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Especial

Clonación humana: conocer para opinar

¿Hacer copias o salvar vidas? Es necesario entender bien la diferencia entre la tecnología reproductiva y la tecnología terapéutica

Desde el anuncio del nacimiento de la oveja Dolly en 1997, el tema de la clonación se ha mantenido permanentemente en los medios de comunicación. Con todo, la cuestión realmente recrudeció el año pasado, con dos anuncios explosivos. El primero, efectuado por el médico italiano Severino Antinori y por la bioquímica francesa Brigitte Boisselier, que buscaban parejas para clonar seres humanos. El segundo, dado a conocer por el laboratorio norteamericano Advanced Cell Technology, revelando la producción del primer clon humano para fines terapéuticos. La tecnología de clonación para la generación de copias de seres humanos, la llamada clonación reproductiva, difiere muy poco de aquélla que es utilizada para fabricar tejidos u órganos, es decir, la clonación terapéutica.

Con todo, en tanto que la primera es condenada por los científicos y por la sociedad en general, la clonación para fines terapéuticos es apoyada por la mayoría de los investigadores. ¿Por qué tal diferencia? ¿Cuál es la diferencia entre la clonación reproductiva y la clonación terapéutica? ¿Cuáles son los riesgos y los posibles beneficios de ambos procedimientos? Todo eso es los que vamos a explicar a continuación:

¿Qué es un clon y en que consistió la gran revolución producida con Dolly?
De acuerdo con Webber (1903), un clon se define como una población de moléculas, células u organismos que se originaron en una única célula y que son idénticas a la matriz original. La clonación es un mecanismo común de propagación de la especie en plantas o bacterias. En seres humanos, los clones naturales son los gemelos idénticos que se originan en la división de un óvulo fertilizado. La gran novedad de Dolly, que abrió el camino para la posibilidad de la clonación humana, consistió en que con ella quedó demostrado, por primera vez, que era posible clonar un mamífero, es decir, producir una copia genéticamente idéntica, a partir de una célula somática diferenciada.

Para entender por qué esa experiencia fue sorprendente, debemos recordar un poco de embriología. Todos nosotros ya hemos sido una célula única, producto de la fusión de un óvulo con un espermatozoide. Esa primera célula ya tiene en su núcleo el ADN con toda la información genética para generar un nuevo ser. El ADN en las células se encuentra sumamente condensado y organizado en cromosomas. Con excepción de nuestras células sexuales, el óvulo y el espermatozoide, que tienen 23 cromosomas, todas las otras células de nuestro cuerpo tienen 46 cromosomas. En cada célula, tenemos 22 pares de cromosomas, que son iguales en ambos sexos, llamados autosomas, y un par de cromosomassexuales: XX en el sexo femenino y XY en el sexo masculino.

Esas células con 46 cromosomas son las llamadas célulassomáticas. Retornemos ahora a nuestra primera célula, resultante de la fusión del óvulo y el espermatozoide. Inmediatamente después de la fecundación, ésta comienza a dividirse: una célula en dos, dos en cuatro, cuatro en ocho y así sucesivamente. En la fase de ocho a 16 células, las células del embrión se diferencian en dos grupos: un grupo de células externas que originará la placenta y los anexos embrionarios y una masa de células internas que originará el embrión propiamente dicho. Pasadas 72 horas, ese embrión, ya con alrededor de 100 células, es llamado blastocisto. Justamente en esa fase se concreta la implantación del embrión en la cavidad uterina.

Las células internas del blastocisto originarán las centenas de tejidos que componen el cuerpo humano. Son las llamadas células madre totipotentes. A partir de un determinado momento, esas células somáticas, que aún son todas iguales, comienzan a diferenciarse en los diversos tejidos que compondrán el organismo: sangre, hígado, músculos, cerebro, huesos, etc. Los genes que controlan esa diferenciación y el proceso a través del cual ésta se produce aún son un misterio. Lo que sabemos es que, a partir de allí, las células somáticas diferenciadas pierden la capacidad de originar tejidos diversos. Las células descendientes de una célula diferenciada van a mantener las mismas características de aquella que las originó, es decir, las células hepáticas van a originar células hepáticas, las células musculares van a originar células musculares, etc.

