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Cuando la cultura es amenazada por la naturaleza

El Genoma Humano puede mostrar que ciertos problemas de nuestro comportamiento tienen una base gen

Renato Janine Ribeiro

En los últimos 200 años experimentamos una separación entre la naturaleza y la cultura, que groseramente definió los límites de las ciencias biológicas y las ?exactas? con las humanas. Estas fronteras nunca fueron pacíficas. Se movieron al calor de escaramuzas interminables; pero, en líneas generales, funcionaron¹.La emergencia de la idea deBildung , o formación, en el siglo XIX, fue decisiva para gestar aquello que hoy en día denominamos ciencias humanas. Éstas consideran que el hombre no es un ser dado por naturaleza, sino constituido -en grande e indefinida medida- por su entorno, también humano. De allí nacieron ideas tales como educación y cultura. Hasta aquella época, no teníamos nada comparable con lo que hoy denominamos educación.

En vísperas de la Revolución Francesa, aparecen tres ideas maestras, conjugadas, que van a cambiar el mundo. Una de ellas es la deeducación , es decir, la idea de que el individuo humano es mutable, de acuerdo a cómo haya sido criado en el transcurso de sus decisivos años de formación. El que mejor la formula es Rousseau, en elEmilio . Otra es la idea dehistoria como ciencia -la idea de que la colectividad humana cambia según la época: lo moderno es diferente de lo antiguo. Saint-Just puede así decir que ?la felicidad es una idea nueva en Europa?, y convocar a los franceses a terminar con la injusticia del régimen monárquico. Una tercera idea es la derevolución : es posible cambiar deliberadamente toda la organización de la propia sociedad.

Hasta entonces, esa palabra evocaba a los movimientos de los astros, que cumplen siempre la misma trayectoria -por tanto, todo volvía al mismo lugar, nada cambiaba, solamente se perturbaba un poco la estabilidad. Pero, con la Revolución Americana y la Revolución Francesa, el términorevolución pasa a asignarse al cambio radical -y para muchos, prometedor.Podríamos agregar otras ideas, que a su vez tienen todas en común la cuestión de que el ser humano es pasible de modificación -no es dado de una sola vez y para siempre. Es visto como una creación de sí mismo, mediante un trabajo específico, vinculado a la convivencia social, a la acción de unos sobre otros (y recíprocamente).

En ese cuadro, los antropólogos -pero no solamente ellos- se especializaron en la idea de que la cultura es la dimensión característica del ser humano. Como, mientras tanto, cobran impulso las ciencias de la naturaleza -más antiguas, pues comenzaron en el siglo XVII-, es de entenderse que el hombre se convierta en una excepción a las ciencias naturales.Claro que el ser humano puede ser el objeto de la biología -pero, lo que ésta considerará en nosotros no es lo mismo que consideran las ciencias humanas. Sin embargo, esa frontera será siempre problemática. Si me enfermo, ¿cómo voy a tratarme? Lo obvio es medicarme, si la dolencia afecta a mi cuerpo,. Pero sabemos que existen enfermedades de base psicológica. ¿Seré tratado por un médico o por un psicoterapeuta? Esta cuestión, por la cual deben haber pasado en su vida personal muchos de los lectores dePesquisa FAPESP , catapulta a la escena de la esfera micro la pregunta macro sobre las fronteras entre naturaleza y cultura.

Cuando un amigo mío, psicoanalista, cada vez que tengo un problema físico, bromea y dice: ?Yo siempre digo que el psicoanálisis sale más barato?, toma partido a favor de la cultura. Cuando otro amigo, neurocientífico, dice: ?Me gustaría haber conocido el cerebro de las bailarinas rusas famosas de comienzos del siglo XX?, se pone del lado de la naturaleza.¿Y eso que tiene que ver con el ADN? Quizá ningún avance científico reciente tuvo tanto relieve en los medios de comunicación como un desdoblamiento de ese descubrimiento, que ahora llega a los 50 años: la investigación sobre el Genoma Humano, que, dicho sea de paso, llevó a la FAPESP a tener, como punto destacado en su imagen pública, los estudios brasileños sobre el genoma. El salto cualitativo que esto representa en las ciencias no puede ignorarse. El desciframiento del genoma permitirá detectar y tratar enfermedades antes de que éstas hagan eclosión -en el propio feto quizás. Podremos, quien sabe, poner fin a la miopía. Estono solamente ocupará el lugar de toda una parte de la medicina, que saldría del software (remedios) para entrar en el hardware (una intervención quirúrgica preventiva, que evoca a la ingeniería), sino que puede también poner en jaque a todo un campo de las ciencias humanas.

El gran ejemplo de esto es lo que se discute sobre la homosexualidad. En los últimos años, ya sea comoby-product de las investigaciones sobre el genoma, o como resultado de otras investigaciones, con seguridad inspiradas en el ejemplo de aquéllas, algunos científicos afirmaron haber encontrado la base natural de la homosexualidad. El tema es controvertido. Psiquiatras informan de casos de gemelos univitelinos, de los cuales uno es homosexual y el otro no -lo que pone en cuestión la tesis del fundamento natural de la homosexualidad.

