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Bioseguridad

¿Cuándo comienza la vida?

El Supremo Tribunal reúne a 22 especialistas antes de votar una acción contra el uso de células madre embrionarias

En la primera audiencia pública de su historia, el Supremo Tribunal Federal (STF) pregunta a 22 científicos: ¿cuándo comienza la vida? La iniciativa fue del ministro Carlos Ayres Britto, informante en el juicio de una acción directa de inconstitucionalidad (Adin) presentada por el ex procurador de la República Claudio Fonteles, alegando que la Ley de Bioseguridad, promulgada en marzo de 2005, al autorizar el uso en investigación de embriones en estadio de blastocisto con hasta cinco días desobedece el artículo 5º de la Constitución Nacional que asegura el derecho a la vida. La audiencia, explicó, era de carácter instructivo y debería aportarle argumentos para la elaboración de un informe que sería presentado a los demás ministros, antes de su votación en el plenario de la alta Corte, probablemente al final de junio. Pretendemos jerarquizar a la sociedad civil organizada, que pasa así a contribuir con un juicio que va a repercutir en la vida de las personas, ya que el STF es una Corte de plasmar destinos, afirmó Ayres Britto.

La audiencia fue seguida por cuatro de los 11 ministros: Joaquim Barbosa, Gilmar Mendes y Ellen Gracie, presidente del STF, además de Ayres Britto. El ministro Ricardo Lewandowski acompañó el debate por Internet. El acto de juzgar es ejercicio de humildad, justifico la ministra. Los invitados fueron organizados en dos grupos: el grupo A, así denominado por el ministro, formado por científicos favorables a la utilización en investigaciones de células madre embrionarias extraídas de embriones fertilizados in Vitro y mantenidos congelados en clínicas de reproducción asistida, y el grupo B, constituido por los que rechazaban la autorización legal.

El grupo A inauguró la sesión matinal de tres horas y media, seguido por el grupo B, que inicio los debates vespertinos, con cuatro horas de duración, antes del Grupo A, siempre acompañados atentamente por una platea de cerca de 300 personas, entre ellas monseñor Odilo Scherer, secretario general de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Los dos grupos se confrontaban por segunda vez. La primera fue en 2004 e inicio del 2005, durante el proceso de votación de la Ley de Bioseguridad en la Cámara de los Diputados y el Senado. Pero en el STF las reglas del encuentro eran claras y rígidas. No es debate contradictorio. Cada grupo escucha al otro grupo. Necesitamos voces para hacer juicio técnico y jurídico, insistió el ministro-relator.

En el grupo a favor, tres eran miembros de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), entidad que ya se manifestó por el uso de las células madre embrionarias en investigaciones. La genetista Mayana Zatz, directora del Centro de Estudios del Genoma Humano es profesora titular de la Universidad de São Paulo (USP), ponderó que la ciencia todavía no podía ofrecer una respuesta definitiva a la indagación del ministro, pero sugirió que el inicio de la vida tal vez pudiese ser definido por oposición a la de muerte, ya reconocida por la legislación brasileña como el momento en que cesan las actividades cerebrales, y a partir del cual queda autorizada la donación de órganos. El embrión congelado no tiene actividad cerebral y puede donar células, argumentó.

Patricia Pranke, de la Universidad Federal de Río Grande del Sur y presidente del Instituto de Investigación con Células Madre, contó que entre los embriones fecundados in vitro solamente una pequeña parcela se presenta simétrica y sin fragmentación y puede ser transferida para el útero de la madre. Aun así ellos tienen un 25% de chance de ser generados. Es por eso que se implanta de cuatro a cinco embriones?, subrayó. Los demás embriones presentan fragmentación y  sus oportunidades de crecimiento van de 0,8% a 6% y todavía hay el riesgo de malformación del feto. Si son congelados, ese porcentaje cae todavía más y el riesgo es mayor. Si esos embriones son inviables, ¿por qué no donarlos para investigaciones, antes de congelarlos?, desafía Patricia.

Para Stevens Kastrup Rehen, presidente de la Sociedad Brasileña de Neurociencias y Comportamiento, la admisión de que la vida comienza en el momento de la fertilización supone que el útero es la esencia sin la cual el óvulo fecundado no se desarrolla. Y nosotros estamos hablando de células que no tuvieron contacto con el útero materno porque la fecundación fue hecha in Vitro, observó.

Conflicto versus confrontación
A diferencia de los embates en el Congreso, los representantes del grupo contrario a la utilización de células madre embrionarias en las investigaciones en ningún momento usaron argumentos de carácter religioso, a pesar de que muchos de ellos hayan sido indicados para el debate por la CNBB. La estrategia fue lanzar un grupo de argumentos filosóficos o enfatizar que las perspectivas de investigación con células madre adultas, además de presentar resultados comprobados en el tratamiento de algunas enfermedades, ya habría demostrado la plasticidad suficiente para expresarse en tejidos y músculos, lo que convertiría innecesario el uso de embriones congelados.

