Stuart Kinlough/ Getty ImagesLa Investigación de Innovación (Pintec) de 2014, que fue dada a conocer el 9 de diciembre por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), revela que el resultado del esfuerzo innovador de las empresas brasileñas entre 2012 y 2014 se mantuvo estable en relación con el trienio anterior. Un 36% de las 132.529 empresas brasileñas privadas y estatales estudiadas, pertenecientes al sector industrial, de servicios seleccionados y de electricidad y gas, lanzaron o perfeccionaron productos, o bien, innovaron en cuanto a procesos. Ese porcentaje, que refleja lo que se denomina tasa general de innovación, fue levemente mayor que el 35,7% registrado en la edición anterior de la investigación, que analizara a las empresas en el trienio 2009-2011. Eso aún se ubica un escalón debajo del 38,6% obtenido en el estudio efectuado para el lapso entre 2006 y 2008.
Así como la tasa de innovación se mantuvo estable, otros indicadores revelan un crecimiento de los obstáculos para la innovación en el período estudiado por la investigación, sobre todo en el sector industrial, que configura casi el 90% de la muestra analizada por la Pintec. Las industrias invirtieron un 2,12% de sus ingresos netos totales por ventas en actividades innovadoras, el menor nivel registrado en toda la serie histórica de la investigación. La tasa de 2011 fue del 2,37% y, en 2008, del 2,54%. Ese porcentaje incluye las inversiones en actividades internas de investigación y desarrollo (I&D), adquisición de I&D a terceros, adquisición de conocimiento externo, de software, y de máquinas e implementos, capacitación, introducción de innovaciones en el mercado y proyectos industriales. “La industria fue el sector más afectado por la crisis. Y la postura de las empresas tan sólo fue reactiva, teniendo como foco principal la innovación en procesos y no en productos”, dice el economista Alessandro Pinheiro, gerente de Pintec.
En tanto, en las empresas seleccionadas del sector de servicios, la inversión en actividades innovadoras en relación con los ingresos netos por ventas fue del 7,81% en 2014, frente a un 4,96% en 2011. Entre las empresas de electricidad y gas, si bien deben invertir en I&D por imposición legal, se registró una caída del 1,28% en 2011, para un 0,57% en 2014. “Como la lista histórica de datos sobre las empresas de electricidad y gas es bastante más corta que la de las industrias, resulta prudente aguardar hasta los próximos estudios para analizar tendencias a largo plazo”, dice David Kupfer, docente del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y coordinador del Grupo de Industria y Competitividad de la universidad.
Pese a la reducción de las inversiones, el índice de innovación en el sector industrial se incrementó desde un 35,6% en 2011 hasta un 36,4% en 2014. Dentro de ese universo, el 18,2% innovaron solamente en procesos, un 3,8% sólo en productos y un 14,5% en productos y procesos. Algunos segmentos se destacaron. Entre las industrias extractivas, el porcentaje de empresas innovadoras creció del 18,9% al 42% entre ambos estudios. En el caso de la industria manufacturera, el aumento fue del 35,9% en 2011, para un 36,3% en 2014, pero el desempeño varió bastante entre los subsectores. En el segmento automovilístico, la tasa aumentó desde un 29,1% en 2011 hasta un 39,1% en 2014. En tanto, en el rubro químico, se registró una caída desde el 59,1% al 49,6%.
“Durante ese período la innovación en Brasil quedó al margen”, dice David Kupfer. “Para mí fue sorprendente que no hubiera un descenso. El período entre 2012 y 2014 aún no estaba signado por una crisis manifiesta, pero la investigación se realizó en 2015, ya dentro de un marco bastante pesimista que se verá reflejado en forma todavía más aguda en el próximo informe”. Con todo, Kupfer señala que algunos analistas esperaban un resultado más firme. “Brasil venía de una intensa movilización empresarial a favor de la innovación, con un aumento del gasto en I&D en varios sectores”, dice.
El economista André Tosi Furtado, docente del Departamento de Política Científica y Tecnológica del Instituto de Geociencias de la Universidad de Campinas (IG-Unicamp), advierte sobre la evolución de un indicador específico que se emplea para medir el esfuerzo tecnológico de la industria: la incidencia de los gastos efectuados en actividades internas de I&D sobre los ingresos netos por ventas de las empresas. “La intensidad de la I&D interna evidencia el esfuerzo más noble y creativo en innovación y, en el sector industrial, ese mercador no cumplió un buen desempeño en 2014. En períodos de crisis, las empresas tienden a buscar resultados a corto plazo, recortando las inversiones y eso es lo que pareciera haber sucedido con la industria, que viene disminuyendo su tamaño dentro del PIB brasileño”, afirma.