De todas maneras, el Genoma Humano hizo cintilar la expectativa de que una gama de problemas que solemos atribuir a la cultura o a la educación, es decir, a la formación humana del ser humano, podrían tener bases genéticas -y siendo así, las podríamos identificar y, quien sabe, resolverlos. Por eso puede alterarse la línea divisoria entre naturaleza y cultura. Las escaramuzas de fronteras continuarían existiendo, pero el trazado de éstas sería otro. Me asombra que ésta no sea la principal discusión hoy en día en las ciencias humanas. Si el conjunto de propósitos reunido en el Proyecto Genoma Humano se confirma, el papel de las ciencias humanas se verá reducido.

Las disciplinas más afectadas serán probablemente las más ligadas a la idea de cultura: la antropología y el psicoanálisis. Por eso mismo, éstas deberían conocer y discutir mejor el ADN. Evidentemente, si las expectativas del proyecto se confirman, deberemos ser los primeros en aceptar sus resultados. No se trata de combatirlos en nombre de cualquier corporativismo de área. Pero debemos discutir que significa eso.Y por eso mismo debemos explicitar los argumentos que hacen que muchos de nosotros seamos algo escépticos con relación a las promesas del Genoma Humano. En primer lugar, la publicación de sus resultados en febrero de 2001 fue un anticlímax.

Se esperaba que el desciframiento del genoma resolviera una serie de misterios sobre el ser humano; lo que se vio es que falta todavía investigar mucho. Por eso, y aunque los medios de divulgación científica no hayan hecho precisamente la crítica de aquellas expectativas, dichos medios, discretamente, redujeron el alcance dado a ellas. Tres años atrás, el Genoma Humano aparecía como una enorme promesa, una divisoria de aguas; actualmente, ya es un poco menos.Pero lo mismo habrá de brindar resultados, que espero permitan vencer muchas enfermedades e insuficiencias humanas. Personalmente, soy entusiasta con relación a esas perspectivas.

Con todo, debo exponer cual es el gran argumento para el escepticismo de las ciencias humanas: existe una enorme tendencia del serhumano a querer considerarse una cosa, un objeto. El aceptar que somos indeterminados naturalmente, que seremos lapidados por la educación y la cultura, y que de ello resultan diferencias relevantes y irreductibles a los genes, es muy difícil. Significa aceptar que existe algo muy precario en la condición humana. Al menos a una parte de esa precariedad o indeterminación, algunos la denominaránlibertad . Pero ni siquiera la libertad es tan valorada como se imagina. Ella implica responsabilidades. Y frente a esto es común que se desee algo que resuelva nuestros problemas, independientemente de nosotros mismos. Son innumerables los relatos de psicoterapeutas, psiquiatras y psicoanalistas sobre personas que quieren ?curar? sus problemas psíquicos con un remedio. Son también incontables los enfermos que se hacen estudios y más estudios, sin encontrar la etiología física de sus males, lo que lleva al propio médico a recomendar una terapia.

Parece que se busca la comodidad en la condición de cosa. Si yo soy un objeto, es decir, si yo soynaturaleza , mis males son independientes de mi voluntad. Por cierto, lo que está en discusión no es tanto qué fue lo que los causó, sino cómo resolverlos: si puedo solucionarlos con un remedio o una cirugía, no necesito responsabilizarme a fondo por ellos. Me trataré a mí mismo como un objeto.Pero la postura de las ciencias humanas y del psicoanálisis es otra. Gran parte de la experiencia humana proviene precisamente del hecho de constituirnos como sujetos. Ese papel es pesado. Por eso, cuando éste entra en crisis -cuando mi libertad de elección amorosa o política o profesional resulta en sufrimiento-, puedo aliviarme buscando una solución que reemplace mi papel de sujeto por el de objeto. Un antidepresivo puede tener esa sencilla función. Cuando tomo un Prozac o un Lexotan, renuncio a la posición de sujeto de mi vida psíquica y la convierto en objeto de orden natural.

Sabemos todos, más todavía en una sociedad estresada e histérica como la nuestra, cómo es difícil sostener la responsabilidad y la libertad por la vida personal. De allí que se desee la pasividad, la renuncia a la libertad. Ahora bien, estos temas fueron ampliamente discutidos por las ciencias humanas. Es decir, con todo respeto a lasverdades que el Proyecto Genoma Humano traiga a la luz, en las ciencias humanas tenemos elementos como para trabajar aquello que es el mito ubicado detrás de éste.

¿Y eso que quiere decir? Que en el ámbito de las ciencias humanas, debemos prepararnos para el cambio de fronteras. Pero también tenemos mucho que decirles a los colegas que descifran el código genético. Podemos mostrarles cuánto hay de mito en la imagen pública de su proyecto. Podemos discutir de qué manera ese mito atiende a un público de gente que quiere -paradójicamente- librarse de su libertad, a un mercado que precisamente por eso vende bien, a empresas que obtienen ganancias con ello, a poderes públicos que prefieren eseapproach a aquél, mucho más plagado de dudas, el de las ciencias humanas. Pienso que este diálogo respetuoso entre ambas partes sería muy rico. Y si Brasil apuesta a ello, hará algo que prácticamente no se ha hecho en el resto del mundo.

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