La eficiencia de las baterías eléctricas de celulares y notebooks depende de su capacidad para que los átomos ionizados de litio fluyan libremente en su interior. A medida que se carga y se descarga la batería varias veces, sus iones fluyen cada vez con mayor lentitud, hasta que finalmente cesan de hacerlo. Experimentos efectuados por un equipo coordinado por el químico Sarbajit Banerjee, de la Universidad A&M de Texas, en Estados Unidos, revelaron por primera vez detalles nanométricos de dicho proceso. Al analizar una serie de imágenes por microscopía y espectroscopía de rayos X, los investigadores notaron cómo se desplazaban los iones de litio por hilos nanométricos de pentóxido de vanadio, el material que se empleó en el experimento como modelo del interior de una batería de litio convencional (Nature Communications, 28 de junio). La conclusión que surge de ese trabajo es que los iones de litio tienden a unirse con los electrones de los átomos que forman el interior de la batería, distorsionando su estructura atómica. Esas distorsiones serían la causa de la desaceleración en el intercambio de iones. Los embotellamientos se tornan cada vez más frecuentes a medida que la batería envejece, reduciendo la eficiencia del proceso de carga y descarga hasta la caducidad del dispositivo. Banerjee y sus colegas sugieren que podrían diseñarse nuevos materiales con estructuras atómicas que eviten la interacción de los iones de litio con sus electrones, elevando la eficiencia y la vida útil de las baterías.
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