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SOCIEDAD

De qué manera los cambios urbanos redefinen al fútbol de potrero

Una modalidad deportiva que se transforma debido al crecimiento de las ciudades y a la escasez de terrenos para jugar a la pelota

Un partido en un campito de la periferia paulistana: los potreros están desapareciendo de las áreas centrales

Rogério Souza Silva

Los fines de semana, el Campo de Marte, en el barrio paulistano de Casa Verde, congrega a cientos de personas alrededor de seis canchas de fútbol de tierra, es decir, sin césped. Se calcula que cada sábado y domingo se disputan allí al menos 200 partidos, mientras los hinchas ven los cotejos sentados en sillas plegables y los niños corretean por el predio. Algunos equipos visten uniformes, otros juegan sin camiseta e incluso algunos jugadores se arriesgan a jugar descalzos. Estas escenas, habituales en todo Brasil desde hace más de un siglo, se están volviendo cada vez más raras a medida que las ciudades crecen y la especulación inmobiliaria avanza. De este modo, el llamado fútbol de várzea, tal el nombre que se le da en el país a los campitos o potreros, que surgió a partir de la ocupación espontánea de terrenos y la movilización comunitaria, tiene que vérselas con la escasez de áreas disponibles para jugar los partidos y disputar los espacios con edificios, estacionamientos y centros comerciales.

Los primeros registros de la práctica de fútbol en Brasil se remontan a finales del siglo XIX. En aquella época, migrantes, inmigrantes, afrodescendientes y obreros organizaban partidos en canchas improvisadas en las tierras bajas a orillas de los ríos, las llamadas várzeas o vegas −llanuras de inundación−, junto a las vías del ferrocarril o en terrenos baldíos. En el caso de la ciudad de São Paulo, uno de los primeros partidos que registran los periódicos se jugó en 1895, cuando Charles William Miller (1874-1953), un brasileño de ascendencia británica, organizó un encuentro en Várzea do Carmo, en el barrio de Cambuci. “Este espacio, que con el tiempo se convirtió en un bastión del fútbol amateur paulistano, marcó el inicio de la difusión de este deporte por toda la ciudad”, dice el geógrafo Alberto Luiz dos Santos, uno de los curadores de la muestra Vozes da várzea, que se exhibe en el Museo del Fútbol de São Paulo hasta finales de abril.

Según Dos Santos, quien defendió su tesis doctoral sobre el fútbol de potrero en la Universidad de São Paulo (USP) en 2021, miembros de la elite paulistana fundaron clubes tales como Sport Club Internacional, Clube Atlético Paulistano y São Paulo Athletic Club, que a partir de 1902 disputaron campeonatos en el Velódromo Paulista, considerado el primer estadio de la ciudad de São Paulo. “De este modo, parte del fútbol que se practicaba en la ciudad vivió un proceso de elitización”, dice el investigador. Al mismo tiempo, el fútbol de potrero proliferó en los descampados paulistanos, ocupando zonas inundables y terrenos baldíos. “La ciudad, atravesada por ríos, ofrecía terrenos bajos y llanos que, al secarse, se transformaban en canchas de fútbol”, narra la historiadora Diana Mendes Machado da Silva, quien realiza una pasantía posdoctoral en la The New School, en Nueva York, una institución de educación superior centrada en las ciencias sociales y la filosofía.

Colección del Museo del Fútbol / Colección Santa Marina / Derechos reservados | Colección del Museo del Fútbol / Colección Vila Varela / Derechos reservados El plantel del Santa Marina Atlético Clube, de São Paulo, fundado en 1913. Al lado, jugadores en una cancha cercana a una zona fabril, también en la capital (sin fecha)Colección del Museo del Fútbol / Colección Santa Marina / Derechos reservados | Colección del Museo del Fútbol / Colección Vila Varela / Derechos reservados

Durante aquel período, la ausencia de un sistema profesional organizado les permitía a los equipos populares competir contra los clubes de la elite, en una relación relativamente cercana. Los partidos eran organizados por la Liga Paulista de Fútbol (LPF), fundada en 1901. Según el antropólogo Enrico Spaggiari, del Grupo de Estudios de Antropología de la Ciudad, de la USP, la década de 1930 se caracterizó por un proceso de profesionalización del fútbol en Brasil. “En aquellos primeros tiempos, los potreros mantuvieron un estrecho vínculo con los equipos profesionales, funcionando como semilleros de talentos”, dice el investigador, uno de los organizadores del libro Futebol popular, publicado el año pasado por la editorial Ludopédio, con el apoyo del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología (INCT) Estudios del Fútbol Brasileño. “En las décadas siguientes, los equipos profesionales comenzaron a estructurar sus categorías juveniles, por lo que esta transición directa se volvió cada vez más difícil”.

