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Carta del editor | 63

Buenos resultados en poco tiempo

Es propio de la naturaleza de la investigación científica seria el cuidado y el rigor para llevar adelante los todos procesos, desde la elección del tema con el cual se va a trabajar hasta la divulgación de los resultados. Normalmente, ese camino es largo y no siempre es posible alcanzar los objetivos propuestos. Por eso se puede celebrar cuando un programa rinde frutos rápidamente, como el del Centro de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid), que tiene menos de un año de funcionamiento. El Centro de Toxinología Aplicada (CAT) del Instituto Butantan, uno de los diez Cepids calificados por la FAPESP, mantiene una asociación con la industria farmacéutica que satisfará a todos sus participantes. Liderados por Antonio Martins de Camargo, director del CAT, los investigadores aislaron un principio activo a partir del veneno de yarará (Bothrops jararaca) que será utilizado en la producción de un fármaco antihipertensivo, llamado genéricamente Evasins.

La patente del prototipo molecular fue depositada en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (Inpi). Lo propio se hará en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Las patentes solicitadas en varios países son indispensables: el Captopril, antihipertensivo producido por Squibb, factura anualmente unos 5 mil millones de dólares en todo el mundo. El Evasins estaría en el mercado en algunos años, pero tendrá a su lado un consorcio de laboratorios que ayudará a llevar adelante el proyecto. La asociación con la industria atiende a uno de los principales requisitos del Cepid: acercar al mercado a las actividades académicas de investigación. Todos saldrán ganando porque el dinero de la venta del producto se repartirá entre los inventores, el Instituto Butantan, los socios privados y la FAPESP. La editora de Política Científica y Tecnológica de Pesquisa FAPESP, Claudia Izique, narra cómo fue realizado todo el trabajo a partir de la página 14.

En los últimos años, la FAPESP está concediendo becas a un ritmo explosivo. Ese crecimiento es, hasta cierto punto, natural, porque indica cuán fuertes son los programas de posgrado del estado y el sistema paulista de investigación en general. Ocurre que el desequilibrio entre los otorgamientos de auxilios a la investigación y becas de maestría y doctorado comprometen el desarrollo saludable de todo el sistema. Para promover el equilibrio en dicha relación, la Fundación ha decidido establecer un teto para la concesión de becas. Eso no significa que la enorme inversión en ellas vaya a diminuir. La FAPESP tan solo evitará que esa inversión aumente para no perjudicar el financiamiento del sistema. Conozca los detalles de las nuevas reglas en la página 18.

Los números son asombrosos: Brasil consumió, en 1999, 330 mil toneladas de botellas PET (de plástico), y usa 8 mil toneladas anuales de zinc (materia prima de las pilas) y 20 millones de neumáticos. En la página 50Pesquisa FAPESP presenta tres proyectos con nuevas tecnologías que pueden servir a la creciente industria de reciclaje en el país.

En la página 64, el investigador Edmir Perrotti, de la Universidad de São Paulo, enseña cómo hacer de la biblioteca el centro y el orgullo de la escuela. Ese reportaje es imprescindible para los que desean ayudar a cambiar el rumbo de la educación en Brasil.

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