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Medicina

Con la Catuama en el corazón

Una patente asegura el suministro de un medicamento que revierte la fibrilación ventricular

Si todo marcha bien en los estudios realizados en sociedad entre la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y Laboratório Catarinense, una industria farmacéutica nacional con sede en Joinville, estado de Santa Catarina, los médicos de todo el planeta podrán contar con un medicamento inédito en el combate contra la fibrilación ventricular. Esta disfunción se produce cuando el músculo cardíaco se contrae en forma desordenada y sin control, impidiendo así el bombeo de la sangre por parte de los ventrículos, una situación que se da en varias enfermedades cardíacas tales como el infarto de miocardio (la pared del músculo cardíaco), o como consecuencia de la ingestión de drogas y medicamentos.

Cuando se trata de alguien joven, de menos de 40 años, la posibilidad de que un individuo con ese tipo de infarto presente fibrilación ventricular que puede ocasionar la muerte es grande, pues la irrigación colateral al músculo cardíaco es poca aún. La salvación hoy en día se restringe a la aplicación en pocos minutos de un aparatoso shock eléctrico con un instrumento chamado desfibrilador, que pone al corazón en el ritmo correcto. La esperanza de un nuevo medicamento está depositada en el extracto de un compuesto fitoterapéutico, producido por Laboratório Catarinense, que lleva el nombre comercial de Catuama.

La intención final de los investigadores y de la empresa es llegar a la producción de un medicamento intravenoso que pueda ocupar el lugar del shock eléctrico. Para garantizar los derechos de la nueva droga, los investigadores de la USP, con el profesor Irineu Velasco, del Departamento de Clínica Médica a la cabeza, y Laboratório Catarinense depositaron el pedido de patente en Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, durante los meses de junio y agosto de este año, que protege el uso como desfibrilador de las plantas asociadas al Catuama: catiguá (Trichilia catigua ), guaraná (Paullinia cupana ), muirapuama (Ptychopetalum olacoides ) y jengibre (Zingiber officinale ).

“Ahora vamos a estudiar las fracciones del extracto para verificar cuáles de éstas – una o más de una – tiene la propiedad de acabar con la arritmia”, explica Velasco. “Entonces vamos a saber cuál es la molécula responsable del efecto terapéutico.”Ni bien identifiquen la molécula, los investigadores realizarán las pruebas toxicológicas e intentarán saber cómo es el funcionamiento genético con relación a las proteínas y a los posibles genes implicados en las enfermedades cardíacas. Por último, ellos intentarán reproducir y sintetizar la molécula en el laboratorio. Una vez concluido ese paso será probada en humanos. Todo ese proceso demoraría entre cinco y ocho años.

Fácil uso

“Pretendemos llegar a este medicamento inédito en forma inyectable y por vía oral”, dice Velasco. La inyección es para las guardias médicas y equipos de rescate, que precisan revertir la fibrilación en casos de emergencia. Los comprimidos serán útiles como preventivos para personas propensas a padecer este problema cardíaco y que muchas veces utilizan desfibriladores implantados en el cuerpo de manera idéntica a los marcapasos. La adopción de un medicamento haría cambiar muchas cosas en la práctica de la desfibrilación. “Actualmente en muchos países, principalmente en Escandinavia (Noruega, Suecia y Dinamarca), los desfibriladores portátiles están siendo instalados en puntos estratégicos de las calles, estaciones de metro y aeropuertos, para su uso en casos de emergencia; al margen de entrenar a las personas para utilizarlos.”

La producción de un medicamento y la entusiasta expectativa de los investigadores se basan en los experimentos de laboratorio ejecutados en corazones de conejos y de ratones. “A decir verdad, todo comenzó casi por casualidad, cuando estábamos probando el Catuama (vendido en forma líquida o en cápsulas) para verificar los posibles daños al miocardio provocados por el remedio”, dice Velasco. “Las pruebas se efectuaron en colaboración con el farmacólogo João Batista Calixto, profesor de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), que estudiaba en 2002 las actividades antidepresivas del Catuama, confirmadas posteriormente en la captación y liberación de las monoaminas (serotonina, noradrenalina y dopamina), algunos de los neurotransmisores encargados de la regulación del comportamiento humano.