Pese a que el número de genes y el ADN son iguales en todas las células de nuestro cuerpo, los genes de las células somáticas diferenciadas se expresan de maneras diferentes en cada tejido, es decir que la expresión génica es específica para cada tejido. A excepción hecha de los genes responsables por el mantenimiento del metabolismo celular (housekeeping genes ) que se mantienen activos en todas las células del organismo, solamente funcionarán en cada tejido u órgano los genes importantes para el mantenimiento del mismo. Los otros se mantienen “silenciados” o inactivos.

La gran noticia de Dolly fue precisamente el descubrimiento de que una célula somática de mamífero, ya diferenciada, podría ser reprogramada al estadio inicial y volver a ser totipotente. Eso se logró a través de la transferencia del núcleo de una célula somática de la glándula mamaria de la oveja que originó a Dolly a un óvulo sin núcleo. Sorprendentemente, dicho óvulo empezó a comportarse como un óvulo recién fecundado por un espermatozoide. Eso probablemente sucedió porque el óvulo, cuando es fecundado, tiene mecanismos aún desconocidos por nosotros de reprogramación de su ADN, de manera tal de hacer que todos sus genes se vuelvan nuevamente activos, cosa que sucede en el proceso normal de fertilización. Pero la diferencia entre la clonación con fines reproductivos y la clonación con fines terapéuticos comienza ahora.

¿Qué significa clonación reproductiva?
En la clonación reproductiva, ese óvulo, ya con el núcleo de la célula somática, debe ser insertado en un útero, como ocurrió con Dolly. En el caso de la clonación humana, la propuesta seria retirar el núcleo de una célula somática, que teóricamente podría ser de cualquier tejido de un niño o de un adulto, insertarlo en un óvulo e implantarlo en un útero (que funcionaria como una panza de alquiler). Si ese óvulo se desarrolla, tendremos un nuevo ser con las mismas características físicas que las del niño o adulto del cual se retiró la célula somática. Sería como un gemelo idéntico nacido posteriormente.

Ya sabemos que ése noes un proceso fácil. Dollysolamente nació después de 276 tentativas fracasadas. Al margen de ello, entre las 277 células de la madre de Dolly que fueron insertadas en un óvulo sin núcleo, el 90% no alcanzó ni siquiera el estadio de blastocisto. Las tentativas posteriores de clonar otros mamíferos, tales como ratas, cerdos, becerros y, más recientemente, una gata llamada Cc o CopyCat, también han mostrado una eficiencia muy baja y una proporción muy grande de abortos y de embriones malformados. En el caso de Cc, de 188 óvulos clonados, se obtuvieron 87 embriones, pero apenas un solo animal vivo. Otro hecho intrigante es que aún no hay noticias de que un mono o un perro hayan sido clonados.

Aun así, el italiano Antinori y la francesa Brigitte defienden la clonación humana para generar herederos para aquellos que no pueden tener hijos por el método natural, un procedimiento que ha sido prohibido en todos los países. Asimismo, la sola posibilidad de clonar humanos ha suscitado discusiones éticas en todos los segmentos de la sociedad. Pero antes de pensar en los aspectos éticos, vale la pena discutir cuáles son las dificultades técnicas, cuáles son los grandes riesgos, cuántas cuestiones aún no son conocidas, tales como, por ejemplo:

1- ¿Cuál será la edad del clon cuando nazca? ¿Tendrá la misma edad que un recién nacido?
Esa preocupación surgió al verificarse que el tamaño de los telómeros (los extremos de los cromosomas, que disminuyen de tamaño con el envejecimiento celular) era más corto en la oveja Dolly. Recientemente se descubrió que Dolly está con artritis, una enfermedad que solamente aparece en animales más viejos, confirmando, por lo tanto, que el animal está realmente dando muestras de un envejecimiento precoz. Asimismo, investigadores de Japón acaban de relatar que los ratones clonados también tienen una vida más corta y presentan problemas tales como lesiones hepáticas, neumonía grave, tumores y baja inmunidad (O Estado de S. Paulo , 12 de febrero de 2002).