A partir de la década de 1930, al tiempo que el fútbol se profesionalizaba, los equipos amateurs se multiplicaron en São Paulo. Este movimiento cobró un gran impulso entre los operarios de las fábricas y los habitantes de las barriadas obreras, parte de ellos inmigrantes europeos, que empezaron a organizar sus equipos. Asimismo, los pobladores de los territorios negros de los barrios de Barra Funda, Bixiga, Peruche, Glicério y Várzea do Carmo formaron agremiaciones, al igual que las comunidades establecidas a lo largo del tendido del ferrocarril. “El fútbol de várzea emergió como una práctica que iba más allá del deporte: fue una forma de apropiación de la ciudad, a través de la cual la gente limpiaba los terrenos, demarcaba las canchas y organizaba competencias”, subraya Dos Santos, curador de la exposición en el Museo del Fútbol.

Mendes Machado da Silva coincide. Para la historiadora, los clubes de várzea no son solamente espacios deportivos, sino también puntos de encuentro y articulación social y política de las comunidades que vivían y trabajaban a la vera de los ríos. En su maestría defendida en la USP en 2013, la investigadora estudió la evolución histórica de la Associação Atlética Anhanguera, fundada por trabajadores ítalo-brasileños en 1928 y que aún existe. Los resultados de su trabajo salieron publicados en un libro lanzado en 2017 por la editorial Alameda. “Inmigrantes pobres, exesclavizados y, posteriormente, migrantes del nordeste de Brasil fueron quedando al margen de las oportunidades de acceso a la vivienda y el empleo en la ciudad. Por eso, recurrieron a agremiarse asociativamente para ayudarse mutuamente en estas cuestiones prácticas, como así también para fundar clubes orientados al esparcimiento, como fue el caso de la Associação Atlética Anhanguera y el fútbol popular y amateur que se propagó por toda la ciudad”, explica.

Rogério Souza SilvaUn partido en la cancha del Xurupita Futebol Clube, situado en Jardim Vivan, en la zona oeste de São PauloRogério Souza Silva

En Porto Alegre, los equipos organizados por jugadores negros cumplieron un rol fundamental en la consolidación del fútbol de potrero, según afirma Mauro Myskiw, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS). “La población negra organizaba sus propias ligas, lo que dio lugar a un movimiento deportivo singular. Proporcionaban un espacio de inclusión y sociabilidad cuando los clubes tradicionales imponían restricciones raciales a la elección de sus planteles”, describe el investigador, quien también es uno de los coordinadores de la línea de investigación “Fútbol comunitario y de várzea” del INCT mencionado anteriormente. Esta iniciativa, creada en 2022, es financiada por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).

Según Myskiw, los primeros registros del fútbol de potrero en la capital de Rio Grande do Sul se remontan a los albores del siglo XX. En aquel tiempo, el deporte se practicaba principalmente en los clubes étnicos fundados por inmigrantes italianos, alemanes y portugueses.

A partir de las décadas de 1930 y 1940, las ligas organizadas por personas negras se expandieron por toda la ciudad, según el investigador. Más tarde, los jugadores negros comenzaron a ser aceptados en los equipos profesionales que antes los excluían por el color de su piel. “Al tener la posibilidad de jugar en equipos cada vez más estructurados, esos atletas fueron gradualmente siendo incorporados a la escena deportiva más amplia”, dice el investigador, alusión a una de las constataciones que efectuó en su investigación.

Del mismo modo que en la capital paulista, en Belo Horizonte (Minas Gerais), durante las décadas de 1930 y 1940, el fútbol popular estaba fuertemente asociado a las fábricas y a la industria siderúrgica. “Los clubes vinculados a estas empresas tenían mayor capacidad económica para contratar jugadores”, dice el historiador Raphael Rajão Ribeiro, autor de una tesis doctoral sobre la cultura futbolística popular en ese municipio, defendida en la Fundación Getulio Vargas (FGV) de São Paulo en 2021. “Oficialmente se los contrataba como obreros, pero en la práctica se dedicaban a jugar al fútbol”, prosigue Rajão Ribeiro, docente del Instituto Federal de Ceará (IFCE) y uno de los organizadores del libro Futebol popular.

Ta Santana / Copa Centenário / PRHUno de los equipos ganadores de la edición 2024 de la Copa Centenario, que se disputa en Belo Horizonte desde 1997Ta Santana / Copa Centenário / PRH

En Río de Janeiro, la estructura geográfica del fútbol de várzea en sus orígenes estaba vinculada a la red ferroviaria que conectaba el centro con los suburbios. En la ciudad, al fútbol de potrero también se lo conoce como fútbol suburbano. En su doctorado defendido en la Universidad Federal Fluminense (UFF) en 2023, el historiador Glauco José Costa Souza analizó el fútbol suburbano en barrios tales como Engenho de Dentro, Madureira y Olaria entre 1906 y 1930.

