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Especial

Centro de producción de radiofármacos

El Ipen se destaca en investigación y el desarrollo nuclear

Un sofisticado equipamiento instalado en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen, sigla en portugués) fue consumido por el fuego en 1996. Las pérdidas, valoradas en 50 mil dólares, sin considerar aquéllas causadas por la paralización de las actividades por parte de la institución, fue causado por una falla de mantenimiento: no había una llave disponible para desconectar la corriente del Departamento de Materiales Especiales – hoy Centro de Láseres y Aplicaciones -, hecho que habría evitado lo que por poco no se convierte en una tragedia.

Este episodio, además de ser un ejemplo de la situación precaria vivida por el Ipen en aquella época, acabó por despertar en los investigadores la necesidad de una amplia reforma en los laboratorios. Cinco años después y con recursos del Programa de Infraestructura de la FAPESP, la realidad del Ipen es otra.El Centro de Láseres, una vez más, sirve de ejemplo. Reconocido internacionalmente, el laboratorio es el único de América Latina que domina la técnica de crecimiento de cristales de grandes dimensiones para uso en láser, un proceso con aplicaciones en el procesamiento industrial de materiales, medicina, odontología y medio ambiente, según comenta Nilson Dias Vieira Júnior.

El Ipen, vinculado a la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN), fue fundado en 1956 con el objetivo de realizar investigaciones y formar especialistas. Instalado en el campus de la USP, en São Paulo, en un área de 500 mil m2, el instituto es actualmente el principal centro de investigación y desarrollo nuclear de Brasil, habiendo sido el pionero en el dominio de las tecnologías del ciclo del combustible nuclear. Desarrolla un papel importante en las aplicaciones de las radiaciones y radioisótopos, reactores nucleares, materiales y radioprotección.

Es reconocido internacionalmente por la producción y distribución de radioisótopos primarios, radiofármacos y reactivos liofilizados utilizados en el diagnóstico y terapia de varias enfermedades. Además de dos reactores nucleares, el instituto cuenta con un laboratorio de termohidráulica, dos aceleradores de electrones, irradiadores de cobalto, centrales pilotos responsables por todo el compuesto de uranio producido en el país, incluso del gas hexafluoruro de uranio.

El Ipen dispone además de varios laboratorios de procesamiento y caracterización química, isotópica y física de materiales, entre ellos, el Centro de Láseres y Aplicaciones. El edificio que el Centro de Láseres comparte con otros 50 laboratorios fue construido en 1978. Contaba con un mantenimiento mínimo, abocado solamente a atender emergencias, como la del incendio del 1996, que fue imposible de evitar. Incluso se producían pequeñas inundaciones por falta de impermeabilización en el techo. Los recursos del Programa de Infraestructura fueron invertidos, básicamente, en la reforma de los sistemas eléctrico e hidráulico del edificio.

En más de 20 años, fue la primera inversión significativa y planificada en la infraestructura del edificio. “La reforma preparó el centro para el crecimiento y nos permitió devolver, en aplicaciones concretas para la sociedad, los recursos aplicados en proyectos científicos y tecnológicos”, afirma Vieira Júnior.

Las nuevas instalaciones permitieron la realización de importantes estudios, como el del Laboratorio de Jóvenes Investigadores. Las investigaciones del grupo son basadas en láseres de diodo, valorados en miles de dólares, y que pueden ser damnificados por alteraciones mínimas de energía. “Una infraestructura adecuada es vital”, dice Vieira Júnior.

La participación del grupo en el Centro de Investigaciones en Óptica y Fotónica, uno de los Cepids sostenidos por la FAPESP, en conjunto con los institutos de Física de São Carlos y de la Unicamp, para el desarrollo de nuevos láseres para aplicaciones médicas y odontológicas, permitió la creación de un curso de maestría profesional para dentistas.

La alianza reciente fue firmada con la Universidad Técnica de Atenas, Grecia, para el desarrollo de otra línea de investigación que prevé el monitoreo ambiental. El laboratorio también prepara, junto con la Secretaría del Verde y del Medio Ambiente y la Compañía de Tecnología de Saneamiento Ambiental (Cetesb), la instalación del primer sistema de monitoreo ambiental de láser de la ciudad de São Paulo.

Otro departamento del Ipen que también recibió un aporte significativo del Programa de Infraestructura fue el de Química y Medio Ambiente, dirigido por Ademar Benevolo Lugão. Durante décadas sus investigaciones se abocaron a los procesos del ciclo del combustible nuclear. Con el cambio de política energética gubernamental fue necesario buscar nuevos objetivos de trabajo. El área de diagnósticos ambientales fue considerada prioritaria. Ahora, con laboratorios totalmente adecuados, será posible cumplir la tarea que se propusieron.

Beneficios
El primer grupo de laboratorios que se benefició con el Programa de Infraestructura fue el de Diagnóstico Ambiental. El desarrollo de las investigaciones exigía reformas de las redes hidráulica y eléctrica, tejados nuevos, centrales de gases y cabinas de electricidad, pararrayos, sistemas de nobreaks y construcción de nuevas cabinas. En 1996, el laboratorio recibió el primer aporte de recursos del programa e invirtió en la mejoría de las instalaciones, lo que hizo posible adquirir equipamientos importantes para las nuevas investigaciones.

El antiguo laboratorio del proceso se puede transformar en áreas de tecnologías ambientales para investigaciones de reciclaje, aprovechamiento de residuos industriales, etc. El segundo aporte de recursos favoreció al grupo de Tecnología Ambiental, y el tercero, entre 1999 y 2000, fue utilizado para crear un tercer grupo de laboratorios de Química Atmosférica, coordinado por Luciana Vanni Gatti.

Actualmente, cien investigadores, entre contratados y becarios, participan de tres grupos de laboratorio. “La ganancia científica es incuestionable”, afirma Lugão. Las reformas patrocinadas por el programa sirvieron de apoyo para un proyecto desarrollado junto con la Compañía de Saneamiento Básico de São Paulo (Sabesp) de modelado de embalses hidrográficos, con un estudio de la calidad del agua para el consumo humano e identificación de fuentes contaminantes.

Las investigaciones se desdoblaron en un proyecto temático asociado al estudio de las condiciones de dispersión de contaminantes en São Paulo y permitieron la asociación del grupo con un consorcio internacional, formado por Brasil, la Agencia Espacial Norteamericana (Nasa) y la Comunidad Económica Europea, para el estudio del impacto del sistema atmosférico del Amazonas en las condiciones ambientales mundiales.

Según Lugão, solamente el grupo de laboratorios de Tecnología Ambiental aún no presentó resultados de mayor impacto, pues sus reformas son muy recientes. Aún así, están en curso proyectos en las áreas de reciclaje y de nuevas tecnologías de incineración de residuos industriales y de desarrollo de nuevos polímeros más compatibles con el medio ambiente. Y, con el apoyo de la FAPESP y en asociación con la USP, están desarrollando un proyecto para el tratamiento de todos los residuos de la propia universidad.

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