Otros investigadores no observaron una reducción del tamaño de los telómeros en becerros clonados (Tian et al., 2000;Nature Genetics ), pese a que estos animales aún no han vivido el tiempo suficiente como para verificar posibles consecuencias de la clonación a largo plazo. De cualquier manera, esto muestra que dicha cuestión, que es sumamente importante, continua en abierto. Sugiere que existen diferencias de acuerdo con la especie animal y que, por lo tanto, no podemos extrapolar hallazgos concretados en modelos animales a los seres humanos. ¡Imagínese ahora un niño con el aspecto y la enfermedades de un anciano! Quien ya visto a un niño afectado por progeria, una enfermedad genética rara que causa envejecimiento precoz y muerte a los 13 años de edad como media, sabe cómo eso deriva en una tragedia.

2- ¿Cómo se comportarán los genes de impronta (imprinting), es decir, los genes que sufren una expresión diferente de acuerdo con el origen parental? Sabemos que existen algunos genes o regiones cromosómicas que normalmente permanecen silenciados (inactivos) y que ese proceso de “silenciamiento”, que es muy bien controlado, depende del origen parental (a veces materno y a veces paterno). Es decir, con relación a esos genes, lo normal es tener solamente una copia funcional y otra “silenciada” (no funcional). Si debido a un error genético, un niño recibe dos copias de un solo genitor y ninguna del otro, tendrá dos copias no funcionales para esa región, y eso podríacausar una malformación o una enfermedad genética.

Podemos citar como ejemplosel síndrome de Prader-Willi, caracterizado por disturbios de comportamiento y una obesidad mórbida, o el síndrome de Angelman, que causa un retardo mental profundo y ausencia de lenguaje. Ambos pueden ser causados en el caso de que un niño reciba dos copias del cromosoma 15 de un solo progenitor (disomía uniparental), y esto sería dable de esperar en el caso de una clonación. Se estima que tenemos cerca de 30 genes que sufren ese proceso de impronta, pese a que el número exacto aún no es conocido.

3- ¿El proceso de formación de gametos y fertilización natural no nos protege contra mutaciones deletéreas?
Nuestros genes sufren mutaciones espontáneas constantemente durante la replicación del ADN, antes de la división celular. Entretanto, como la mayoría de nuestras células somáticas se divide continuamente, esa mutación, si fuese prejudicial para la célula, será probablemente eliminada enseguida. Asimismo, si la mutación se produce en un gen que no se expresa en ese tejido, la misma permanecerá neutra. Por ejemplo: si se produce una mutación en un gen que se encuentra en una célula muscular, pero cuya función consiste en fabricar una enzima hepática, ésta será inocua, pues no interferirá en el funcionamiento del músculo. Pero si dicha mutación está presente en un óvulo fecundado o “clonado”, la misma será deletérea, porque se esparcirá por todos los tejidos, incluido el hígado.

Al contrario que en las células somáticas, que se dividen constantemente, los óvulos ya tienen una cantidad predeterminada. Las mujeres ya nacen con el número total de óvulos, a pesar de que normalmente solo madura uno por mes, durante el período reproductivo. Otra diferencia existente indica que las células somáticas del resto del cuerpo, aquellas que originarán los gametos (masculino y femenino), sufren un proceso denominado meiosis, por el cual, después de dos divisiones celulares, el número de cromosomas se reduce a la mitad. Entre el tercero y el quinto mes de vida fetal, las oogonias (las células que darán origen a los óvulos) comienzan la primera división meiótica.

