Con 15 años de experiencia en su equipaje, los integrantes de la Compahia Brasileira de Teatro, con sede en la ciudad de Curitiba, resolvieron soltar amarras y zarpar con su barco.
Desde el comienzo de este año, el grupo navega lejos de los límites de su pequeña sede ubicada en un antiguo inmueble del centro histórico de la capital del estado de Paraná. Dentro de las maletas de sus integrantes va el proyecto Brasil, cuyo principio es crear un espectáculo con base en viajes por el país.
El historial del grupo preanunciaba ese deseo de expansión territorial. Luego de las festejadas obras Vida (2009), Oxigênio (2010) e Isto te interessa? (2011), sus integrantes entablaron en 2012, en Río de Janeiro, una colaboración con la actriz Renata Sorrah y crearon Este niño, con texto del francés Joël Pommerat. En los últimos años también se dedicaron a realizar talleres de creación en el nordeste del país.
El proyecto Brasil, de acuerdo con Márcio Abreu, director de la compañía, apunta a horadar un tema calcificado anteriormente. “Es como atravesar un bloqueo creado por la propia historia del grupo. Al salir de nuestro circuito, pretendemos crear nuevas cartografías”, explica, en referencia a la serie de destinos que visitaron este año, entre ellos Manaos, Río de Janeiro, Brasilia y Salvador.
Los viajes incluyen actividades tales como la presentación del repertorio de la compañía, talleres, entrevistas con los habitantes de esas ciudades e intercambio de información y de metodologías con grupos de cada una de ellas. “Preferimos alejarnos de temas específicos: no sabemos sobre qué será la obra”, afirma Abreu.
Aunque la creación no se haya definido de acuerdo con una temática, el director adelanta que las discusiones del grupo terminaron pasando al menos por una cuestión específica: las ciudades visitadas pueden tener identidades peculiares, y por sus vastos paisajes se busca un elemento común, desde la óptica del grupo. “No es una obra sobre Brasil, porque no podemos afrontar algo que estaría en el terreno de la antropología o de la sociología. Pero es nuestra mirada sobre el país”, explica.
En el marco del proyecto, en Río de Janeiro, la Companhia Brasileira de Teatro trabajó con otros dos grupos, el Teatro de Extremos y el Favela Força, este último con sede en una favela situada en Complexo do Alemão. Son dos grupos que trabajan con temas tales como el multiculturalismo y la ciudadanía y que a menudo modulan sus trabajos según la realidad más cercana que los rodea.
En tanto, en Brasilia, el grupo decidió investigar la relación entre arquitectura y los habitantes de la ciudad. Pasaron por clichés, hablando sobre el tema de que Brasilia es una ciudad planificada para incentivar el uso del automóvil, por ejemplo. “Pero había otro lado que avanzaba más allá de los clichés”, dice Abreu. “Entrevistamos a una chica que se refirió al hábito de cruzar la ciudad pasando por el medio de las súper cuadras, y que desmintió a quienes decían que Brasilia imponía tan sólo un tipo de relación entre los habitantes y la ciudad”, dice.
El viaje de la Companhia Brasileira de Teatro fue todo documentado, lo cual dio origen a diarios de a bordo, videos y fotografías. A partir de mayo, en una segunda etapa, ese material será procesado y revisado en sala de ensayo. Aún no tiene título, pero el estreno del espectáculo está programado para dentro de un año.
Otros viajes
Este tipo de proceso no es nuevo. Existió el circuito que llevó a cabo el Teatro da Vertigem para la composición de BR-3 (2006), un espectáculo montado en lugares del río Tietê, por ejemplo, realizado incluso dentro de un barco que navegaba sobre su lecho. El texto fue creado a partir de vivencias de los integrantes del grupo en tres lugares: el barrio paulistano Brasilândia, Brasilia, la capital del país, y la ciudad de Brasileia, en el estado de Acre.
El año pasado, Mundana Companhia de Teatro también viajó por el interior del nordeste del país para incorporar la cultura regional en una adaptación de la novela El duelo, de Chéjov. Los ensayos del grupo recorrieron tres localidades del estado de Ceará: Iracema (14 mil habitantes), Arneiroz (con casi 8 mil habitantes) y Lavras da Mangabeira (31 mil habitantes). Ninguna cuenta siquiera con un teatro, y los ensayos fueron improvisados en galpones bajo la dirección de Georgette Fadel.
La trama del libro El duelo, sobre un hombre que conquista a una mujer casada y la lleva a vivir a una ciudad del interior del Cáucaso, pasó a atravesar elementos extraños a la cultura de su escenario original. “Pero el resultado de la inmersión no es exactamente una transposición del argumento al paisaje del nordeste”, explica el actor Aury Porto, uno de los fundadores de la compañía.
Y en efecto, no lo es. La mención del Cáucaso permanece en el texto, y el paso por el sertón nordestino solamente impregna la puesta con elementos estéticos ajenos al original. Hay una recreación de una crisis del protagonista luego de que lo retan a un duelo, por ejemplo. La escena pasa a ocupar un bar cuya ambientación recurre a referencias observadas en bares que la compañía visitó durante el viaje: hay un globo de espejos girando y música cursi al fundo.
La puesta también se concretó en el Centro Cultural São Paulo durante el segundo semestre del año pasado y en su elenco se encontraba la actriz Camila Pitanga. El mismo grupo, dice Porto, va a reciclar ahora este tipo de creación teatral en un viaje por la ciudad de São Paulo para adaptar En la selva de las ciudades, de Bertolt Brecht. A expedición parte en octubre, en busca de un vecindario todavía inexplorado.
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