Cuando José Paulo Paes (1926-1998) publicó su primer libro de poemas, en 1947, se lo envió para su apreciación a Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), por entonces un autor ya consagrado. En respuesta, el escritor maduro le envió una carta aconsejándole al principiante que superase sus influencias y buscara una dicción propia: “Tu sentimiento poético es indudable, manejas el verso libre con bastante seguridad rítmica, no caes en el mal gusto… pero aún no eres tú mismo, sigues buscándote a través de los demás, cuando es dentro de ti mismo que haz de encontrarte”.
Al bautizar su debut literario con el sugestivo título O aluno [El alumno] (Edições O livro), Paes se posicionó como una especie de discípulo del itabirano y de otros modernistas a quienes rendía homenaje, como Manuel Bandeira (1886-1968) y Murilo Mendes (1901-1975). La afinidad literaria de Paes con Drummond es bien conocida por los estudiosos. Pocos académicos saben, empero, que tan solo un año después el pupilo no perdonó al maestro, esta vez en el papel de crítico literario. En una serie de ensayos publicados en el periódico O Dia, de Curitiba [Paraná], en 1948, el joven de 21 años, entonces vinculado a los ideales revolucionarios y al Partido Comunista, calificó a la poesía de temática social drummondiana como una “poesía de fuga”, representativa de la pequeña burguesía, por su tendencia a trasponer la realidad concreta al plano de la abstracción. Al analizar la función del humor en la poesía de Drummond, Paes la contrasta con los versos de dos poetas: el georgiano Vladimir Mayakovski (1893-1930) y el bahiano [Antônio de] Castro Alves (1847-1871), ellos sí, en opinión del crítico, auténticamente revolucionarios.
Hasta entonces inéditos en formato de libro, los textos “Carlos Drummond de Andrade y el humor – I, II y III”, ahora han sido recuperados en la recopilación José Paulo Paes: Crítica reunida sobre literatura brasileira & inéditos em livros (Cepe Editora/Ateliê Editorial). Con más de mil páginas, la obra, que consta de dos tomos, incluye ensayos de Paes centrados en la literatura brasileña. “Desde un punto de vista crítico, no puede afirmarse que Paes siguiera una línea maestra, ya fuera de Antonio Candido [1918-2017] o de Roberto Schwarz”, dice Fernando Paixão, docente del Instituto de Estudios Brasileños de la Universidad de São Paulo (IEB-USP) y organizador de la antología junto con la crítica literaria e investigadora Ieda Lebensztayn, responsable de la localización de los textos inéditos. “Mantuvo cierta cercanía con los concretistas, más bien en términos de producción poética antes que teórica. En sus análisis críticos, Paes siempre fue libre”.
La nueva recopilación presenta los textos críticos en orden de publicación cronológico, además de los inéditos. Abarca una variedad de temas que van desde la poesía de Augusto dos Anjos (1884-1914) al samba de Adoniran Barbosa (1910-1982), pasando por reflexiones sobre la traducción, la presencia del surrealismo en Brasil y la recuperación de figuras menos conocidas, como los poetas bahianos Sosígenes Costa (1901-1968) y Jacinta Passos (1914-1973). Son ensayos que revelan a un crítico ecléctico, con una mirada sobre la literatura que, en opinión de Sergio Bento, docente de literatura brasileña en la Universidad Federal de Uberlândia (UFU), siempre estuvo libre de prejuicios. Ejemplo de ello, dice, es el artículo “Por una literatura brasileña de entretenimiento (o: el mayordomo no es el único culpable)”, publicado originalmente en el libro A aventura literária: Ensaios sobre ficção e ficções [La aventura literaria. Ensayos sobre ficción y ficciones] (Companhia das Letras, 1990). En el texto, el crítico sostiene que los géneros menos prestigiosos, tales como la novela policial, la ciencia ficción y la novela de aventuras no solo deberían ser juzgados siguiendo criterios estético-literarios, sino también a través del prisma de la sociología del gusto y del consumo. Al fin y al cabo, es del lector de Agatha Christie (1890-1976) y Alexandre Dumas (1802-1870), de donde surge el admirador de James Joyce (1882-1941) y Gustave Flaubert (1821-1880), argumenta Paes.