Entretanto, después de ese período, entran en un estado de letargo que persiste hasta la pubertad. Los óvulos solamente completarán el proceso de meiosis (transformándose por lo tanto en un óvulo maduro) tras su fertilización por un espermatozoide. Por otra parte, los espermatozoides, que son producidos continuamente durante toda la vida reproductiva del hombre, pasan por una minuciosa selección en el momento de la fertilización. Por eso queda en pie la pregunta: ¿todo ese proceso no nos estará protegiendo contra las mutaciones deletéreas?

4- ¿El diagnóstico prenatal permitirá que sean identificados los fetos malformados o portadores de mutaciones deletéreas?
Según los defensores de la clonación humana, será posible identificar fetos defectuosos o con mutaciones patológicas ya en el inicio de la gestación, y así, evitar su nacimiento. De hecho, la ultrasonografía o ecografía y el análisis de los cromosomas permiten actualmente identificar la mayoría de las malformaciones fetales. No obstante, sabemos que existen más de 7 mil enfermedades genéticas. Las malformaciones congénitas o las aberraciones cromosómicas (en el número o en la estructura de los cromosomas) representan una pequeña proporción entre éstas. La gran mayoría de las enfermedades genéticas es causada por mutaciones en uno o más genes, y allí reside la gran dificultad.

¿Cómo detectar mutaciones deletéreas en los 30 mil o más genes humanos? Algunas enfermedades, como la fibrosis cística, pueden ser causadas por alrededor de mil mutaciones diferentes ¡en un solo gen! Además, existen centenas de enfermedades graves, como las distrofias musculares progresivas, causadas por mutaciones génicas y que solamente aparecen después del nacimiento. Por lo tanto, decir que será posible evitar el nacimiento de niños con enfermedades genéticas es una utopía, porque hoy en día es técnicamente imposible detectar todas esas mutaciones en un feto.

5 – ¿Pero la fertilizaciónin vitro no es lo mismo?
De acuerdo con Brigitte Boisselier, la técnica de fabricar copias humanas sería un método alternativo a la reproducción, así como la fertilización asistida adoptada por parejas no fértiles u homosexuales. Los defensores de la clonación humana argumentan que la fertilizaciónin vitro , en sus comienzos, hace 20 años, también generó protestas mundiales y actualmente tenemos miles de niños que nacen gracias a esa tecnología. Entretanto, la gran diferencia entre ambas tecnologías reside en que en la reproducción asistida se utilizan las células sexuales, el óvulo y el espermatozoide, que fueron programadas para esa función y pasaron por el proceso de gametogénesis (formación de gametos) y la meiosis.

La fertilización asistida sencillamente facilita el encuentro del óvulo y del espermatozoide cuando éste no se produce naturalmente, y no presupone el uso de otras células, como las células somáticas, que no fueron programadas para generar un nuevo ser humano. Pero, después de todos estos argumentos contra a clonación humana, ¿cuáles son los aspectos positivos? El lado bueno es que las experiencias con animales clonados nos han enseñado mucho acerca del funcionamiento celular y abren nuevas perspectivas terapéuticas.

B – ¿Qué es la clonación terapéutica?
Si tomamos ese mismo óvulo cuyo núcleo fue sustituido por uno de una célula somática y, en vez de insertarlo en un útero, dejamos que el mismo se divida en el laboratorio, tendremos la posibilidad de usar estas células, que son totipotentes, para fabricar diferentes tejidos. Esto abriría perspectivas fantásticas para futuros tratamientos, porque actualmente solo se consiguen cultivar en laboratorio células con las mismas características del tejido del cual fueron retiradas.

De allí el gran alarde de la empresa americana Advanced Cell Technology, cuando informó, al final de 2001, que había conseguido producir el primer clon humano en laboratorio. Desgraciadamente, la experiencia divulgada por esos investigadores no fue para nada exitosa, pues el embrión paró de dividirse con seis células. Es importante que las personas entiendan que en la clonación con fines terapéuticos serán generados únicamente tejidos en laboratorio, sin implantación en el útero. No se trata de clonar un feto durante algunos meses dentro del útero para luego retirarle los órganos, como algunos creen.

