El artículo “Trece pasos para el juicio final: la nueva era del desarme nuclear de Estados Unidos y Rusia”, de Diego Santos Vieira de Jesus, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, intenta explicar por qué los líderes de Estados Unidos y Rusia no implementaron efectivamente el plan de acción de trece puntos prácticos para lograr el desarme nuclear, establecido en la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear en el año 2000. Las decisiones relacionadas con los trece puntos, tomadas por los miembros de los Ejecutivos de las dos mayores potencias nucleares, son vistas como resultado de la conciliación de imperativos internos y externos por aquellos individuos, que enfrentan dilemas estratégicos en el nacional e internacional. Fueron consideradas las escuelas políticas de miembros de los poderes Ejecutivo, Legislativo y de los principales grupos de poder de ambos países, tanto como la distribución de poder sobre la formulación de la decisión nacional, establecida por las instituciones políticas domésticas. Las hipótesis indican que los integrantes de los Ejecutivos de esos países –apoyados por gran parte de los miembros de los Legislativos y por los principales grupos de interés involucrados, tales como las Fuerzas Armadas- intentaron asegurar la autonomía para definir la estructura y la composición de fuerzas estratégicas y tácticas, modernizar arsenales atómicos y operar una fuerza capaz de lidiar con contingencias que involucren no sólo a las potencias nucleares tradicionales, sino principalmente a los nuevos estados que poseen armas de destrucción masiva y organizaciones terroristas.
Contexto Internacional – v. 30 – nº 2 – Río de Janeiro – Mayo /Agosto de 2008
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