Motores que aceleran en las subidas, bocinas, gente que conversa a los gritos en mesas de bares. Las fuentes de ruido son muchas e intensas en las ciudades, pero a ese problema no se le presta la debida atención: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el ruido excesivo puede causar hipertensión, diabetes, alteraciones de comportamiento y depresión. Como no se resuelve un problema sin conocerlo, los ingenieros ambientales Samuel Barsanelli Costa y Roberto Wagner Lourenço, de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de la localidad de Sorocaba, han propuesto un método de análisis de la distribución en el tiempo y en el espacio de las mediciones acústicas, para relevar los niveles de ruido en la zona central de esa ciudad del interior de São Paulo (Environmental Monitoring and Assessment). Observaron que solamente en cuatro de los 32 puntos analizados el ruido no superó el límite permitido en la legislación brasileña, y que los camiones, los ómnibus y las motocicletas son los más ruidosos. Los investigadores abogan por el uso de este método como una herramienta esencial en la planificación urbana.
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