inferiores. En Conduta sexual, preconizó la esterilización penal de los delincuentes reincidentes, pero se opuso a la visión racista, que adjudicaba los trastornos mentales al color de la piel, encabezada por el médico paulista Renato Kehl (1889-1974), quien fundó la Sociedad Eugenésica de São Paulo.

Archivo Nacional / Wikimedia Commons Juliano Moreira, director del Hospicio Nacional de Alienados de 1903 a 1930Archivo Nacional / Wikimedia Commons

Un crítico de Freud
En 1912, Austregésilo se convirtió en el primer docente de la recién creada cátedra de neurología de la Facultad Nacional de Medicina, posteriormente integrada a la Universidad de Río de Janeiro, actual Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Ese año, junto a su alumno Faustino Esposel (1888-1931), publicó en la revista francesa de psiquiatría L’Encéphale un artículo sobre un síntoma aún no descrito de la lesión del tracto corticoespinal. Ese conjunto de axones, las prolongaciones de las neuronas, transmite señales desde la corteza cerebral hacia la médula espinal y controla los movimientos voluntarios. La denominada señal de Austregésilo-Esposel consiste en una presión en los músculos y los nervios de la región central del muslo que hace que el dedo gordo del pie se levante y los dedos vecinos se abran en abanico, y puede indicar la existencia de una lesión en la médula espinal o una enfermedad cerebral.

Otro trabajo pionero, publicado en 1928 en Revue Neurologique, en tal ocasión con el colega neurólogo y coterráneo Aluízio Marques (1902-1965), consistió en la descripción del primer caso de distonía (contracciones musculares involuntarias) postraumática, de un paciente de 25 años quien desde los 13 años exhibía dicho síntoma, producto de un traumatismo de cráneo acaecido como consecuencia de haberse caído de un tranvía.

Austregésilo visitó centros de investigación médica de Europa y Estados Unidos y representó a Brasil en congresos internacionales de neurología. Una de las investigaciones que dirigió en la Facultad de Medicina de Río fue la del cearense Genserico Aragão de Souza Pinto (1888-1958), cuya monografía de final de carrera, defendida en 1914, constituyó el primer trabajo académico sobre psicoanálisis elaborado en Brasil.

Elegido en 1914 para ocupar un escaño de la Academia Brasileña de Letras (ABL), Austregésilo escribió 35 libros. En su discurso de toma de posesión, advirtió sobre “la tendencia al mimetismo exagerado de las cosas del Viejo Mundo” en los medios intelectuales brasileños, algo que se reflejaba, según sostuvo, en un cierto “desdén con respecto a nuestras cualidades originales”. La psiquiatra y psicoanalista Silvia Alexim Nunes coincide: “La psiquiatría brasileña era importada en demasía.”

Archivo Nacional / Wikimedia Commons El Hospicio Nacional de Alienados, el primer hospital psiquiátrico de Brasil, entre 1859 y 1861Archivo Nacional / Wikimedia Commons

Su obra incluye escritos sobre psicoanálisis y ensayos literarios. “Fue leído por un público más instruido que extrapolaba al de los médicos, compuesto por docentes, abogados, ingenieros y empleados públicos”, afirma Dalgalarrondo, de la Unicamp.

En dos libros publicados en 1916, Pequenos males y A cura dos nervosos, Austregésilo pregona el diálogo en el tratamiento de los trastornos mentales. “Apostaba por una práctica terapéutica basada en la persuasión, con la idea de que los pacientes podrían convencerse de corregir lo que se consideraba como un error de pensamiento mediante charlas con su terapeuta”, afirma el psicólogo Mikael Almeida Corrêa, de la Universidad Federal de Rio Grande (Furg), autor de un artículo sobre las primeras obras de Austregésilo publicado en junio de 2024 en la Revista Brasileira de Historia da Ciencia.

