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RECURSOS HUMANOS

De la escuela pública a la universidad

En su séptima edición, el concurso de conocimientos de la Universidad de São Paulo (USP), exclusivo para los estudiantes de la red educativa del estado paulista, bate el récord de inscripciones y busca acercar a los jóvenes a las carreras de grado

La experiencia con el Cuco ayudó a Marcela Tonelli, de 18 años, a ingresar este año a la licenciatura en Física de la USP. Tras su participación en el concurso, Geovânio Monteiro, de 20 años, aprobó los exámenes de ingreso a la USP en 2022 y 2023. Hyan Tuzi resultó premiado con una exención del pago de la tasa de la Fuvest y, en 2022, ingresó a la USP en la licenciatura em Matemática Aplicada y Computacional

Archivo personal | Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Cuando comenzó a cursar el primer año de la enseñanza media en una escuela pública del municipio de São Carlos, en el interior paulista, la estudiante Marcela Amanda Tonelli, de 18 años, estaba deseosa de estudiar una carrera de grado en física. Ese mismo año, en 2021, a instancias de sus profesores, se inscribió y participó en el Concurso de Conocimientos y Oportunidades de la Universidad de São Paulo (Cuco). La evaluación, que se realiza en la modalidad online e incluye 18 preguntas repartidas entre ciencias de la naturaleza, ciencias humanas, matemática y lenguajes, fue su primer acercamiento a un examen similar al de ingreso a la universidad, en el que pudo poner a prueba sus conocimientos y el autocontrol de su nerviosismo en las dos horas cronometradas estipuladas para responderlo todo.

Con el mejor rendimiento de su clase, ganó una beca de iniciación precientífica en el campus de la USP en la ciudad, que la habilitó a asistir a clases semanales de física y al desarrollo de un proyecto de investigación. En 2022, se saltó un año y pasó directamente a tercero. Volvió a concursar y accedió a cursos a distancia para preparar el examen de admisión. “Descubrí que las universidades públicas tienen plazas reservadas para los egresados de las escuelas públicas, lo que me hizo sentir más segura”, dice Tonelli, quien aprobó el ingreso a la licenciatura en Física en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) y en el Instituto de Física de la USP (IFSC), optando por este último, donde ingresó en 2023.

Tonelli forma parte de los 4.492 alumnos de la red de enseñanza estadual paulista que han participado en el Cuco y consiguieron entrar en uno de los campus de la universidad paulista en los últimos seis años, de los cuales alrededor de un 55 % corresponde a mujeres. En su séptima edición, celebrada en agosto, el concurso gratuito dirigido exclusivamente a estudiantes de la enseñanza media pública batió su propio récord: se inscribieron 141.254 alumnos – en comparación con los 18.000 de la primera edición – procedentes de 3.012 escuelas de 605 municipios.

En total, 117.651 estudiantes realizaron el examen y 15.888 obtuvieron como premio un certificado y cursos online de formación complementaria para preparar el examen de ingreso a la universidad, con derecho a formular preguntas en foros de debate con estudiantes universitarios de la USP. Algunas escuelas también organizarán visitas a los campus de la universidad y las 15 con más alumnos participantes en el Cuco asistirán a conferencias sobre curiosidades de la USP y a un espectáculo de física con demostraciones de experimentos. “A pesar del nombre del programa, el objetivo último no es promover una competencia, sino estimular el proceso educativo de los estudiantes, acercarlos a la universidad pública y mostrarles que es un lugar para ellos”, dice el físico y educador Herbert Alexandre João, del IFSC-USP, coordinador ejecutivo del Cuco.

El concurso, una iniciativa de extensión universitaria del programa Ven a Saber [Vem Saber], vinculado al IFSC, surgió como una forma de ampliar el acceso a la educación superior pública de los estudiantes de la enseñanza media pública. Fue una respuesta a la política de cupos de la USP para los estudiantes de las escuelas públicas, aprobada en 2017 para el ingreso en 2018, que aumentó gradualmente del 37 % al actual 50 % de las plazas reservadas en las carreras de grado, un 37,5 % destinadas a candidatos autodeclarados negros, pardos e indígenas. “No basta con que se creen vacantes, los estudiantes tienen que saber que tienen ese derecho. Nadie elige lo que no sabe que existe”, dice el físico.

En ediciones anteriores, tan solo se premiaba a un alumno de cada división. Este año, a petición de los propios estudiantes y de sus profesores, los tres primeros de cada clase han recibido certificados de oro, plata y bronce.

Uno de los premios que reciben los alumnos es el acceso a cursos complementarios ofrecidos por la USP, pero la iniciativa no pretende ser un cursillo de preingreso popular, un modelo que durante décadas ha apuntado a preparar a los jóvenes con vulnerabilidades socioeconómicas para los exámenes de admisión a la universidad. En el IFSC, los miembros del equipo del Cuco suelen recomendar estos cursos a los concursantes de la ciudad de São Carlos. “Nuestro trabajo es ofrecer una formación complementaria”, dice el físico Antonio Carlos Hernandes, del IFSC, creador del Cuco, quien era el prorrector de Grado de la USP cuando se implementó la reserva de plazas.