Lenise Aparecida Martins, profesora adjunta del Departamento de Biología Celular de la Universidad de Brasilia, invocó los resultados de las investigaciones con el genoma humano para recordar que, en la fecundación, ya están definidas las características genéticas. Ya es posible saber si será alto o bajo, rubio o moreno y hasta  sí tendrá enfermedades genéticas, afirmó. Exhibió un slide con una pila de CDs: Cuando se mira una pila de CDs, no se sabe lo que está gravado, pero se sabe que está allá.

La bióloga Claudia Batista, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), defendió la idea de que la vida humana es progresiva y continua. Del óvulo hasta la persona adulta hay cambios, pero es la misma identidad. El cigoto es la primera célula del homo sapiens que dispara el programa de desarrollo intrínseco del ser.Y Lílian Piñero Eça, doctora en biología molecular y coordinadora del curso Células madre adultas del Centro de Estudios Universitarios (CEU), de la Universidad Sagrado Corazón (USC), afirmó que, desde el momento de la fecundación, el embrión entabla un diálogo químico con los 75 mil billones de células del cuerpo de la madre.

En tanto, Alice Teixeira Ferreira, docente de biofísica de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), y Marcelo Paulo Vaccari, cirujano plástico y vicepresidente del Instituto de Investigación Célula Madre de la USC, prefirieron salir en defensa del uso de células madre adultas en investigaciones. Se afirma que las células embrionarias, diferentemente de las adultas, se pueden  diferenciar en cualquier tejido. Eso no es verdad. Tenemos evidencias de que existe la posibilidad de que las células adultas tengan esas mismas características. Eso ya fue probado en animales, garantizó Alice. Tenemos 72 aplicaciones con células madre adulta con resultados positivos contra cero con células madre embrionarias, contabilizó Vaccari.

Sentencia en junio
Ese no fue el único momento en que un murmullo silencioso barrió la platea contenida solamente por las reglas de conducta establecidas por Ayres Britto. El ministro, algunas veces, interrumpió sus anotaciones para recordar a los presentadores que ellos deberían atenerse a los argumentos científicos, filosóficos o antropológicos sin incursiones en el terreno del derecho, territorio de la Suprema Corte  y evitar la provocación. No se puede confundir el conflicto, que es saludable, con la confrontación, que es una batalla campal, advirtió.

Fue en ese clima que la biofísica Lygia da Veiga Pereira, doctora en genética humana y directora del Laboratorio de Genética Molecular de la USP, retomó la argumentación a favor del uso de las células madre embrionarias. Recordó que las investigaciones con células madre adultas se remontan a la década de 1950, pero se restringen, básicamente, a los transplantes de medula ósea, sin efecto en el tratamiento de otras enfermedades Cualquier otra aplicación está en el ámbito de la investigación y la plasticidad de esas células todavía está en prueba, enfatizó. Las investigaciones con células madre embrionarias son más recientes, en los años 1990. Hoy ya somos capaces de diferenciarlas en piel, sistema nervioso y músculo en las investigaciones con ratones domésticos pequeños. Nuestro esfuerzo es  adaptar los modelos de animales para el modelo humano. Las investigaciones, todavía no llegaron a los estudios clínicos por razones de seguridad. Si pudiéramos hacer investigación, seremos capaces de llegar a eso, subrayó.

Clase de ciencia
Claudio Fonteles, autor de la acción directa de inconstitucionalidad que motivó la audiencia, acompañó atentamente las casi ocho horas de debate. Fuimos obsequiados con una clase de ciencia, conmemoró. Hoy cayó el mito de que hice eso por ser católico. Todo  mi trabajo fue hecho con base en la ciencia. Yo defiendo que la vida humana comienza con la fecundación.

Para el ministro Ayres Britto, desde el punto de vista técnico, la contribución de los científicos fue decisiva. Podremos ahora formular un concepto operacional sobre la vida para convertir a la Constitución más eficaz. Ese es un tema ramificado, multidisciplinar, afirmó en una concurridísima entrevista en el intervalo entre las dos sesiones. Si la sentencia de la Corte de hacer destino, como él dice, fuera favorable a lo que ya está previsto en la Ley de Bioseguridad, la investigaciones con células madre embrionarias seguirán su curso. Si la decisión fuese contraria  lo que significa que los ministros concluyeron que la vida comienza en la fecundación y, a partir de ese momento, debe ser protegida, las investigaciones serán interrumpidas. Pero el efecto de ese juicio va mucho más lejos y tendrá repercusión en áreas como la de la salud. Si la Adin es acatada, será necesario rever, inmediatamente, la legislación que autoriza la fertilización asistida, ejemplifica Luiz Eugênio Araújo de Mello, pro-rector de Graduación de la Unifesp y vicepresidente de la Federación de las Sociedades de Biología Experimental.

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