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Carta de la editora | 142

Contra ciclos y círculos perversos

Suena un tanto extraño, un tanto incómodo: comenzamos y cerramos el año 2007 con el dengue en la portada de Pesquisa. La indagación ineludible que este hecho plantea a posteriori es si esa enfermedad se ha tornado tan importante en el panorama de la salud pública en Brasil, o tan desafiante para los investigadores brasileños involucrados con epidemias y enfermedades tropicales a punto tal de justificarlo plenamente en términos editoriales. Antes de dar una respuesta taxativa, vayamos a algunos datos: en diciembre de 2006, con las estadísticas oficiales señalando 300 mil casos y 61 muertes durante el año hasta el mes de octubre, se veía con antelación que enero de 2007 llegaría junto con el temor de una nueva epidemia de dengue en el país. Seguramente no tan violenta como la de 2002 – cuando los casos notificados llegaron a casi 800 mil –, pero sí una epidemia, como quiera que sea. Paralelamente, el año estaba cerrándose con las buenas noticias de carácter científico-tecnológico para el control futuro y el combate frontal contra la enfermedad. Por ejemplo, un sistema de monitoreo del Aedes aegypti articulado con una trampa destinada a atraer a las hembras preñadas del mosquito y la expectativa de desarrollo de un Aedes transgénico estéril.

En tanto, el pasado mes de noviembre, las estadísticas oficiales mostraban para el período de enero a septiembre de 2007 un incremento del 40% de los casos registrados de dengue en relación con el total del año anterior. Las cifras: 2006 cerró con casi 346 mil casos del tipo común, 682 casos de la forma hemorrágica y 76 muertes, mientras 2007, hasta septiembre, registró poco más de 481 mil casos de la forma común de la enfermedad, 1.071 de la forma hemorrágica y 121 muertes. El Ministerio de Salud celebraba así y todo una reducción de las regiones más susceptibles a la propagación del dengue en el país. Si en noviembre del año pasado en esas regiones había 10,4 millones de personas, ahora las  mismas se reducen y constituyen el territorio de vida de 3,8 millones de brasileños.

Es importante a esta altura saber que investigadores de diversas especialidades trabajan en este momento con ahínco, muchas veces en asociación con el equipo del Programa Nacional de Control del Dengue (PNCD), para hacer retroceder a la enfermedad y no dejarle más espacio que el que tenía hace 20 años atrás, es decir, casi nada. Son entomólogos, médicos, matemáticos y epidemiólogos que se unen, tal como narra a partir de la página 40 la editora asistente de ciencia Maria Guimarães, con la intención de conocer mejor el comportamiento del mosquito, hallar compuestos químicos más eficientes para matar las larvas o monitorear más eficientemente las epidemias, entre otros caminos. Son otros profesionales los que trabajan en el desarrollo de vacunas, como informa a partir de la página 46 el editor especial Fabrício Marques. Dicho esto, se puede decir que, efectivamente, desde el punto de vista de salud pública es muy alto aún el riesgo de agravamiento del cuadro del dengue en Brasil. Sigue siendo una enfermedad cuyo control desafía inmensamente a los investigadores. De ahí el porqué de una nueva tapa sobre el dengue, solamente 11 meses después de haber dado al tema esa posición de relevancia.

Quiero acotar, en el poco espacio que me resta, dada la cantidad de palabras que gasté con el dengue, que no se puede dejar de leer en esta edición – sorprendente en términos plásticos – el artículo de la editora asistente de tecnología, Dinorah Ereno, sobre el plástico ambientalmente correcto a base de etanol que algunas grandes empresas instaladas en el país están comenzando a producir (en la página 66). Vale lo mismo para el artículo del editor de humanidades, Carlos Haag, que muestra por qué el hip-hop es una expresión vigorosa de las posturas políticas e ideológicas de los jóvenes de las periferias de las metrópolis brasileñas, y termina funcionando como una vía de afirmación de su existencia social efectiva (en la página 80).  También es imperdible la entrevista de Claudia Izique y Ricardo Zorzetto, editores respectivamente de política y de ciencia, con el sanitarista Luiz Hildebrando Pereira da Silva (en la página 10). Hace tiempo que debíamos a los lectores una entrevista con este hermoso personaje de la escena científica y política de este país. Y para terminar, una lectura exquisita: el artículo del editor Marcos Pivetta sobre el químico francés que quiere cambiar la forma en que actualmente cocinamos (en la página 56). ¡Un buen final de año a todos!

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