Como el foco está puesto en el proceso de aprendizaje, se clasifica a los estudiantes según el año que cursan y su escuela. “Cada escuela tiene su propia realidad y así, los alumnos que compiten cuentan con las mismas condiciones educativas”, dice Hernandes, quien organizó un libro sobre la experiencia Cuco, que salió publicado este año. “El propósito de este sistema es incentivar a los alumnos y mantenerlos motivados”, añade. Tras realizar la prueba, que se formula con preguntas específicas basadas en los contenidos curriculares de cada año de la enseñanza media, el comité de evaluación fija una nota de corte estipulada a partir del rendimiento estadual promedio.

Hyan Tuzi, de 20 años, dice que se sentía desanimado con sus estudios cuando cursaba el tercer año de la enseñanza media pública en el municipio de Penápolis, en 2021, en plena pandemia de covid-19. Consideró la posibilidad de presentarse al examen de ingreso, aun sintiéndose bastante inseguro, e incluso solicitó una exención de la tasa de la Fuvest [acrónimo en portugués por Fundación Universitaria para el Examen de Ingreso], pero olvidó adjuntar un documento y le denegaron la solicitud. “Fue entonces cuando recordé que la coordinadora de la escuela había dicho que cualquiera que ganara un premio en el Cuco de ese año quedaría exento del pago de la tasa de la Fuvest. Decidí participar”, recuerda. Quedó en una buena posición, obtuvo la exención y utilizó los cursos en línea a los que también tuvo acceso para preparar el examen de admisión en su casa. Dado su interés por las ciencias exactas, en 2022 ingresó a la licenciatura en matemática aplicada y computacional en la USP. En 2023, los estudiantes premiados no tendrán derecho a esta exención porque el convenio con la Fuvest se canceló.

El rol de los docentes
Según Hernandes, el examen online del Cuco es solamente una de las etapas. Desde el registro en el sitio web, pasando por la inscripción, la prueba propiamente dicha y luego el acceso a los contenidos creados para los alumnos, todo ha sido planificado para que ellos conozcan los caminos que deberán recorrer cuando se inscriban en los procesos selectivos de las universidades.

Este año, con la implementación de una plataforma propia – antes el programa estaba alojado en la página web de la Fuvest –, 106 colaboradores docentes distribuidos en las 91 direcciones de enseñanza del estado tendrán acceso al desempeño de las clases participantes. La idea es que lleven esta información a los directores y coordinadores pedagógicos, quienes podrán evaluar qué contenidos deben reforzarse en su institución. “Nosotros solamente somos los organizadores. En realidad, todo ocurre gracias a la movilización de los profesores y directores”, dice Hernandes. El equipo suele visitar las escuelas a lo largo del año para conocer sus demandas.

Marcos Santos / USP imagensEstudantes que participaron del concurso de 2019, cuando el mismo constaba de una fase presencial. En el campus de la USP en la localidad de Pirassununga, los estudiantes recibieron su certificado de participación en el CucoMarcos Santos / USP imagens

Patrícia Chade, coordinadora de ciencias y biología de la dirección de enseñanza del municipio de Araçatuba, en el interior paulista, y experta en los planes de estudios de ambas disciplinas, es una de las profesoras que colabora con la iniciativa. Suele animar a docentes y alumnos a participar en proyectos que induzcan a los jóvenes a plantearse una carrera universitaria, entre ellos el Cuco. “En cuanto se anuncia el plazo para inscribirse en el concurso, envío mensajes a los coordinadores y a los profesores en grupos de WhatsApp. Llevo a cabo un seguimiento de las inscripciones de las escuelas a través de la plataforma online y las promuevo entre las que no participan tanto, dice. “Los docentes cuentan que, como los alumnos se están presentando a un examen de la USP, muchos le pierden el miedo al examen de ingreso y se sienten más animados”.

También está la figura del profesor incentivador: este año hubo 5.131 inscritos. Por primera vez, 91 de ellos obtuvieron como premio becas completas para cursar los MBA USP/Esalq de 18 meses, entre los más votados por los alumnos. La profesora de biología Isabela Garcia, de la Escuela Estadual José Augusto Lopes Borges, de Araçatuba, fue una de las premiadas y pretende hacer el MBA de gestión escolar.

Además de las clases de biología, es responsable de la asignatura Proyecto de Vida, en la que los alumnos de nivel fundamental y medio encauzan sus metas hacia una trayectoria. Utiliza estas clases para estimular el debate sobre el acceso a las universidades públicas y dar a conocer los concursos de conocimientos.

Una de las alumnas que recibió el aliento de García fue Laura Sutil da Silva, de 17 años, que cursa el tercer año de la enseñanza media, acertó todas las respuestas del examen Cuco de este año y obtuvo un certificado de nivel oro. “No creía mucho en mí misma, no pensaba que fuera tan capaz. Empero, después de ver lo bien que me fue este año, empecé a tener más confianza en mi capacidad para intentar conseguir una plaza en las universidades federales y estaduales”, dice la joven, quien duda entre presentarse al examen de admisión en Física o Zoología.