Tanto en los sectores vinculados a la producción de commodities como en los ligados al abastecimiento del mercado, la inversión interna en I&D sufrió un descenso en comparación con la Pintec anterior, señala Furtado. Dentro del total de la industria manufacturera, ese indicador cayó del 0,72% en 2011 al 0,68% en 2014. En algunos subsectores, esa caída fue discreta. En el caso de la industria automovilística, pese a los programas de promoción del gobierno como es el caso de Inovar Auto, cayó desde el 1,28% hasta el 1,1%. En dos sectores donde predominan las grandes empresas, que mantienen equipos de I&D bastante estructurados, las cifras indican una reducción más acentuada. En la industria de productos de limpieza y cosméticos, el descenso fue desde un 3,68% en 2011 hasta el 1,1% en 2014, y en el sector de equipos de electromedicina, la caída fue del 7% al 1,63%.
“No son buenos augurios. La retracción se produjo en sectores que venían obteniendo avances en términos de intensificación de la I&D, como es el sector farmacéutico y otros que son fundamentales para el esfuerzo de I&D en Brasil, tales como el químico y el del petróleo”, dice André Furtado. A pesar de las malas noticias, el economista advierte que no debe subestimarse la capacidad de reacción de las empresas brasileñas. “El país todavía es un baluarte considerable en I&D, pese a todo lo que se dice. Si nos comparamos con vecinos y competidores de América Latina, como son Argentina, Chile o México, comprobaremos que esos países tienen esfuerzos muy inferiores en términos de I&D industrial. Entiendo que el mismo va a proseguir, pese a la inflexión registrada en esta última Pintec”.
La investigación apunta un cambio en la composición de las inversiones en innovación en el sector industrial, con la ampliación de la adquisición por las empresas de I&D a terceros, es decir, actividades de I&D realizadas por instituciones científicas y tecnológicas u otras empresas. “Eso parece ser una señal de que la denominada innovación abierta es una estrategia en la cual las empresas vislumbran cierto potencial, por la posibilidad de sumar esfuerzos y compartir riesgos”, analiza Luciana Hashiba, directora de la Asociación Nacional de Investigación y Desarrollo de las Empresas Innovadoras (Anpei), refiriéndose al proceso de innovación basado en una red externa de colaboradores, donde hay lugar para las universidades, colaboradores cercanos o extranjeros, proveedores e incluso competidores y clientes. “Recientemente, realizamos un workshop en la Anpei y observamos que varias empresas consideran importante el trabajo en red”, dice.
Esa tendencia resulta más visible en sectores como el de los cosméticos, en el cual la adquisición externa de I&D pasó del 0,07% de los ingresos netos por ventas en 2011 al 0,51% en 2014. “La búsqueda de fuentes externas evidencia una estrategia de las empresas para sobrevivir a las adversidades, pero se sabe que no se puede subcontratar la totalidad de la I&D. Hay que complementarlo con I&D interno para que la empresa pueda apropiarse de ello en forma cabal”, corrige André Furtado, de la Unicamp.
Otro dato importante fue el aumento de la proporción de empresas estudiadas que se beneficiaron con algún tipo de incentivo gubernamental a la innovación. Ese índice fue del 40%, frente a un 34,2% de la investigación anterior. En el grupo de las industrias, el porcentaje viene evolucionando en los últimos tres estudios. Entre 2006 y 2008 fue del 22,8%, entre 2009 y 2011 del 34,6% y ahora llegó al 40,4%. “Podría suponerse razonablemente que uno de los factores que contribuyeron para la estabilidad de la tasa de innovación fue la ayuda gubernamental”, dice Alessandro Pinheiro, de la Pintec.