La clonación terapéutica tendría la ventaja de evitar el rechazo si el donador fuera la propia persona. Sería el caso, por ejemplo, de reconstituir a medula en alguien que quedó paraplégico tras un accidente, o sustituir el tejido cardíaco de una persona que sufrió un infarto. No obstante, esa técnica tiene sus limitaciones. No serviría para portadores de enfermedades genéticas, como por ejemplo, un afectado por distrofia muscular progresiva que necesita sustituir su tejido muscular. Además, si se produjera una reducción del tamaño de los telómeros, las células clonadas tendrían la edad del donador y no serían necesariamente células jóvenes.

Una otra cuestión en abierto sería el comportamiento de los genes de impronta, que podría inviabilizar el proceso, dependiendo del tejido o del órgano que será sustituido. En síntesis, por más que seamos favorables a la clonación terapéutica, se trata de una tecnología muy cara y con limitaciones importantes. Por tal motivo, la gran esperanza no proviene de la clonación, sino de la utilización de células tronco de otras fuentes, como veremos a continuación.

Aspectos éticos
Pero imaginemos que, pese a todas esas cuestiones, y al enorme riesgo de que sean generados bebés con enfermedades genéticas, se concrete efectivamente una clonación reproductiva humana. Surge entonces una infinidad de cuestiones éticas: ¿Por qué clonar? ¿Quién debería ser clonado? ¿Qué características escoger? ¿Quién decide? ¿Qué se hará con los clones que nazcan defectuosos? Las personas que se dispongan a ser clonadas, a intentar clonar un hijo o un ser querido fallecido, o las parejas sin hijos ¿están conscientes del enorme riesgo de que aparezcan enfermedades genéticas en el clon? ¿Y si más tarde surgen problemas (en la segunda o tercera década)? ¿Quién se responsabilizará por éstos?

Y con respecto a la clonación terapéutica, ¿cuáles serían los argumentos en su contra? Puede decirse, por ejemplo, que dicha técnica abriría el camino para la clonación reproductiva humana. O que generaría un comercio de óvulos, o también que se concretaría la destrucción de “embriones humanos”, y no es ético destruir una vida para salvar otra.

Pese a la existencia de estos argumentos, la clonación con fines terapéuticos es apoyada por la mayoría de los científicos y, principalmente, por las personas que podrán beneficiarse con esta técnica. Con relación a abrir el camino para la clonación reproductiva, debemos recordar que existe una diferencia insalvable entre ambos procedimientos: la implantación o no en un útero humano. El cultivo de tejidos es una práctica común en el laboratorio, y es apoyada por todos. La única diferencia en este caso sería el uso de los óvulos (que cuando no son fecundados son apenas una célula), que permitirían la producción de cualquier tejido en el laboratorio.

Con relación al comercio de óvulos, ¿no sería lo mismo que sucede actualmente con el transplante de órganos? ¿No es más fácil donar un óvulo que un riñón? Cada una de nosotras puede preguntarse: ¿yo donaría un óvulo para ayudar a alguien? ¿Para salvar una vida? Con relación a la destrucción de “embriones humanos”, nuevamente debemos recordar que estamos hablando de cultivar tejidos o futuros órganos, que nunca serán insertados en un útero. Si pensamos que cualquier célula humana puede ser teóricamente clonada y generar un nuevo ser, podremos llegar a la exageración de creer que cada vez que nos cortamos la cutícula o nos arrancamos un cabello estamos destruyendo una vida humana en potencial.

En síntesis, es sumamente importante que la gente entienda la diferencia entre clonación humana y clonación terapéutica antes de tomar partido contra dichas tecnologías. La comunidad europea acaba de aprobar investigaciones con células embrionarias de embriones de hasta 14 días. Es fundamental que nuestra legislación apoye también esas investigaciones, ya que las mismas podrán salvar miles de vidas.

Mayana Zatz es profesora titular de Genética del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo y coordinadora del Centro de Estudios del Genoma Humano

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