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Anticoncepcional

Contra los embarazos indeseados

Escasamente utilizados, los anticonceptivos de acción prolongada pueden reducir el riesgo de abortos y la mortalidad materna

diu_verm_fundo_intLuana Geiger Tan sólo un 6% de las brasileñas utiliza algún método anticonceptivo de larga duración, dispositivos que se colocan en el útero o se implantan debajo de la piel y liberan continuamente compuestos capaces de inhibir el desarrollo de las células reproductivas femeninas (óvulos) o de impedir que las masculinas (espermatozoides) lleguen al tracto genital de la mujer. Sin embargo, médicos de la Universidad de Campinas (Unicamp) consideran que esa proporción debería ser bastante mayor, tal vez cercana a la de países de Europa, donde casi un cuarto de las mujeres emplea algún método anticonceptivo de acción prolongada. Los investigadores de la Unicamp llevaron a cabo un estudio que revela que esos métodos contraceptivos son bastante más confiables que los de uso diario o semanal ‒píldoras, parches y anillos vaginales‒ y pueden reducir la mortalidad materna y los abortos inseguros.

Esta conclusión surge de un estudio con más de 20 mil mujeres que, entre 1980 y 2012, fueron atendidas por los ginecólogos de la Unicamp, recibieron asesoramiento sobre métodos anticonceptivos y optaron por los de largo plazo. Al contrario de la tendencia que se registró en el resto del país, los médicos de la universidad siempre trabajaron con métodos de acción prolongada reversible (Larc). El resultado: en los últimos 10 años, calculan que evitaron 547 abortos inseguros, 60 defunciones maternas y 400 muertes de bebés que podrían haber afrontado problemas en el parto o enfermado luego del nacimiento.

Los datos se consignan en un artículo publicado en el mes de octubre en el periódico Human Reproduction. Para el coordinador del estudio, el médico Luis Bahamondes, no es difícil explicar la alta confiabilidad de los métodos Larc, tales como los dispositivos intrauterinos (DIU), o el sistema intrauterino liberador de levonorgestrel (una hormona sintética) y los implantes. Estudios previos ya habían revelado que los Larc fallan en menos del 1% de los casos, mientras que con el uso de píldoras ese porcentaje llega al 10%.

Una de las razones por las cuales los anticonceptivos de uso oral fallan con mayor frecuencia radica en que las mujeres muchas veces se olvidan de tomarlo. Según Bahamondes, si se pudiera acompañarlas diariamente para que nunca dejen de ingerir la píldora, la tasa de fallo sería del 0,1%. “Sería perfecto”, dice, “pero, para eso uno tendría que instalarse en la casa de la paciente”. Ni siquiera los hipertensos, cuya vida depende del uso permanente de medicamentos para mantener la presión bajo control, son tan estrictos como deberían: sólo un 25% de ellos toma el remedio tal como se lo prescribió el médico. “La gente acaba por cansarse de la medicación y la abandona”, comenta Bahamondes. “Con los métodos Larc, ese problema no existe”.

Por cierto, según sostiene, ésa es la primera pregunta que las mujeres que se atienden en la Unicamp generalmente formulan: “¿Cuánto puede fallar, doctor?”. Él comenta que, cuando les informa que quien se coloca un DIU, un sistema liberador de levonorgestrel o un implante, tiene un índice de fallo casi idéntico al de quien se realiza una ligadura de trompas, la mujer nota que no tiene motivo para hacerse la cirugía de esterilización definitiva, aún frecuente en Brasil. Alrededor del 30% de las mujeres en edad reproductiva opta por la ligadura de trompas en el país, mientras que un 25% utiliza anticonceptivos orales.