Al mismo tiempo, el intelectual lamenta en el artículo que la producción de esos géneros fuera aún incipiente a finales de la década de 1980 en la literatura brasileña. “Paes no estaba vinculado al entorno académico, ni siquiera tenía un título universitario. Llegó a dar clases en la Unicamp [Universidad de Campinas] y en la USP, pero como invitado. Junto con Augusto de Campos, fue uno de los grandes nombres de la crítica del siglo XX que no pertenecía al mundo académico”, dice Bento, autor de una tesis doctoral sobre la poesía de Paes defendida en 2015 en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la USP. “Así, él logra escindirse de cierto elitismo cultural que solo considera relevante a la ‘alta literatura’. Paes se percató de que la gente lee para entretenerse, lo que desentona con la crítica brasileña media de la época”.
Uno de los aspectos más destacados del ensayismo de Paes, según apunta el historiador y crítico literario Alfredo Bosi (1936-2021) en un testimonio que forma parte de la antología, es precisamente su amplitud de intereses y de gustos, y la distancia que mantuvo de las “teorías estéticas cerradas, tendientes a los juicios categóricos”. La curiosidad por todo tipo de literatura sorprendió al autor de História concisa da literatura brasileira cuando ambos trabaron amistad, a mediados de los años 1960. En sus encuentros con Paes, a quien definió como un “lector libre y sin fronteras”, un “observador sin parti pris”, los roles se invertían, según recuerda Bosi, quien fue profesor de literatura brasileña de la USP durante más de cuatro décadas: “Era el autodidacta Paes quien le enseñaba al docente universitario. El profesor aprendía a leer con otros ojos lo que ya había leído como profesional de las letras”.
Oriundo de Taquaritinga (São Paulo), donde nació en 1926, Paes venía de una familia de clase media baja, de ascendencia portuguesa. En la década de 1940 emigró a Curitiba, donde se graduó como técnico químico y empezó a relacionarse con escritores e intelectuales como Dalton Trevisan. Fue en la capital del estado de Paraná donde comenzó a colaborar con la prensa y debutó en la literatura con la publicación de O alumno. “Para entonces, Trevisan era el editor de la revista Joaquim, donde publicaba textos inéditos de poetas como Drummond y Bandeira. Antes de eso, Curitiba era una provincia, había escena literaria que provenía del simbolismo del siglo XIX. El modernismo llega a la ciudad con la revista de Trevisan”, dice Marcelo Sandmann, quien indagó en la poesía de Paes en su tesina de maestría y actualmente es profesor de literatura portuguesa en la Universidad Federal de Paraná (UFPR). “Paes ya conocía a los románticos y a los parnasianos, pero fue al contactarse con los escritores locales, especialmente con Glauco Flores de Sá Brito [1919-1970], que descubrió la poesía modernista brasileña”.
A finales de la década de 1940, el poeta se mudó a São Paulo para trabajar en la industria farmacéutica, donde permaneció once años. Por aquella época conoció a la bailarina Dora Costa, con quien se casó y a la que le dedicó su segundo libro intitulado Cúmplices [Cómplices] (Edição Alanco, 1951). A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, el autor desarrolla un estilo poético que supuso un problema de clasificación para los investigadores. Cronológicamente pertenece a la generación del 45, pero atraviesa varios períodos de la literatura brasileña como un camaleón, sin adherir a ningún grupo. Con Novas cartas chilenas (un poema de 1954 publicado dos años después en la Revista Brasiliense) y Epigramas (Editorial Cultrix, 1958), el “alumno” empieza a mostrar la singularidad de su voz, alcanzando la madurez con el libro Anatomias (Editorial Cultrix, 1967), presentado por el concretista Augusto de Campos, en el que su escritura asume un carácter experimental, que se caracteriza por la concisión y el humor.
