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CARTA DE LA EDITORA | 330

Buenas preguntas

Un tema candente en el periodismo científico de principios de siglo fue el Proyecto Genoma Humano. Los avances tecnológicos le permitieron a un consorcio internacional compuesto por 20 instituciones secuenciar (leer) y analizar tramos del ADN humano que codifican proteínas en 13 años de trabajo y con un costo de 3.000 millones de dólares. Para caldear la situación, una empresa privada puso en marcha una iniciativa paralela y generó una carrera por los datos que, según se anunciaba, revolucionarían la ciencia y la medicina.

Muchas de esas promesas no se han materializado. Entre otras razones, porque los pocos genomas utilizados no retrataban la variación genética de nuestra especie, con implicaciones para la medicina. Esto dio lugar a iniciativas como el Pangenoma Humano, que ahora pretende llevar a cabo la secuenciación completa de 350 personas de todo el mundo, para ampliar la base de referencia. Las enfermedades con mayor incidencia están asociadas a múltiples genes, lo que añade complejidad a los estudios. Se ha verificado que las partes del ADN que controlan la actividad de los genes son tan importantes como las que contienen el código correspondiente a las proteínas, lo que explica las diferencias entre los organismos.

Lo que antes tardaba meses e incluso años, ahora puede hacerse en un día, y la cantidad de datos disponibles crece a un ritmo vertiginoso, lo que plantea retos. Los datos no significan mucho si no se los analiza a la luz de buenas preguntas. Los problemas a los que hoy en día se enfrentan los investigadores del campo de la genética constituyen el tema de la portada de esta edición (página 12).

El editorial, el último texto que se escribe, permite una mirada que detecta conexiones entre los distintos artículos. En otras ediciones, la lectura del conjunto pone en evidencia la variedad de temas. Este número se enmarca en esta segunda alternativa, con pautas temáticas en las que nunca había pensado.

Por ejemplo, la idea de tratar la adicción a la cocaína con una vacuna. La estrategia de activar el sistema inmunitario para hacer frente al vicio no es nueva (página 64). La molécula de la cocaína no es lo suficientemente grande ni compleja como para generar una respuesta inmunitaria en el cuerpo humano, por lo que resulta necesario asociarla a una macromolécula. La búsqueda de vacunas contra drogas aún no ha generado resultados consistentes, pero los datos de los ensayos iniciales en animales obtenidos por científicos de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) los motivan a continuar en la búsqueda de otro recurso para enfrentar este complejo problema de salud pública.

El uso de la energía solar, clasificada como un recurso limpio y renovable, está incrementándose paulatinamente. Con una vida útil de 25 a 30 años, los paneles fotovoltaicos plantean un problema para su descarte. Compuestas principalmente de vidrio y aluminio, las placas contienen una pequeña cantidad de metales valiosos y sustancias contaminantes. Estos desechos exigen un procesamiento adecuado, y la presencia de elementos de mayor valor supone un incentivo para su incipiente reciclado comercial (página 69).

Es bien conocida y ampliamente documentada la importancia histórica de los ingenieros ingleses en la construcción de ferrocarriles y puentes. Menos famosos son los ingenieros escoceses y sus métodos, protagonistas de la construcción de las carreteras brasileñas desde mediados del siglo XIX, destinadas a transportar la producción de café, tal como se relata en la sección Memoria (página 90).

También he descubierto la zooliteratura, una rama del vasto mundo de los estudios sobre los animales no humanos (página 86). Esta disciplina, que reúne referencias de la filosofía, la biología, la política y la ecología, reflexiona sobre nuestras complejas y controvertidas relaciones con los seres de esas especies, tal como lo comenta en una entrevista la investigadora Maria Esther Maciel.

Espero que esta lectura les resulte tan fascinante como a mí.

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