En el cerebro, además de las neuronas, hay microglías, unas pequeñas células con ramificaciones que protegen el sistema nervioso central combatiendo a los agentes infecciosos y colaborando en la eliminación de las células muertas. La neurocientífica Katherine Prater y el bioquímico Kevin Green, ambos de la Universidad de Washington en Seattle (EE. UU.), extrajeron muestras de microglías del cerebro de personas fallecidas que padecían mal de Alzheimer y de individuos sin la enfermedad para comparar el patrón de activación de los genes. En comparación, las microglías de las personas con alzhéimer mostraban más genes activos asociados a la inflamación, que si bien es necesaria para eliminar los microorganismos invasores y las células enfermas, cuando se intensifica o se prolonga, se torna perjudicial: los compuestos inflamatorios pueden dañar células sanas y contribuir a la progresión de la enfermedad de Alzheimer. La identificación de este perfil convierte a las microglías en un blanco potencial para el desarrollo de nuevas terapias contra el alzhéimer, aunque hasta ahora las pruebas con fármacos antiinflamatorios no han mostrado efectos significativos (Nature Aging, 29 de mayo; ScienceAlert, 26 de agosto).
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