En 1984 incursionó en la poesía infantil con la publicación de É isso ali (Editorial Salamandra), ganando el reconocimiento del público masivo. Y en 1997, un año antes de su muerte, ganó el premio Jabuti por su obra Um passarinho me contou (Editorial Ática). “Al hablar de la poesía infantil del siglo XX en Brasil, se nos vienen a la mente los nombres de Cecília Meireles [1901-1964], Manoel de Barros [1916-2014] y José Paulo Paes”, dice Bento. “Sus poemas infantiles son muy divertidos: experimentan con rimas, juegos de palabras, paronomasias [términos con significados diferentes escritos y pronunciados de manera parecida]. Por esa razón, acabaron teniendo más repercusión que su obra poética sin restricciones de edad”.
El temperamento discreto de Paes, quien trabajó como editor en el mercado editorial en la paulistana Cultrix entre las décadas de 1960 y 1980, pudo haber contribuido para que su obra recibiera escasa atención de parte de los estudiosos en la materia. Entre los escasos análisis sobre el autor se cuentan, por ejemplo, un prefacio de Alfredo Bosi para la antología Um por todos, publicada en 1986 por la editorial Brasiliense, y otro del crítico literario Davi Arrigucci para la antología Os melhores poemas (Global, 1998).
Esta sobria fortuna crítica se amplía ahora con el lanzamiento de otra recopilación: Anatomias da meia-palabra: Ensaios sobre a obra de José Paulo Paes (editorial de la UFPR, 2022), que reúne artículos escritos por siete investigadores, entre ellos Bento y Sandmann, que contemplan las diferentes facetas de su producción. La organización del volumen es obra de Marcos Pasche, docente de literatura brasileña de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ), y Henrique Duarte Neto, doctor en literatura por la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC). En opinión de Pasche, el gran legado de Paes a la literatura brasileña contemporánea es la autonomía que caracteriza su trayectoria poética. “Paes tuvo interlocutores importantes, como los concretistas, pero nunca abandonó, por ejemplo, el diálogo permanente con la cultura griega antigua, que se consolidó a través de su trabajo como traductor”.
En uno de los artículos de la antología, Susana Scramim, profesora de teoría literaria de la UFSC, escribe que la actividad como traductor no es un aspecto secundario en la obra de Paes, sino que repercute también en su producción como autor. El aprendizaje de idiomas fue incluso incentivado por Drummond. En la misma epístola de 1947, el poeta de Minas Gerais le recomendó la lectura de autores extranjeros en su idioma original como antídoto contra la imitación rastrera de los modelos nacionales. Siguiendo los consejos del maestro, Paes se convirtió en un políglota autodidacta: aprendió español, francés, inglés, alemán, griego moderno y antiguo, danés e italiano. Tradujo en portugués autores tales como William Carlos Williams (1883-1963) y Nikos Kazantzakis (1883-1957), y su traducción Ascese: Os salvadores de Deus (editorial Ática), escrito por el griego, ganó el premio Jabuti en 1998.
Hacia el final de su vida, el estilo poético de Paes adquiere un tono memorialista, al cual recurre para ahondar en su infancia y evocar los recuerdos familiares de Taquaritinga en el libro Prosas seguidas de odes mínimas (Companhia das Letras, 1992). Este giro estilístico coincidió con un trágico acontecimiento biográfico: la amputación de su pierna izquierda debido a un problema circulatorio. Con todo, aun en los trances más graves, la lección de humor, que heredó de Drummond y cargó consigo durante toda su vida, evitó que el poeta cediera al sentimentalismo fácil: “Piernas/ ¿para qué las quiero?/ Si ya no tengo/ para qué bailar./ Si ya no pretendo/ ir a ninguna parte./ ¿Piernas?/ Me basta con una”, escribe en “Oda a mi pierna izquierda”.
Veinticinco años después de la muerte de José Paulo Paes, los estudios académicos sobre el autor se intensificarán con la incorporación de su colección al IEB-USP, prevista para finales de 2023. “Pretendemos ahondar en los ensayos de Paes que quedaron fuera de la recopilación y continuar con las investigaciones sobre su obra”, concluye Paixão.
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