El investigador dice que la creación del Campeonato Carioca en 1906 impulsó la formación de equipos de elite, mientras que los barrios de la periferia comenzaron a organizar sus propias competencias, como la Liga Suburbana de Futebol. “Los clubes suburbanos se fortalecieron a través de sus propias ligas, fomentando una intensa cultura futbolística en los suburbios cariocas”, subraya Costa Souza, quien utilizó como fuentes a los periódicos de aquella época, entre otros, Jornal do Brasil, Gazeta de Notícias y Gazeta Suburbana, así como documentos oficiales de los clubes. Según el historiador, en su mayoría los equipos suburbanos de la ciudad desaparecieron, y los que sobrevivieron hasta los días actuales fueron aquellos cuyos jugadores fueron comprados por clubes grandes o encontraron formas alternativas de financiarse, mediante el aporte de comerciantes locales o con fondos provenientes del llamado jogo do bicho [la quiniela de animales, una popular lotería clandestina].

Para Osmar Moreira de Souza Junior, profesor de educación física y coordinador del Grupo de Estudios e Investigaciones de los Aspectos Pedagógicos y Sociales del Fútbol de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), el fútbol de potrero y el amateur deben analizarse, hoy en día, de forma diferente. Desde su óptica, el fútbol aficionado se ha convertido en un subgrupo del fútbol de potrero o de várzea, que sigue caracterizándose por la informalidad y la ocupación espontánea de terrenos. “Por otra parte, el fútbol amateur comprende a equipos que empezaron como cuadros de várzea y evolucionaron hacia un modelo institucionalizado, con torneos regulares, estadios pequeños y mecanismos financieros para mantener a sus equipos”, describe De Souza Junior, uno de los coordinadores del libro intitulado Do futebol moderno aos futebóis transmodernos [Del fútbol moderno al fútbol transmoderno], ganador del Premio Jabuti Académico 2024 en la categoría Educación Física, Fisioterapia, Fonoaudiología y Terapia Ocupacional.

Periódico Correio Paulistano, 19 De Mayo De 1940 / Reproducción Sitio Web del Museo del FútbolLa noticia de un partido disputado por equipos femeninos en la inauguración del Estadio Pacaembu, en 1940Periódico Correio Paulistano, 19 De Mayo De 1940 / Reproducción Sitio Web del Museo del Fútbol

Es lo que ocurre, por ejemplo, en São José do Norte y Pelotas, en el interior del estado de Rio Grande do Sul. Allí, el fútbol amateur se organiza con un nivel de eficiencia comparable al de las ligas profesionales, según refiere el profesor de educación física Luís Carlos Rigo, de la Universidad Federal de Pelotas (UFPel). “En estas ciudades, las diferentes ligas de fútbol amateur poseen sitios web oficiales para divulgar los resultados de las fechas, las estadísticas de tarjetas rojas y otros datos detallados de los campeonatos locales”, dice Rigo, uno de los coordinadores de la línea de investigación Fútbol Comunitario y de Várzea del INCT.

En São Paulo, el fútbol de potrero se está transformando. En un artículo publicado el año pasado, Spaggiari, de la USP, recuerda que las costas de los ríos Pinheiros y Tietê albergaban decenas de canchitas hasta las primeras décadas del siglo XX, muchas de las cuales se fueron perdiendo con la construcción de las avenidas costaneras, las llamadas marginais, en los años 1950. A partir de la década de 1980, la densificación de la metrópolis se intensificó, reduciendo drásticamente la disponibilidad de terrenos libres para esta práctica.

En otro estudio, realizado en 2023 para el Departamento de Patrimonio Histórico de la Municipalidad de São Paulo, Spaggiari mapeó y documentó la historia de los campos de fútbol y clubes independientes de la ciudad. “En la lógica de la urbanización, los potreros de barrio ocupan una posición cada vez más precaria. Hoy en día, en su mayoría se encuentran en las periferias de la ciudad”, informa. Una de las excepciones es Campo de Marte, situado en el centro de la ciudad.

