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CARTA DE LA EDITORA | 220

Ciencia con buen humor

Más allá de todas las implicaciones relacionadas con el inconsciente que Freud le atribuyó, el chiste es un recurso exquisito y a menudo irresistible para dotar de color incluso a la prosa más técnica. Así fue como, mientras leía el reportaje de tapa de esta edición de Pesquisa FAPESP, de repente me sorprendí riéndome con ganas ante un comentario gracioso del geólogo Lucas Warren, mientras explicaba las nuevas y poderosas evidencias que sugieren que, hace 500 millones de años, un brazo de mar poco profundo cubría parte de lo que hoy en día constituye  la región centro-este de Brasil. “Ésa habría sido la última playa que tuvo Minas Gerais”, dijo, en una variante del viejo sarcasmo con el que los cariocas y otras poblaciones costeras se burlan de los naturales de aquel estado del país, por su carencia de mar.

Esa breve sentencia resultó suficiente para que me imaginara con qué placer él le relató al reportero Marcos Pivetta, nuestro editor especial, el hallazgo realizado el año pasado por un equipo de geólogos y paleontólogos de la USP y de la Unesp, de diminutos fragmentos de animales marinos del género Cloudina incrustados en una pared rocosa y en otros afloramientos de rocas del municipio de Januária, en el norte del estado de Minas Gerais. Para ubicarlos en términos geológicos, los fósiles se hallaban en la Formación Sete Lagoas, que forma parte del Grupo Bambuí, unidad sedimentaria de la cuenca del río São Francisco. Los restos de animales constituyen una prueba prácticamente irrefutable de la existencia de esa lengua de mar, hace 550 millones de años, en aquella región de Brasil, propuesta ahora por los estudiosos, y en esos términos se los describió en un artículo publicado en la edición del mes de mayo de la revista Geology, del cual Warren es el autor principal. Vale la pena enterarse de esta “historia” incitantes acerca de nuestro remotísimo pasado a partir de la página 16.

Y para quedarnos en temas incitantes e intrigantes de la ciencia, recomiendo el reportaje de nuestro colaborador Igor Zolnerkevic al respecto de un planteo de un grupo de físicos teóricos de São Paulo, según el cual la energía del vacío y sus oscilaciones, generalmente demasiado sutiles como para percibirlas fuera de las escalas microscópicas, pueden amplificarse hasta una escala astronómica y destruir estrellas enteras. Lo que subyace a ello es un efecto al que sus descubridores bautizaron como despertar del vacío, que son fragorosas tempestades surgidas casi de la nada.

En un paso por el espacio de política científica y tecnológica, vale la pena detenerse más tiempo en el reportaje del editor Fabrício Marques acerca del esfuerzo que se está haciendo en Brasil para terminar con el uso de animales en las pruebas de seguridad y eficiencia de productos, vacunas y cosméticos. Esto comenzó a hacerse sistemático a partir de 2012, y las denominadas rutas alternativas de test, tales como los kits de piel artificial, se encuentran en pleno avance, aunque todavía se está lejos de poder prescindir por completo de los animales de laboratorio, fundamentalmente en cuanto a seguridad farmacológica o, más aún, en la investigación de procesos fisiológicos o patológicos indispensables para la producción de conocimiento sobre el organismo humano. En la sección de tecnología, recomiendo el artículo de la editora asistente Dinorah Ereno que trata sobre el arsenal de armas en desarrollo con la mira puesta en el control del dengue, en términos de diagnóstico o tratamiento, con relieve para un biosensor que surgió de los laboratorios de la USP en São Carlos, capaz de diagnosticar la infección en 20 minutos, frente a los siete días que emplean los métodos vigentes.

Finalmente, apunto hacia la entrevista que les concediera a nuestro editor especial Carlos Fioravanti y a Karina Toledo, periodista de Agência FAPESP, Francis Collins, uno de los líderes del Proyecto Genoma Humano desde 1990 hasta 2003, actualmente director de los NIH, en Estados Unidos, y coordinador del gran proyecto de mapeo del cerebro humano, anunciado por el presidente Barack Obama en 2013. Collins es uno de los mayores referentes de la genética y de la ciencia mundial contemporánea, y eso ya sería suficiente para justificar el interés en su entrevista, pero también pueden comprobarse sus consistentes pronósticos científicos.

¡Buena lectura, con votos por un buen y tranquilo Mundial!

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