Según Almeida Corrêa, ése fue un método precursor de las actuales terapias cognitivo-conductuales, desarrollado por el neuropatólogo suizo Paul Charles Dubois (1848-1918). En ese abordaje, la cura de ciertas condiciones clínicas tales como la hipocondría, la ansiedad, el pánico y las fobias se concretaría mediante la reeducación de la mente y el cuerpo.

Austregésilo consideraba a la teoría psicoanalítica, que empezaba a ganar terreno en Brasil a comienzos del siglo XX, tan solo como una más entre diversas alternativas interesantes para el tratamiento de los trastornos psíquicos. Su mirada crítica lo llevó a crear un abordaje similar al de Freud sobre la estructura de la mente humana. Para el médico austríaco, la psiquis puede entenderse como la interacción entre el ello (el inconsciente, en el cual residiría la libido, formada por los deseos y los instintos), el yo (la base de la personalidad consciente, que se ajusta a los deseos) y el superyó (la instancia de la conciencia moldeada por la moral y por la represión de los deseos).

Austregésilo, A. E ESPOSEL, F. L’Encéphale.La señal de Austregésilo-Esposel: el reflejo de los dedos del pie indica una alteración neurológicaAustregésilo, A. E ESPOSEL, F. L’Encéphale.

El médico pernambucano propuso una estructura alternativa, formada por lo que denominaba fames (hambre en latín), la libido y el yo. La fames corresponde a las necesidades de supervivencia más básicas, relacionadas con la propia nutrición, que él describía como “una fuerza interior de la materia viva” en el libro Fames, libido, ego, publicado en 1938. Concibió a la libido de manera más estrictamente correspondiente al deseo sexual, mientras que Freud la veía como motivadora de deseos más allá de las necesidades sexuales. Por último, Austregésilo veía al yo como la estructura que articula esas dos motivaciones básicas.

En el libro de 1938, pese a celebrar lo que consideró “la visión genial de Freud”, Austregésilo efectuó críticas al psicoanálisis por sus “doctrinas dogmáticas”. Según él, los freudianos pensaban que todo podía explicarse según las claves psicoanalíticas del “sabio de Viena”. También manifestaba reservas en cuanto al presunto papel predominante de la libido en los trastornos psíquicos: “Estoy plenamente de acuerdo en que en la especie humana la libido posee un papel muy prominente en el origen de las neuropsicosis, pero no soy exclusivista, como lo propugnan Freud y sus adeptos.”

En un artículo sobre el estado del arte de la psiquiatría, publicado en 1945 en el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, escribió así: “El cuerpo y el espíritu forman una unidad fisiopatológica. El clínico debe tener siempre en mente que existen raíces psíquicas en las enfermedades orgánicas, como hay a menudo elementos orgánicos en las enfermedades funcionales.”

Sus críticas no tuvieron una influencia duradera entre los psicoanalistas brasileños de mediados del siglo XX. Según Nunes, los higienistas, Austregésilo inclusive, adaptaron lo que vieron que era interesante del psicoanálisis –la idea de inconsciente y la posibilidad de poder acceder a él de algún modo– en una clave moralizante y pedagógica, orientada hacia la corrección de las conductas, algo que no estaba entre los objetivos del psicoanálisis freudiano.

Colección de la familiaAustregésilo (en el círculo) y su equipo médico en el frente de la clínica para mujeres, entre 1900 y 1920Colección de la familia

Las falsas histerias
Un trastorno que fue objeto de gran atención por parte de los psiquiatras a finales del siglo XIX y principios del siglo XX fue la histeria. Caracterizada generalmente por las crisis psíquicas, los desmayos y los temblores, era tenida desde la Antigüedad como algo propio de las mujeres: hysteros es la palabra griega que designa al útero. En el siglo XIX, los diagnósticos de la histeria estuvieron al servicio de un proceso de control médico y disciplina del cuerpo femenino, lo que generó una ola de internaciones de mujeres cuya conducta no era la esperable en sus roles de esposas y madres de acuerdo con la moral predominante. A comienzos del siglo XX, si bien se le adjudicaban causas neurológicas o psíquicas a la histeria en detrimento de las vinculadas al aparato reproductor femenino, el supuesto trastorno aún se encontraba fuertemente asociado a las mujeres. Asimismo, los diagnósticos solían concretarse de manera poco rigurosa.