El incremento en el porcentaje de empresas que declaran haber recibido ayuda del gobierno no significa, sin embargo, que hubo un aumento de los recursos invertidos. Según un estudio de la Federación de Industrias del Estados de São Paulo (Fiesp), la inversión en I&D por cuenta de la denominada Ley del Bien, que fue creada en 2005, fue de 6.000 millones de reales en 2012, 9.000 millones en 2013 y 9.900 millones de reales en 2014, un escalón inferior a lo invertido en 2008, que fue de 12.400 millones de reales. “Una cosa es el porcentaje de las empresas que declaran que recibieron apoyo. Otra es el valor y la metodología. Por ejemplo, aumentó la cantidad de empresas que se valían de la Ley del Bien, pero descendió la ayuda directa por medio de subvenciones”, sostiene el economista Carlos Américo Pacheco, presidente del directorio del Consejo Técnico-Administrativo de la FAPESP.
Luciana Hashiba, de la Anpei, acota que los programas de ayuda del gobierno se han ido sofisticando, pero aún subsisten dificultades para el uso de esos instrumentos. “El acceso resulta más viable para las grandes empresas y también hay otros instrumentos para las microempresas, pero las pequeñas empresas que se están transformando en medianas todavía afrontan dificultades para obtener ayuda, a raíz de las garantías que se les exigen”, afirma. “Una cultura de innovación se genera a mediano y a largo plazo. El asunto es saber hasta qué punto el riesgo macroeconómico se verá reflejado en la predisposición de las empresas a innovar y si ellas lograrán volver a tener apetito para la toma de riesgo”.
La financiación para la adquisición de máquinas y equipos fue la forma principal del apoyo gubernamental utilizado, llegando al 29,9% de las empresas innovadoras, un 4,3% más que en el trienio anterior. En tanto, los incentivos fiscales para I&D e innovación tecnológica previstos en la Ley del Bien fueron utilizados por el 3,5% de las empresas innovadoras, frente a un 2,7% registrado en la investigación previa. Las adquisiciones públicas de productos innovadores beneficiaron al 2% del total de las empresas que innovaron y en el sector industrial, ese porcentaje fue del 1,4%. Ésta fue la primera vez que Pintec analizó el impacto de los programas de adquisiciones públicas en las empresas brasileñas.
El sector de la electricidad y el gas resultó uno de los más afectados durante el período analizado por la Pintec. El porcentaje de empresas innovadoras en ese sector correspondía al 44,1% del total estudiado en 2011 y ese índice descendió al 29,2% en 2014. En el sector de servicios, el desempeño en el segmento de los servicios de telecomunicaciones fue un punto destacado en 2014. El incremento de la inversión en I&D del sector pasó de poco más de 1.100 millones de reales en 2011 a unos 4.200 millones de reales en 2014. “En 2014 fue el auge de las inversiones en servicios de telecomunicaciones, justificadas por la implementación de tecnologías y grandes eventos tal como lo fue la Copa Mundial de Fútbol”, afirma Alessandro Pinheiro. “La magnitud de la inversión fue enorme y, pese a que el sector de los servicios tiene un peso relativamente escaso en la Pintec, puede decirse que colaboró para sostener el desempeño general”. En este segmento, el de los servicios de telecomunicaciones, el porcentaje de gastos en actividades innovadoras en función de los ingresos netos por ventas aumentó del 3.66% en 2011 al 9,99% en 2014. “Resulta importante notar que dicho crecimiento se dio en la adquisición de I&D externo, o sea, las empresas del sector adquirieron conocimiento de otras empresas, universidades o institutos de investigación”, se informa en una nota técnica sobre la Pintec 2014 publicada por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), elaborada por la economista Fernanda de Negri y otros colegas.
En 2014, sobre un total de 94.277 investigadores desempeñándose en las actividades internas de I&D de las empresas innovadoras de Brasil, tan sólo 19.660 eran mujeres, el equivalente al 20,8%. Ésta fue la primera vez que Pintec computó ese dato. Hay más mujeres trabajando en I&D en la industria (22% que en el sector de servicios (18,2%) y en empresas de electricidad y gas (16,1%). Entre la gente que trabaja en I&D en las empresas, un 63,4% son investigadores, un 28% son técnicos y un 8,6% auxiliares. En 2011, había más investigadores (65,3%) y menos técnicos (26,4%) y auxiliares (8,4%) Entre las personas que se desempeñaban en actividades de I&D, el 71,5% tenían nivel de estudios superiores, siendo un 61,4% graduados y un 10,2% posgraduados. En 2011, el total de empleados con nivel superior era de un 69,2%, con 58,5% de graduados y 10,7% de posgraduados.
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