“Ayudábamos al profesor Calixto a hacer el control químico del producto. En uno de los experimentos algunos corazones fibrilaron. Entonces aplicamos el medicamento para ver qué sucedía y tamaña fue nuestra sorpresa cuando constatamos que la arritmia cesó”, comenta Velasco. Para continuar con las pruebas en corazones fibrilados, ellos tuvieron que desarrollar un modelo diferente al utilizado normalmente, que también provoca infartos. “Mediante el uso de una técnica desarrollada por dos alumnos de iniciación científica – Anezka Carvalho Rubim de Seles y André Ferrari de Franca Camargo -, bajo la supervisión de la investigadora Vera Pontieri, que pusieron un electrodo dentro del corazón provocando la fibrilación, arribamos a un modelo excepcional para nuestras pruebas.”

Normalmente, una arritmia de este tipo debe revertirse en cinco minutos. Con el Catuama, el corazón volvía a latir en forma normal en ese tiempo. “Para no dejar dudas, hicimos una fibrilación de 20 minutos, lapso de tiempo luego del cual no hay retorno a la normalidad, ni siquiera con shock eléctrico. Aplicamos el Catuama y la arritmia cesó. Y mejor aún: después de administrar el remedio, aun cuando estaba excitado eléctricamente, el corazón no volvió a fibrilar.”

La curiosidad científica y la necesidad de identificar qué era lo que estaba haciendo que el corazón parase de fibrilar, pues sería imposible aplicar directamente el compuesto fitoterapéutico en el corazón humano, llevaron a los investigadores de la USP a probar cada uno de los extractos de plantas del Catuama por separado. Ellos ya saben que una de las plantas es la responsable directa por la desfibrilación, pero la empresa no desea divulgar cuál de ellas es, aun cuando la patente ya ha sido depositada en Brasil y en varios países. En este documento también son citadas otras plantas asociadas, que pueden dotar de mayor rapidez a la acción desfibriladora de la planta principal.

Canal de sodio

Con el extracto principal en sus manos, los investigadores realizaron también pruebas en un equipo llamado Patch-clamp, que sirve para analizar los canales de las células. Este aparato fue adquirido en el marco de un proyecto temático coordinado por el profesor Velasco y financiado por la FAPESP para el estudio de la solución hipertónica, un preparado con altísima concentración de sal (lea el reportaje relacionado con este tema y los primeros descubrimientos sobre el Catuama en la edición 78 dePesquisa FAPESP ). La prueba realizada con una célula de corazón demostró que el extracto de la planta inhibe los canales de sodio y con ello produce un reordenamiento de los estímulos eléctricos en el corazón, cumpliendo el rol de desfibrilador.

El paso siguiente consistirá en establecer nuevas sociedades para obtener financiamiento de parte de los organismos de fomento o de industrias multinacionales que pueden destinar recursos para el avance de las investigaciones y para dar forma al medicamento. “Estamos analizando si sellamos sociedades con otra empresa ahora o si lo hacemos más adelante”, dice el médico Luc Raes, director científico del Laboratorio Catarinense. “De cualquier forma, no vamos a dejar de lado el control de las investigaciones, que se llevarán a cabo en Brasil y bajo la supervisión de los profesores Velasco y Calixto.”

Raes calcula que para llegar al desarrollo completo de un producto sintético, probado en seres humanos y con el medicamento listo para salir al mercado, se gastarán entre 200 y 500 millones de dólares, esto durante un período de sería de diez años. Laboratório Catarinense factura 35 millones de reales por año, y un 3% de ese monto se invierte en investigación; eso sin contar los de financiamientos obtenidos en sociedad con otras instituciones. De estos ingresos, el 85% proviene de los medicamentos fitoterapéuticos, como el Catuama y el jarabe expectorante Melagrião. “El resto corresponde a medicamentos tales como sulfas y analgésicos, y a una línea fitoterapéutica constituida por monodrogas como el Gingko biloba, por ejemplo.”

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