Isabela Garcia dice que participar en el Cuco también podría ayudar a los estudiantes a prepararse para el Examen de Ingreso Paulista Seriado, conocido como “Provão Paulista”, que comenzará a aplicarse este mismo año, en el que las calificaciones de los alumnos de tercer año se tendrán en cuenta para la admisión en 2024. El año que viene se utilizarán las notas acumuladas de las pruebas realizadas en 2º y 3º año de la enseñanza media. Y en 2025 se tendrán en cuenta los tres años. Según la Secretaría Estadual de Educación, habrá unas 13.000 plazas disponibles en las carreras de educación superior de las tres universidades paulistas – la USP, la Universidad de Campinas (Unicamp) y la Universidade Estadual Paulista (Unesp) –, en la Universidad Virtual del Estado de São Paulo (Univesp) y en las Facultades de Tecnología (Fatecs) del Centro Paula Souza. “El examen Cuco es una evaluación anticipada, porque abarca conocimientos generales y puede servir de termómetro para que los alumnos evalúen las áreas en que necesitan estudiar más”, dice García.

Obstáculos casi invisibles
Los años de experiencia con el concurso les han permitido a los organizadores identificar lo que ellos llaman “obstáculos invisibles” a los que se enfrentan los estudiantes antes de presentarse al examen de ingreso. Ya en 2017, cuando se inició el proyecto, una de las dificultades era la falta de documentos necesarios para inscribirse, como el número del Código de Personas Físicas (CPF). “Llevamos esta información a la Secretaría de Educación, que comenzó a aconsejar a los estudiantes para que obtengan su CPF de inmediato. Hoy en día ya es algo raro que esto suceda”, dice Hernandes.

Alumnos y profesores también se confunden a la hora de completar el cuestionario socioeconómico para solicitar las ayudas estudiantiles que ofrecen las universidades o la exención del pago de la tasa del examen de ingreso. “Muchos piensan que se trata de los ingresos mensuales de la familia y no de los ingresos per cápita. Un estudiante cuya familia está compuesta por cinco personas con un ingreso mensual de unos 8.000 reales [menos de 1,5 salarios mínimos por persona] tiene derecho a solicitar ciertas ayudas y a menudo no se da cuenta”, dice Herbert.

Este año, a pesar de que el Cuco ha registrado alrededor de 180.000 inscripciones en su sitio web, un proceso en el que el alumno crea un nombre de usuario y una contraseña, unos 40.000 estudiantes no se inscribieron para el examen, que es una segunda etapa. “Muchos pensaron que al registrarse ya estaban inscritos. Puede ocurrir lo mismo cuando se inscriban en el examen de ingreso de la Fuvest, porque el proceso es el mismo”, explica el coordinador ejecutivo del proyecto. “Parecen detalles menores, pero pueden marcar la diferencia entre ingresar a la universidad o perder un año de estudios. En cada edición llevamos estas dificultades que advertimos a las direcciones de enseñanza”, añade.

Según refieren las docentes entrevistadas para la elaboración de este reportaje, otro temor recurrente de los jóvenes en las aulas es no tener cómo mantenerse en una nueva ciudad si aprueban y necesitan mudarse para continuar sus estudios. Por eso, uno de los premios para los concursantes de este año será una transmisión en directo vía internet sobre los programas de permanencia de la USP.

Durante mucho tiempo, Geovânio Alves Monteiro, de 20 años, alumno de una escuela pública del municipio de Casa Branca, en el interior paulista, no había pensado presentarse al examen de ingreso a una universidad pública. No sabía nada de los cupos reservados ni de los programas de ayuda. Por entonces, conciliaba su trabajo en un supermercado con los estudios. “Lo que veía en mi ciudad era que la gente estudiaba en las universidades privadas de la zona”, recuerda. Se presentó a los exámenes Cuco mientras cursaba la enseñanza media, quedó como el primero de su clase en tercer año y también ganó una exención para la Fuvest, lo que lo motivó a presentarse al examen de admisión.

En 2021 ingresó a la carrera de Ciencias Exactas en el IFSC, pero a finales de 2022 decidió que quería cambiar de área. Volvió a hacer todo el proceso selectivo y en 2023 empezó a cursar Ciencias Sociales en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH). Consiguió ayudas estudiantiles para mudarse de ciudad nuevamente, en este caso a São Paulo. “Ya he empezado a participar en grupos de investigación y me he propuesto conseguir una beca de iniciación a la investigación científica. Quiero ser investigador”, barrunta.

Libro
HERNANDES, A.C. et al. CUCo. Aproximando os estudantes de escolas públicas da universidade. São Carlos: Pró Cultural Encadernadora e Editora, 91p. 2023. ISBN: 978-65-265-0265-5.

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