Imprimir Republish

Política C&T

Con entrada libre y gratuita

Científicos fundan una editora virtual y planean lanzar dos títulos electrónicos este año

BRAZCon 9 millones de dólares en caja, donados por una institución de California, la Fundación Gordon y Betty Moore – un grupo de renombrados científicos estadounidenses encabezados por Harold Varmus, Premio Nobel de Medicina en 1989 – anunció recientemente la creación de Public Library of Science, o sencillamente PLoS (www.publiclibraryofscience.org), una editorial científica sin fines de lucro que pretende lanzar títulos electrónicos de acceso libre y gratuito vía Internet, para competir con las grandes revistas del sector, como Science, Nature y publicaciones del área médica.

Se crearán dos títulos online hasta el final de este año: primero PLoS Biology, y luego PLoS Medicine. “Posteriormente iniciaremos revistas más centradas en áreas médicas específicas, como la oncología y la biología del desarrollo, y luego contaremos con títulos más especializados”, dice Varmos, ex director de los National Institutes of Health (NIH) y actualmente presidente del Memorial-Sloan Kettering Cancer Center, en entrevista concedida a la revista Pesquisa FAPESP.

Las secciones y el contenido de las revistas de PLoS seguirán el estándar consagrado por las grandes publicaciones científicas y – un detalle importante – todos los artículos aceptados deberán pasar por el tradicional proceso de admisión y evaluación, a cargo de un especialista en el tema (peer review). El objetivo de esta iniciativa es democratizar de manera rápida e instantánea la información científica de punta, poniéndola al alcance de cualquier investigador, especialmente de aquéllos que no tienen medios financieros para costear las suscripciones a las grandes revistas, ya sean éstas electrónicas o en papel. Junto al laureado Varmus se encuentran, al frente del montaje de PloS, los investigadores Michael B. Eisen, de la Universidad de California en Berkeley, y Patrick O. Brown, de la Universidad de Stanford.

Aquéllos que publiquen en PLoS contarán con otra ventaja: los derechos de autor de los artículos (copyright) permanecerán a nombre de los investigadores que los redactaron – y no en poder de la revista que los publicó, tal como normalmente sucede en el universo editorial científico. Pese a ser titulares del copyright de sus propios textos, los autores que publiquen en las PLoS no podrán impedir la distribución de sus artículos por parte de terceros; esto siempre y cuando el crédito del trabajo sea debidamente respetado.

Pero no todo en las publicaciones de PLoS será gratuito. La salud financiera de la editorial científica creada por los investigadores dependerá, al margen de las nuevas becas y donaciones que se reciban, del cobro de una tasa de 1.500 dólares por cada artículo publicado. Varmus y sus colegas pretenden que los costos de publicación de los artículos en PLoS pasen a figurar como un ítem más entre los gastos previstos en el presupuesto de las investigaciones. En Estados Unidos, el Howard Hughes Medical Institute se ha comprometido a solventar las tasas de publicación de sus 350 investigadores cuando sus artículos se dirijan a revistas de acceso electrónico libre, como es el caso de las de PLoS.

Así y todo, el hecho de pagar para publicar en periódicos científicos no llega a ser precisamente una novedad. Ya existen revistas impresas que lo hacen. Pero la tasa de PLoS es, por así decirlo, pesada, sobre todo para los científicos de los países en desarrollo. “Esperamos reducir o eliminar las tasas para investigadores de naciones que no pueden hacerse cargo de los costos de publicación”, asegura el Premio Nobel de Medicina. “Pero un análisis de la literatura científica actual sugiere que eso sucederá en un porcentaje relativamente pequeño de casos. No porque vayamos a tener prejuicios contra esos artículos, sino porque desgraciadamente el número de científicos que trabajan en esos países (los países pobres) es relativamente pequeño.”

La viabilidad de una empresa de ese porte dependerá de la adhesión de científicos de peso. Los creadores de la editora virtual están reclutando investigadores de renombre para que formen parte del consejo editorial de PLoS. Uno de esos nombre de primera línea es el sueco Svante Pääbo, uno de los directores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania. Su visión sobre este emprendimiento es bien realista: “Si PLoS es capaz de reunir buenos artículos en sus primeras revistas, será entonces capaz de expandirse y convertirse así en una competencia real para muchas publicaciones cuya suscripción es hoy en día cara”, afirma Pääbo. “No creo que nadie deje de publicar en Nature o en Science, pero hay espacio para otra revista top.”

PLoS no es la única iniciativa en pro de democratizar el acceso online a la información científica. BioMed Central (www.biomedcentral.com), lanzada en mayo de 2000, por ejemplo, publica alrededor de 100 revistas médicas online, algunas de ellas propias, y otras de terceros, todas con peer review y acceso gratuito. Normalmente, Biomed Central, que forma parte de la casa editorial europea Current Science Group, cobra 500 dólares por artículo publicado, pero ofrece descuentos o exime de la tasa en casos de investigadores sin recursos.

PubMed Central (www.pubmedcentral.nih.gov), solventada por el NIH, funciona de manera similar, pero más bien en la línea de una biblioteca digital de algunas revistas del área de las ciencias de la vida que acordaron hacer gratuito totalmente o una parte de su contenido. Y existen otras iniciativas parecidas, incluso en Brasil, como es el caso de SciELO – Scientific Electronic Library online (www.scielo.br).

SciELO pone disposición y sin ningún costo el contenido de 93 publicaciones nacionales de las áreas de humanas, exactas y biológicas. “Las iniciativas de libre acceso a la información científica no acaban con el sistema (de las grandes revistas), pero constituyen un progreso”, dice Abel Packer, director del Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (Bireme), y uno de los creadores de SciELO.

Republicar