Cobre y hormonas
Durante las tres décadas de seguimiento, los investigadores compararon la eficacia de tres métodos anticonceptivos de larga duración ‒los DIUs tradicionales, que contienen cobre; los DIUs liberadores de hormonas y los implantes subcutáneos que liberan hormonas‒, además del anticonceptivo inyectable trimestral, que, si bien no figura en la categoría de los de larga duración, también presenta una eficacia superior a la de la pastilla. Tanto el DIU liberador de hormonas como las inyecciones y las pastillas impiden el embarazo inhibiendo la liberación de los óvulos y alterando el moco cervical, que funciona como barrera para los espermatozoides. En tanto, el DIU evita el embarazo porque el cobre es tóxico para las células reproductivas masculinas. Pero ninguno de esos métodos protege contra las enfermedades de transmisión sexual.

El grupo de la Unicamp utilizó un modelo matemático desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la organización Marie Stopes International para calcular el número de muertes y problemas de salud que podrían evitarse mediante los diferentes métodos anticonceptivos. El cálculo se efectuó tan sólo en relación a los últimos 10 años, porque el modelo matemático con los datos brasileños sólo se encuentra disponible para los años más recientes, dice el investigador.

Con esos resultados positivos, ¿por qué los métodos de acción prolongada son tan raros en Brasil? La razón, según afirma Bahamondes, no serían los efectos colaterales, que en el caso de los implantes y DIUs liberadores de hormonas, son similares a los que están expuestas las usuarias de las pastillas. De cualquier modo, el 90% de las mujeres que optan por implantes o DIU hormonal siguen usándolos luego de un año, mientras que más de la mitad de las que comienzan a tomar la píldora la abandonan luego de ese período.

Bahamondes cree que el uso de anticonceptivos de acción prolongada es bajo en Brasil porque el país mantiene una política de cuidado de la salud de la mujer similar a la de Estados Unidos. Allá también predominan las cirugías de ligadura de trompas y el uso de píldoras ‒los Larcs son más comunes en Europa occidental‒, aunque expertos en salud pública estadounidenses comienzan a mostrarse favorables a los anticonceptivos de larga duración, especialmente para las poblaciones más vulnerables, como son las adolescentes.

En un artículo publicado en octubre de 2014 en el New England Journal of Medicine, investigadores de la Universidad de Saint Louis estudiaron durante tres años a un grupo de casi 1.500 adolescentes sexualmente activas de la región de Saint Louis, en el medio-oeste de Estados Unidos. Las muchachas recibieron información acerca de diferentes métodos contraceptivos y se les brindó acceso gratuito a los Larcs. Un 72% de ellas optó por los de acción prolongada. Dentro de ese conjunto, ocurrieron 34 gestaciones no planificadas y 9,7 abortos por cada grupo de mil adolescentes. Esas cifras son bastante más bajas que el promedio para la población estadounidense: 150 gestaciones indeseadas y 42 abortos entre cada mil adolescentes.

“En Brasil, el DIU tradicional se ofrece en la red pública, mientras que el DIU liberador de hormonas casi no existe ni siquiera en la red privada”, afirma Bahamondes. Según éste, también falta capacitación para que los médicos aconsejen a sus pacientes el uso de esos métodos. “Los administradores del SUS [Sistema Único de Salud] todavía no han notado que, desde el punto de vista del costo, los métodos de acción prolongada se emparejan con los de la píldora a largo plazo, con la ventaja de que son más eficaces para evitar los embarazos no deseados”, dice. “No existe en el país una política clara de planificación familiar, entonces, el camino es brindarles la opción a las mujeres para que tengan la posibilidad de escoger el mejor método”, sostiene.

Proyecto
Efectividad y duración del uso de contraceptivos de largo plazo (nº 2012/ 12810-4); Modalidad Apoyo a la Investigación – Regular; Investigador responsable Luis Guillermo Bahamondes (Unicamp); Inversión R$ 72.148,75 (FAPESP).

Artículo científico
BAHAMONDES, L. et al. Estimated disability-ajusted life years averted by long-term provision of long acting contraceptive methods in a Brazilian clinic. Human Reproduction. oct. 2014.

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