EDUARDO CESAREl matemático Jackson Itikawa regresó en el mes de julio de un breve viaje al Reino Unido con 26 nuevos contactos en su teléfono, todos pertenecientes a científicos de otros países con quienes intercambia ideas acerca de divulgación científica. Los integrantes de ese grupo se conocieron entre sí en la final internacional del FameLab, una de las mayores competencias de comunicación científica a nivel global, que se llevó a cabo el día 9 de junio, en el marco del Festival de Ciencia de Cheltenham, en Inglaterra. En una competencia donde participaron representantes de Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur, entre varios otros, Itikawa fue el primer brasileño que representó al país en ese evento, durante el cual dispuso solamente de tres minutos para hablar del tema de su elección: la importancia de los números primos en áreas tales como la criptografía.
Delante del público y ante una mesa de jurados, Itikawa explicó cómo los números primos sirven para componer un lenguaje cifrado que garantiza la seguridad de datos confidenciales expuestos virtualmente, tales como contraseñas y mensajes enviados por medio de aplicaciones, como en el caso del WhatsApp. “Aunque no haya ganado la competencia, la experiencia me sirvió para profundizar mi entusiasmo por la divulgación científica”, relata el matemático, ganador de la etapa nacional del FameLab, que realizaron en el mes de mayo, conjuntamente, el British Council y la FAPESP (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 244).
Actualmente, el investigador cursa un posdoctorado en el Instituto de Ciencias Matemáticas y Computación de la Universidad de São Paulo (ICMC-USP), en São Carlos. Allí, durante el semestre pasado, comenzó a impartir clases ad honorem para estudiantes de la carrera de grado en sistemas informáticos. “El empleo de un lenguaje más accesible se transformó en un placentero desafío”. Poco a poco, el matemático fue ganando confianza en el salón de clases. “Comencé a explicar conceptos complejos valiéndome de analogías y apelando al buen humor”. Por entonces, Itikawa recibió un e-mail de la FAPESP, invitando a sus becarios a participar en la edición brasileña del FameLab. “Tomé la decisión de inscribirme porque aquella podría ser una oportunidad para demostrar que la matemática puede ser interesante y divertida, atenuando el temor que a muchos les genera esta disciplina”.
Según Itikawa, la experiencia lo ayudó a desarrollar nuevas habilidades en comunicación científica, entre las que figuran disertar en público con desenvoltura y la realización de presentaciones más concisas. “En el FameLab se dispone de escaso tiempo para presentarse. Eso exige que el investigador deba seleccionar muy bien las palabras y utilizarlas en forma certera”, afirma. Algunas de las recomendaciones se las brindó Malcolm Love, experto británico encargado de la capacitación en comunicación del FameLab en diversos países. “Uno de los ejercicios que él sorteó fue presentarse ante el público con soltura. Para mí fue importante, porque siempre me costó mirar a los ojos a la gente”, relata Itikawa, para quien las recomendaciones no sólo serán de utilidad para comunicarle la ciencia al público, sino también para emplearlas en congresos.
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