Otro de los cambios tiene que ver con la profesionalización de algunos de los equipos barriales. Según Moreira de Souza Junior, de la UFSCar, estos equipos han pasado a clasificarse como amateurs. Según sostiene, este proceso fue impulsado por las competencias a gran escala, como la Copa Kaiser, que comenzaron a organizarse a partir de la década de 1990 en la capital paulista. Los torneos aumentaron la visibilidad de ciertos equipos, que empezaron a ser patrocinados por empresas. “La creciente presencia en las redes sociales, con transmisiones de los torneos en vivo y producción de contenidos digitales hizo que los partidos fueran rentables y fortaleció los circuitos económicos”, añade Dos Santos, curador de la muestra del Museo del Fútbol. “En la actualidad, se calcula que en São Paulo hay más de mil equipos de fútbol de aficionados, aunque se trata de una cifra imprecisa, ya que surgen muchos anualmente, y a la vez otros cesan sus actividades”, continúa el geógrafo, quien analizó la situación contemporánea del fútbol de várzea paulistano en un artículo publicado en 2019.

CassimanoTorneo del Festival Femenino de Fútbol de Várzea, disputado en 2021 en Campo de Marte, en São PauloCassimano

La historia de los equipos de fútbol femenino no profesionales ha llamado la atención de la historiadora Aira Bonfim, quien defendió una maestría sobre el tema en la FGV de São Paulo en 2019. Según la investigadora, los periódicos conservan registros que muestran a niñas disputando partidos con niños en clubes de elite de la ciudad desde 1915. En aquellos primeros tiempos, el fútbol femenino también lo practicaban artistas de compañías circenses, que jugaban al fútbol en escena. En 1926, el Circo Piolin, por ejemplo, presentó un espectáculo en su carpa montada en la plaza Largo do Paissandu (São Paulo), en el que actrices vestidas con el uniforme del equipo Palestra Itália, el actual Palmeiras, disputaron un partido.

Con el tiempo, la práctica de este deporte entre las mujeres se propagó hacia las periferias. “La década de 1930 marcó un crecimiento sustancial de los equipos de fútbol femenino, fundamentalmente en Río de Janeiro. En esa década existían al menos 15 equipos femeninos en los barrios periféricos de la ciudad”, subraya Bonfim. A medida que las mujeres demostraron sus habilidades con el balón, empezaron a ser invitadas para inaugurar los campeonatos masculinos. En 1940, por ejemplo, dos de esos equipos cariocas femeninos fueron invitados a jugar en la inauguración del estadio Pacaembu de São Paulo. “La presencia de las jugadoras escandalizó al público”, cuenta la historiadora, una de las fundadoras del Centro de Referencia del Fútbol Brasileño (CRFB), del Museo del Fútbol.

En 1941, el gobierno de Getúlio Vargas (1882-1954) vetó la práctica del fútbol femenino en Brasil, prohibición que se mantuvo vigente hasta 1979. “No obstante, ellas siguieron jugando durante este período, organizando partidos bajo el pretexto de realizar eventos benéficos, practicando en espacios cerrados como clubes y escuelas y en zonas periféricas, donde se mantenían lejos de cualquier tipo de vigilancia”, relata la investigadora. Un hito reciente en la escena paulistana tuvo lugar en 2019. Ese año, la jugadora Maria Amorim, residente del barrio de Parelheiros, en la zona sur de la ciudad, fundó una liga femenina inédita, que desde entonces organiza campeonatos con equipos de diversos barrios del municipio. “En la actualidad hay 150 equipos femeninos activos en la ciudad”, celebra Bonfim, quien realizó este mapeo en el marco de un curso de extensión que impartió en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), en 2022.

Este artículo salió publicado con el título “Pelota trabada” en la edición impresa n° 349 de marzo de 2025.

Artículos científicos
SPAGGIARI, E. “Profissionalização” da várzea?: Controvérsias e dinâmicas do rodar no futebol popular paulistano. INTERthesis – Revista Internacional Interdisciplinar. v. 211, n. 1. 2024.
SANTOS, A. L. Lugares do futebol no Jaraguá/SP: Lógicas de organização, expressões simbólicas e tendências do futebol de várzea contemporâneo. FuLia. v. 2, n. 2. 2019.
RIBEIRO, R. R. Festivais esportivos varzeanos em Belo Horizonte: Memória social da cultura futebolística popular. FuLia. v. 3, n. 3. 2018.

Libros
RIBEIRO, R. R. et al. Futebol popular. São Paulo: Editora Ludopédio, 2024.
SOUZA JÚNIOR, O. M. et al. Do futebol moderno aos futebóis transmodernos: A utopia da diversidade revolucionária. São Carlos-SP: EdUFSCar, 2023.
BONFIM, A. F. Futebol feminino no Brasil: Entre festas, circos e subúrbios, uma história social (1915-1941). São Paulo: Edición de la autora, 2023.
SILVA, D. M. M. Futebol de várzea em São Paulo: A Associação Atlética Anhanguera (1928-1940). São Paulo: Editora Alameda, 2017.

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