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Política C&T

Ciencia y negocios, juntos

La empresa Alellyx contrata otros 25 doctores, y promete un producto en dos años

EDUARDO CESAREn dos años, como máximo, Brasil tendrá el primer producto de la genómica aplicada a la agricultura hecho en el país. Las investigaciones avanzan a ritmo acelerado, llevadas adelante por 25 investigadores de Alellyx, la empresa de investigación y desarrollo en biotecnología creada hace ocho meses e inaugurada el día 7 de noviembre. “Estamos contratando otros 25 doctores”, cuenta Fernando Reinach, presidente interino de la empresa y director ejecutivo de Votorantim Ventures, fondo de capital de riesgo del grupo Votorantim, que aportó 30 millones de reales para la estructuración de los laboratorios y el costeo de los proyectos.

Apoyado en la genómica, este grupo de investigadores busca una solución para los problemas que afectan a la producción de naranjas – como la plaga del ‘amarelinho’ y el chancro cítrico – e investiga formas de aumentar la productividad de los sectores azucarero y de papel y celulosa, mejorando la calidad de la caña de azúcar y del eucalipto. En 2003 se inician las investigaciones con la soja y la uva. Al margen de los proyectos ideados por el equipo, Alellyx ya tiene un contrato con una empresa para el desarrollo conjunto de productos, dice Reinach, sin por ello revelar la identidad de dicho socio. Y otras propuestas, adelanta, ya están siendo negociadas. “Vamos a tener productos antes que retorno del capital”, prevé Reinach, suponiendo que las inversiones serán recuperadas en un plazo de seis o siete años.

Se trata de una apuesta de riesgo, ya que algunas líneas de investigación, como es clásico en este tipo de investigación, no darán resultados, dice Paulo Henrique de Oliveira Santos, presidente de Votorantim Ventures. Con todo, las perspectivas son muy optimistas, tanto desde el punto de vista del desarrollo de nuevos productos como del negocio: en caso de éxito, Alellyx divide la ventaja competitiva con el cliente. Y eso sin contar los resultados obtenidos con la generación y la comercialización de patentes.

La solución para el problema de la bacteria Xylella fastidiosa, por ejemplo, que devasta naranjales, rescataría para los sectores productores de frutas y de jugo alrededor de 100 millones de dólares anuales. Parte de ese valor sería de Alellyx. “Los contratos son complejos, similares a los firmados para el desarrollo de nuevas drogas en empresas de biotecnología”, subraya Oliveira Santos.

Ciencia y negocios
Alellyx pretende ser la prueba cabal de que hacer ciencia en la frontera del conocimiento y buscarle soluciones a problemas de relevancia económica puede ser un buen negocio. “El sector privado necesita descubrir que inversiones en biotecnología son una buena fuente de ingresos”, recomendó el ministro de Agricultura, Marcus Vinicius Pratini de Moraes, presente en la ceremonia de inauguración de la empresa. Pratini calcula que las inversiones anuales en biotecnología en Brasil suman 60 millones de dólares, y gran parte de éstas proviene de las arcas públicas. “Necesitamos quintuplicar esos recursos en los próximos tres años, en un esfuerzo conjunto de los sectores público y privado, para que podamos arrimarnos a los otros países y lograr una mejora de la productividad”, afirmó el ministro.

En ese sentido, destacó Pratini, Votorantim brinda un buen ejemplo. Por medio de Votorantim Ventures, creada hace dos años y medio, el grupo invertirá hasta 300 millones de reales en proyectos de riesgo, apostando al desarrollo de nuevas tecnologías y productos. Hasta ahora ocho proyectos fueron seleccionados, dos de éstos en el área de biotecnología: Alellyx y Scyla, una empresa de bioinformática, también formada por investigadores que integraron el Programa Genoma, financiado por la FAPESP. De acuerdo con Antonio Ermírio de Moraes, presidente del grupo Votorantim, la apuesta en Alellyx es apenas el comienzo. “Somos un país privilegiado: tenemos un 20% del agua del planeta, sin contar los acuíferos, y todo indica que seremos el granero del mundo. ¿Qué estamos esperando?”, indagó Ermírio de Moraes. “Necesitamos calidad, ciencia y tecnología.”

La creación de empresas como Alellyx, según Reinach, resulta de la convergencia de tres ejes: una agroindustria nacional competitiva, disponibilidad de capital de riesgo y la competencia de los investigadores brasileños, formada a lo largo de 20 años de inversión en las universidades y, particularmente, durante el Programa Genoma. La competencia y la experiencia del grupo de socios de la nueva empresa constituyen el principal aval de los proyectos desarrollados por Alellyx. Paulo Arruda, Jesus Ferro Neto, João Carlos Setúbal, João Paulo Katajima y Ana Claudia Rasera da Silva, de las universidades de São Paulo (USP), Estadual de Campinas (Unicamp) y Estadual Paulista (Unesp), participaron del secuenciamiento y el análisis de los genomas de bacterias causantes de enfermedades en plantas, patrocinados por la FAPESP; entre ellos, los de las Xylella fastidiosa de la naranja y de la uva, y de la Xanthomonas citrii y la Agrobacterium tumefaciens; y los genomas de la caña de azúcar y del eucalipto.

“Al financiar proyectos de secuenciamiento genético, la FAPESP se proponía demostrar un teorema”, dice José Fernando Perez, director científico de la Fundación. La primera hipótesis, explica Perez, indicaba que esas investigaciones serían estratégicas para el país. La segunda sugería que existía una necesidad urgente de formar profesionales calificados para hacer posible la creación de empresas de investigación y desarrollo en genómica. “La tesis era que, con proyectos de genómica, sería posible formar un gran número de jóvenes científicos, capaces de crear alternativas para inversores que creyeran en la biotecnología y en proyectos orientados hacia problemas de gran relevancia científica y de importancia socioeconómica”, agregó. La creación de Alellyx es la plena demostración de ese teorema, concluye.

Estos investigadores, ahora en el papel de emprendedores, tienen por delante el desafío de transformar las informaciones genómicas en productos, en un ambiente diferente al académico. “La naturaleza de las investigaciones en los dos ambientes es similar, pero acá es más rápida y precisa”, compara Arruda, que aún dedica parte de su tiempo a las clases y las investigaciones en el Centro de Biología Molecular e Ingeniería Genética de la Unicamp. “En la universidad se trabaja con la visión académica de la investigación, que tiene como foco la formación de recursos humanos. Acá el foco está en la investigación, y los investigadores se dedican todo el tiempo a eso”, dice. “En la academia, todo problema es relevante. En la empresa es diferente, es necesario focalizar más”, agrega Jesus Ferro, que también dedica parte de su tiempo a la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinaria de la Unesp de Jaboticabal.

No por casualidad, Alellyx, emplazada en una construcción de 2,3 mil metros cuadrados cubiertos, está cerca del campus de la Unicamp, en Campinas. La tecnología, en este caso, es la principal encargada de efectuar la transición entre la ciencia y el mercado.

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