Insatisfecho con los exámenes imprecisos, Austregésilo distinguió a la histeria del síndrome histeroide o seudohisteria y argumentó que muchos casos de histeria eran a decir verdad otros problemas físicos o psíquicos, tales como la demencia precoz, los tumores cerebrales o la intoxicación alcohólica. “Limpió el terreno y así los diagnósticos de la histeria se volvieron más precisos”, dice Nunes. “Tuvo éxito en ello y fue muy influyente”. Según la psicoanalista, Austregésilo no siguió la tendencia de los psiquiatras de la época que caracterizaban a las mujeres que exhibían señales de histeria como degeneradas, aunque estaba convencido del ideal higienista de educación para lograr una conducta más cercana a la moral vigente.

Dalgalarrondo acota que Austregésilo mostró rigor al estudiar las eventuales relaciones entre las enfermedades infecciosas como la sífilis y las alteraciones psíquicas asociadas a las mismas, como una infección del sistema nervioso central conocida como neurosífilis. Aún hoy en día no se sabe si las alteraciones mentales serían el efecto directo de la acción de un patógeno o un efecto indirecto, resultante de un desequilibrio de las defensas del organismo, por ejemplo. “Pese a no contar con el conocimiento actual, no era simplón, tal como se podría suponer, y tenía conciencia acerca de la alta complejidad de las relaciones causales investigadas”, sostiene el psiquiatra de la Unicamp.

Austregésilo fue elegido diputado por Pernambuco en 1921. Logró su reelección tres veces, y ejerció su cargo hasta la Revolución de 1930. Al investigar sobre la historia de la Casa de Brasil en la ciudad Universitaria de París, inaugurada en 1959, la historiadora Angélica Muller, de la Universidad Federal Fluminense (UFF), encontró un proyecto anterior del edificio que retrata el prestigio del médico pernambucano.

En 1926, Austregésilo viajó a Francia para mediar las negociaciones diplomáticas referentes a la construcción de un edificio que albergase a los estudiantes brasileños en París. “Cuando regresó, propuso la elaboración de un proyecto de ley solicitando la construcción de una casa del estudiante brasileño en la capital francesa”, comenta Muller. Ese proyecto fue aprobado aquel mismo año y la financiación fue promulgada por el entonces presidente Washington Luís (1869-1957). Así y todo, el 1930, cuando Getúlio Vargas (1882-1954) asumió el poder, cayó en el olvido. La idea de construir la Casa de Brasil en París se retomó bajo otros moldes recién en la década de 1950.

Este artículo salió publicado con el título “Bajo la sombra de Freud” en la edición impresa n° 347 de enero de 2025.

Artículos científicos
AUSTREGÉSILO, A. Os progressos da psiquiatria. Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana. v. 24, n. 12. dic. 1945.
CORREA, M. A. Havia um “Freud brasileiro”? Notas biográficas e análise teórica das primeiras obras de Antônio Austregésilo. Revista Brasileira de História da Ciência. v. 17, n. 1. p. 325-44. ene.-jun. 2024.
DALGALARRONDO, P. et al. Das psicoses associadas a infecções no Brasil: 100 anos da contribuição psicopatológica de Antônio Austregésilo. Revista Latinoamericana de Psicopatología Fundamental. v. 23, n. 3. jul.-sep. 2020.
NUNES, S. A. Histeria e psiquiatria no Brasil da Primeira República. História, Ciências, Saúde – Manguinhos. v. 17, supl. 2. p. 373-89. dic. 2010.

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